lunes, 20 de septiembre de 2021

Las muertas - Jorge Ibargüengoitia

 

Título: Las muertas                                                                                                            Autor: Jorge Ibargüengoitia

Páginas: 176

Editorial: RBA

Precio: 20 euros

Año de edición: 2009

México es ese país que más bien parece un subcontinente. Abigarrado, variadísimo, vital, apasionante, arrebatador, y con una de las culturas más interesantes y variopintas del mundo. Y, en medio de ese panorama, una violencia hiperbólica y omnipresente, única, que distorsiona la realidad y da lugar a una manera de vivir singular.

¿Se puede embotellar todo eso en forma de narración, sin que sea demasiado dura, ni gore? Se me ocurren dos ejemplos, al menos, dentro de una de las literaturas más inagotables y ricas que puedan encontrarse: los libros de Martín Solares y los de Jorge Ibargüengoitia.

En esta ocasión, Ibargüengoitia nos ofrece 16 relatos que pueden leerse como independientes o como capítulos de una pequeña novela río, coral y con multitud de personajes que van pasándose unos a otros el testigo del protagonismo. Violencia desmedida y medida, drama, pasiones, genio latino, una forma de narrar objetiva y contenida, peripecias increíbles e imprevisibles contadas como cotidianas y una atmósfera única. Todo eso y mucho más se encuentra en estos textos mágicos y telúricos, envolventes e inolvidables, hipnóticos y extraordinarios. Los he leído casi sin respirar y de un tirón.

En este reportaje novelado, se cuenta la terrible historia de Las Poquianchis, dos hermanas proxenetas, llamadas en el libro las Balandro, y de los crímenes que cometieron en los años 50 y principios de los 60. En el texto se advierte de que «Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios», con lo que queda claro que hay hechos y detalles inventados y no se sigue el rigor periodístico. Además, el autor no se centra en la terrible cadena de asesinatos cometidos por las dos hermanas y sus cómplices, sino en las relaciones personales y algunas historias de amor especialmente significativas que rodearon todo el caso.

La historia empieza tangencialmente, con una historia de despecho, venganza y celos que, curiosamente, sirvió para destapas todo el caso cuando un detenido, Simón Corona, contó que había ayudado a enterrar un cadáver. El hilo narrativo bordea el horror, pero no se sumerge en él, sino que explora sus márgenes, literariamente más interesantes.

No deja de ser curioso que lo que creó una realidad terrible fue la decisión de prohibir la prostitución en el estado, lo que aumentó la presión sobre un sistema de trata de blancas ya de por sí, extremo. Las hermanitas llegaron a ser las asesinas en serie más prolíficas, que se sepa, de la historia del país.

No tenga miedo el lector de enfrentarse a un texto truculento, morboso y terrible de atrocidades sin cuento. En realidad, toda la historia está bastante suavizada y no se recrea en ningún momento en los aspectos más truculentos. Ibargüengoitia demuestra aquí ser un narrador más que solvente, que sabe muy bien lo que hace y domina el oficio de atrapar la atención del lector y reducir los recursos estilísticos al mínimo. El resultado es un libro impactante e inolvidable. Buenísimo. Un clásico de siglo XX.

Este libro se publicó por primera vez en 1977 y es bastante difícil de encontrar, a pesar de las ediciones sucesivas que ha lanzado RBA. Quizás lo más aconsejable sea buscarlo en bibliotecas y librerías de segunda mano.

México es otra realidad y este es una de sus crónicas.

Jorge Ibargüengoitia

Jorge Ibargüengoitia, (Guanajuato, México 1928 – Mejorada del Campo, Madrid 1983) fue ante todo un autor con un alto sentido crítico y sarcástico, siempre ridiculizando a los personajes de sus obras, muchos de ellos personajes del poder político y económico de la época. Nunca le gustó que le consideraran un simple humorista, ya que se trataba de un escritor serio y riguroso.

Siendo pequeño quedó huérfano de padre y creció entre mujeres, su madre y sus tías, que siempre desearon que se hiciera ingeniero. Entró en la Facultad de Ingeniería de la UNAM pero no acabó los estudios. Más tarde comenzó los estudios de Filosofía y Letras porque quería ser dramaturgo y recibió las clases de Teoría y Composición Dramática que daba Rodolfo Usigli, al que más tarde hicieran embajador pasando el testigo como docente a Jorge.

En 1962 se publica su obra «El atentado», galardonada con el Premio Casa de las Américas. En 1964 sale a la luz su primera novela «Los relámpagos de agosto», con la que inició una exitosa carrera como novelista, en la que habla de la última fase de la Revolución mexicana y de la clase político-militar de su país.

El escritor decide junto a su mujer, la pintora inglesa Joy Laville quien ilustró las portadas de sus libros que publicó en la editorial Joaquín Mortinz, trasladar su residencia a París para trabajar de manera intensa en la que sería su séptima novela. Fruto de esta decisión es reacio a asistir al encuentro de escritores en Bogotá al que fue invitado. En el último momento decide hacerlo y embarca en el vuelo 11 de Avianca que se estrella en el Aeropuerto de Barajas en Madrid el 27 de noviembre de 1983. A la vez desaparece el borrador de su nueva novela al llevarla consigo.

En el mismo vuelo viajaban el poeta y novelista peruano Manuel Scorza, el matrimonio formado por el crítico literario uruguayo Angel Rama y la crítica de arte argentino-colombiana Marta Traba, y la pianista catalana Rosa Sabater. Sus restos mortales fueron trasladados al Parque Florencio Antillón, Guanajauto donde una placa reza: «Aquí yace Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su tatarabuelo, quien luchó contra los franceses».

El Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato otorga anualmente el Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia. En el año 2000 se abrió al público la primera biblioteca pública de la Red Nacional, que coordina el Conaculta, con el nombre de Jorge Ibargüengoitia en San Bartolomé, Guanajuato.

 
Caricatura de Jorge Ibargüengoitia

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

2 comentarios:

  1. Qué personaje, qué historia y qué novela. De este autor solo me sonaba su apellido vasco, como el de tantos españoles e hispanoamericanos. Era de Guanajuato, donde las momias, y falleció en accidente aéreo, que es la manera más espectacular y estruendosa de morirse; a la mexicana. La violencia en México es endémica. Está tan enraizada en la sociedad que se ve como algo normal y natural. Desde fuera, parece una locura. Recuerdo que aquel gran mexicano de adopción que se llamó don Luis Buñuel contaba en unas páginas de su último suspiro, sus memorias, algunas anécdotas sobre la violencia mexicana, que él consideraba plenamente surrealista por su carácter gratuito. Todo el mundo iba armado, si una conversación subía de tono lo siguiente a la discusión era una balacera, la gente desaparecía sin dejar ni rastro y nadie se escandalizaba lo más mínimo, los líos de faldas terminaban a puñaladas, llevar una camisa de manga corta era sinónimo de pederasta. Y la sangre corría a raudales como si fuese agua. Para Buñuel, este surrealismo de la violencia mexicana superaba la más retorcida imaginación de un artista surrealista parisino. Un país surrealista en ese aspecto. Esta estupenda reseña me anima a leer cuanto antes a este gran cronista de la parte más oscura, pero también fascinante, de México.

    Saludos cordiales.

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  2. Gracias por el comentario. Sí, el libro es como imaginas, muy recomendable.

    Salud y libros.

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