Título: Anna Karénina
Autor: Lev Tolstói
Páginas: 1008
Editorial: Alba
Precio: 14,95 euros
Año de edición: 2013
Año de edición: 2013
Pues siguiendo los libros recomendados en la Lista Savater por el filósofo donostiarra y superando una asignatura pendiente, he tenido la suerte de poder leer al fin Anna Karénina, el gran clásico de la literatura rusa, una novela como la copa de un pino. Una verdadera obra maestra, excelente ejemplo de la narrativa realista decimonónica.
La novela, publicada originalmente en 1877, arranca con uno de los mejores principios que recuerdo, una frase lapidaria que está pidiendo mármol: «Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera». A parir de ahí comienza una narración de largo aliento, larga como la vida, que cuenta la vida sentimental de tres parejas (Stefan, hermano de Anna, y su mujer Dolly, hermana a su vez de Kitty, pretendida por Levi, y el atractivo Vronsky, que primero cortejará a Dolly y luego se enamorará de Anna) como tema principal, rodeado de varias historias menores de personajes secundarios, hasta casi componer una enciclopedia informal de las emociones y de las diferentes maneras de amar que tienen las personas.
Con caracteres muy bien descritos, personalidades complejas psicológicamente y relaciones llenas de matices, se dibuja una trama complicada, que atraviesa en ocho partes otras tantas épocas en la vida de los personajes, con distintas alternativas y personas que evolucionan según pasa el tiempo: enamoramiento, pasión, cansancio, traición, celos... todas las etapas del afecto narradas con mucha habilidad, en un libro que se lee con la facilidad de los superventas y tiene un cierto toque mágico difícil de explicar. Quizás consista en penetrar con facilidad enlos sentimientos de los personajes haciéndolo además de manera amena y con belleza estética.
También sirve esta novela para ver cómo era la alta sociedad rusa del siglo XIX, los círculos sociales de San Petersburgo, los bailes de sociedad, las relaciones entre propietarios y campesinos, las casas nobles que recibían visitas un día fijo de la semana (nosotros recibimos los lunes), el amor visto como algo que hay que pasar, como la escarlatina o el sarampión, las diferentes costumbres matrimoniales de la época: en Francia lo concertaban los padres, en Inglaterra se dejaba libertad de acción a los interesados y en Rusia, una tía de confianza se encargaba de concertar el enlace.
Una novela muy moderna, que dedica espacio a los seis protagonistas principales con bastante equidad, pasando de uno a otro sucesivamente hasta el final, con sorpresa incluida, en el que la tensión dramática se centra en Anna Karénina y queda así convertida en figura central de la historia.
Se dice que Tolstói entrevió en una fiesta el aristocrático codo de una dama, que resultó ser la hija mayor de Puskin, Maria Hartung. Esa noche soñó con ella y de ahí surgió la primera idea del personaje de Anna. Por otro lado, detrás de la peripecia vital de Levi, otro de los personajes, se esconden rasgos de la vida del propio autor.
Una novela espléndida, que debe figurar en esas listas que se hacen de libros que no hay que dejar de leer. Un clásico de fama muy merecida, es pero que lo disfrutaréis si es que no lo habéis leído ya.
Una novela espléndida, que debe figurar en esas listas que se hacen de libros que no hay que dejar de leer. Un clásico de fama muy merecida, es pero que lo disfrutaréis si es que no lo habéis leído ya.
Maria Hartung, la inspiradora de la figura de Anna Karénina
Lev Tolstói (Yásnaya Poliana, 1828-1910) nació en una familia de la vieja nobleza rusa, sus padres eran condes. Comenzó a estudiar Derecho, pero abandonó muy pronto los estudios para acompañar a su hermano en la Guerra de Crimea. Allí comenzó a escribir y su experiencia en el frente le marcó profundamente.
Cristiano, vegetariano, esperantista, anarquista y
pacifista, llegó a cartearse con Gandhi, entonces en Suráfrica, para intercambiar ideas sobre la desobediencia civil. También se escribió con Rilke, Bernard Shaw, el zar Nicolás II y un montón de personalidades hasta llegar a escribir 10 000 cartas que se conservan en el Museo Tolstói de Moscú.
Era supersticioso
y siempre que abría un libro por primera vez, lo hacía por la página
28. A los treinta años, una osa le mordió en la cara durante una
cacería. En su diario escribió simplemente: «Fuí a cazar osos, el 21 maté uno; el 22 otro me mordió».
Las obras completas de Tolstói ocupan 90 tomos. Sus ideas sobre la no violencia activa influyeron a muchas personalidades, como Ghandi o Martin Luther King. Antes de morir pidió que le enterrasen junto a su yegua favorita, Delire. Es uno de los grandes escritores de la literatura universal.
Lev Tólstoi
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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