viernes, 28 de diciembre de 2018

Los tarahumara - Antonin Artaud

             
Título: Los tarahumara
Autor: Antonin Artaud

Páginas: 153

Editorial: Pepitas de calabaza
     
Precio: 16,50 euros

Año de edición: 2018


Antonin Artaud, poeta disidente y maldito, abandonó los círculos surrealistas parisinos al ver que sus componentes abrazaban el materialismo dialéctico y se hacían comunistas. Deseoso de continuar con su labor, lo que él llamaba «una demolición de la cultura occidenta, viajó a México en 1936 buscando las culturas precolombinas.

Allí le esperaba el caldo de cultivo de las culturas primigenias, según sus propias palabras «En México hierven crudas las fuerzas del subsuelo», y en su estancia conoció a los indios tarahumara, cuyo nombre significa «los de los pies ligeros» por su capacidad para recorrer largas distancias, una etnia de unos 40 000 indios viviendo en una cultura paleolítica, sin la palabra «dios» y con usos sociales completamente distintos a los nuestros.

«Viven como si ya hubiesen muerto - dice Artaud -. No ven la realidad y extraen fuerza del desprecio que sienten por la civilización». Compartían sin dar las gracias, como la cosa más natural del mundo, y su vida espiritual giraba alrededor del peyote, el extraño hongo alucinógeno cuya raíz tiene forma de hermafrodita.

El poeta francés entró en contacto con los sacerdotes del peyote, aprendió la danza sagrada y conoció al señor de todas las cosas, «la noche que anda sobre la noche». Este libro reúne los textos que relatan en primera persona su experiencia en aquel viaje mítico y deslumbrante, que cambió su vida y su manera de pensar, en el que cuajaron muchas de las ideas que luego llevaría a su práctica artística. Un viaje iniciático por regiones de la mente entonces desconocidas. 

Luego vendrían Carlos Castañeda y sus «Enseñanzas de Don Juan», la generación beat, los gringos que bajaban a México igual que nosotros bajábamos al moro en busca de experiencias psicodélicas y los viajes organizados para probar el peyote y la ayahuasca. Pero antes de todo eso, el pionero fué un poeta francés, maldito entre los malditos, que descubrió todo un mundo buscando una cultura sin contaminar por la nuestra.

Este es un libro legendario, publicado por primera vez en 1945, agotado durante mucho tiempo, que ahora ha editado la editorial Pipas de calabaza. Una oportunidad para revivir el significado y las sugerencias de un viaje único.

Antonin Artaud (Marsella, 1896-1948) fué una de las figuras del surrealismo. Experimentó prácticamente con todos los géneros literarios en busca del arte total. Creo el llamado «Teatro de la crueldad» e influyó en toda la dramaturgia posterior. Fué también actor y participó en «Napoleón» (1927) de Abel Gance  y en «La pasión de Juana de Arco» (1928) de Dreyer.

Hijo de un armador francés, a los cuatro años sufrió un ataque de meningitis que le dejó un carácter nervioso e irritable. El dolor y una cierta paranoia le acompañaron durante toda su vida y estuvo internado en sanatorios psiquiátricos varias veces, la más larga duró 9 años. Por añadidura, la temprana muerte de su hermana, cuando él tenía nueve años, le marcó profundamente.

En 1920 viajó a París, comenzó a publicar poesía y conoció a André Breton, que acababa de publicar el manifiesto surrealista. Asumió el cargo de director dell Instituto de Investigaciones Surrealistas. Comenzó a escribir teatro y su  primeros fracasos le llevaron a encerrarse durante días para teorizar sobre el género, lo que dió lugar al Teatro de la crueldad, aquel que apuesta por el impacto violento en el espectador. Para ello, las acciones, casi siempre violentas, se anteponían a las palabras, liberando así el inconsciente en contra de la razón y la lógica.

Luego viajó a México, conoció a los tarahumara y se dedicó al estudio de la Astrología, la Numerología y el Tarot. Le sobrevino una serie de crisis nerviosas y pasó largas temporada internado. Murió en 1948 de cáncer de colon. Nos dejó una obra variada y rompedora, poesía, teatro, ensayo, novela, que ha influido a toda la literartura francesa posterior.

Antonin Artaud

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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