domingo, 29 de octubre de 2023

La question - Henri Alleg

 

Título: La question                                                                                                                 Autor: Henri Alleg

Páginas: 146 pág.

Editorial: Hiru

Precio: 13,37 euros

Año de edición: 2010

Creo que, por una vez y sin que sirva de precedente, no voy a recomendar que leáis este libro. Bueno, se puede leer la segunda parte, la entrevista que le hicieron al autor en 2001, la primera es demasiado dura. Es el escalofriante testimonio de un periodista que fue torturado por los paracaidistas franceses durante la guerra de independencia de Argelia. Una narración completa y pormenorizada que no ahorra ningún detalle al lector. Son 61 páginas demasiado fuertes. Probablemente es suficiente con conocer su existencia.

El protagonista es Henri Alleg, el director del periódico Alger républicain, el único diario argelino independiente, no controlado por el gobierno francés, un medio incómodo que había sufrido varios cierres, multas y el acoso continuo de las autoridades, que finalmente lo cerraron. Fue detenido en 1957 por reconstruir el Partido Comunista Argelino, que estaba prohibido, y por atentado contra la seguridad del estado.

Le llevaron al cuartel improvisado por los paracaidistas galos y allí le sometieron a varias sesiones en las utilizaron golpes, el hambre y la sed, electricidad, agua y pentotal, el llamado suero de la verdad,  que provoca una verborrea incontrolable. Pero, a pesar de que utilizaron los más refinados y espantosos métodos de aplicación, no consiguieron que colaborase en absoluto. Henri aguantaba todo con educación y firmeza, recordaba a sus torturadores sus derechos, les decía que no les temía, que lo iba a soportar todo y le vieron tan resistente que al final, le dejaron por imposible. Estuvieron sopesando la posibilidad de torturar a su mujer en su presencia, como habían hecho ya con algunos detenidos, pero finalmente, no lo hicieron. Utilizaron al pobre Maurice Audin, comunista como él y amigo suyo, también detenido torturado y al final, desaparecido, para que le explicase lo duro que podría llegar a ser aquello, pero no consiguieron nada.

Uno de los motivos del increíble aguante de Alleg era que, como periodista, quería a toda costa grabar todos los detalles en su memoria, sobrevivir y poder luego contarlo todo. O al menos así era al principio, al final probablemente perdió la noción del tiempo, del espacio y de casi todo, solo le quedaba su voluntad de resistir. También le ayudaros los rumores que corrieron por su detención y las dudas de algunos de los mandos franceses.

El caso es que le enviaron a una prisión convencional y allí escribió estas páginas, que aparecieron en Francia publicadas en 1958, cuando el autor estaba todavía encarcelado. El libro causó un impacto tremendo, se vendieron 60.000 ejemplares en pocas semanas y fue prohibido sin contemplaciones, pero siguió circulando de manera clandestina. Henri conocía los nombres de sus torturadores y de sus mandos, por algo era periodista, y aparecen con todas las letras en la obra.

Años más tarde, pudo demostrar toda su historia porque pudo describir con todo detalle las habitaciones, pasillos y estancias del edificio que había servido como cuartel improvisado de los paracaidistas donde le habían torturado y, desde luego, no era una prisión, por lo que su presencia allí no estaba justificada.

La entrevista posterior, que le hizo el periodista Gilles Martin en 2001, es muy interesante y cuenta detalles relevantes, como: que una vez censurado, Le Canard enchaîné publicó todo e libro en una página doble con una letra microscópica, lo que causó un récord de venta de lupas; de tres generales responsables de aquellas barbaridades, uno de ellos lo negó siempre todo, otro confesó y se mostró profundamente arrepentido y un tercero alardeó de los excesos cometidos los justificó con contundencia; que hubo más de 3000 desaparecidos en pocos meses y que fueron los franceses los que introdujeron el método de tirar al mar a los detenidos desde un helicóptero con los pies metidos en un bloque de cemento, y que algunos mandos franceses se quedaban espantados al ver cómo los mismos métodos utilizados por los nazis contra los integrantes de la resistencia, eran aplicados por franceses contra sus propios compatriotas en Argelia.

En fin, una obra impresionante, imprescindible para conocer el mundo en el que vivimos y la historia reciente, escrito con un estilo periodístico preciso, mesurado y muy correcto, sin excesos. Un libro de los que le dejan a uno impactado, de lo que dejan huella.

La traducción del original en francés, tersa y ajustada, es de Beatriz Morales Bastos, traductora de inglés y francés. Esta edición viene acompañada de una apasionada y certera presentación del dramaturgo y ensayista Alfonso Sastre (Madrid, 1921-2001). En el título se ha mantenido el original en francés, porque además de aludir a la cuestión, la tortura, resulta que en francés «appliquer la questión» significa poner en el potro, interrogar con intimidación, malos tratos o tortura.

Como hemos dicho, este libro fue prohibido en Francia al poco tiempo de ser publicado por Éditions de Minuit. Ahora mismo, se puede encontrar con facilidad en ese país, pero curiosamente, en España resulta difícil de encontrar en castellano. Casi la mejor opción es comprarlo por internet en Amazon.

Henri Alleg (Londres, 1921-2013), que en realidad se llamaba Henry Salem, fue un periodista franco-argelino, miembro del Partido Comunista Francés y director del periódico Alger républicain. Es especialmente conocido por su denuncia de la tortura perpetrada por los franceses durante la guerra de Argelia.

Hijo de judíos ruso-polacos, nunca abrazó completamente su identidad judía debido a sus opiniones sobre el estado Israel, al que consideraba colonialista y racista. Con 18 años se fue a Argelia, se afilió al PCF y a los 30, era ya el director del Alger républicain. Pasó a la clandestinidad en 1955, el mismo año que prohibieron su periódico y en 1957 fue detenido por los paracaidistas en casa de su amigo Maurice Audin. Estuvo detenido un mes, fue torturado en varias sesiones, pero no quebraron su voluntad.

Luego estuvo un mes en un campo de prisioneros y en la prisión civil de Argel, donde no tenía cama, manta, espejo, silla ni mesa, solo un agujero y un grifo. Tres años después de su detención fue juzgado y condenado a 10 años de cárcel. Le transfirieron a la prisión de Rennes (Francia), de donde se escapó a Checoslovaquia estando en al enfermería, gracias a la ayuda de compañeros comunistas.

En 1965 regresó a Francia. Participó en la refundación de su famoso diario, volvió a ejercer el periodismo y firmó en 2000 el manifiesto de los 12, en el que una docena de personalidades pedían al gobierno francés que reconociese las torturas perpetradas durante la guerra de Argelia.

Falleció en 2013 a los 92 años de edad. En su funeral, celebrado ante representantes de los gobiernos de Argelia y Francia, se leyó un mensaje del presidente argelino en el que se decía que su libro «"La question" es uno de los textos más importantes entre los que, por su impacto universal y por la conciencia que han despertado en todo el mundo mundo, han contribuido indiscutiblemente al servicio de la noble causa de los derechos humanos
».

Henri Alleg

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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