martes, 3 de septiembre de 2019

Reflexiones o sentencias y máximas morales - La Rochefoucauld


Título: Reflexiones o sentencias y máximas morales
Autor: La Rochefoucauld

Páginas: 214

Editorial: Bruguera

Precio: 3 euros

Año de edición: 1984

Después de ser un joven seductor, bello y valiente en la batalla, y un conspirador contra el poder establecido, el duque de La Rochefoucauld pasó su vejez como elegante cortesano y escritor de éxito, uno de los más importantes en la Francia del siglo XVII debido a dos publicaciones: sus memorias, que levantaron ampollas entre sus conocidos, y estas máximas y reflexiones, mil veces citadas y mencionadas, que resumen su pensamiento.

Publicado en 1665, este libro se compone de 500 máximas morales, 5 retratos y 19 reflexiones, texto un poco más largos que lo anteriores. Nuestro duque era un auténtico maestro del epigrama, un pionero del aforismo, capaz de sintetizar en una frase ideas profundas y reveladoras.

Fueron muy populares en su época. Voltaire dijo que habían contribuido decisivamente a educar el espíritu de los franceses, Montesquieu las definió como los refranes de la gente con talento, y se convirtieron en uno de los libros de cabecera de pensadores tan radicales y potentes como Schopenhauer y Nietzsche.

En ellas, el refinado duque resume su experiencia de la vida y las relaciones humanas, y su conocimiento de las pasiones humanas. Observador agudo, lúcido y desencantado, su visión del ser humano puede resumirse en uno de sus aforismos más conocidos, «Nuestras virtudes no son, las más de las veces, más que vicios disfrazados». Pero hay muchas más ideas interesantes en estas páginas:

«Son precisas mayores virtudes para soportar la buena suerte que la mala».

«El hombre cree a mendo conducirse cuando es conducido».

«Nunca se es tan dichoso o tan desgraciado como uno imagina».

«El entendimiento siempre se ve engañado por el corazón».

«El afán por parecer listo impide frecuentemente llegar a serlo».

«Hay personas a las que los defectos sientan bien, en tanto que otras resultan desfavorecidas por sus buenas cualidades».

«Casi ningún hombre es lo bastante listo como para darse cuenta de todo el daño que hace».

«Estamos muy lejos de conocer todas nuestras voluntades».

«El mérito de un hombre no debe juzgarse por sus buenas cualidades, sino por el uso que hace de ellas».

En fin, un clásico mil veces reproducido en almanaques, citas y envoltorios de caramelos, que no merece ser trivializado por ello. Sorprende la modernidad y perspicacia de sus ideas, que no han perdido ni validez ni actualidad casi 400 años después. En fin, un pionero del aforismo de la era moderna, que constituye una lectura relajada y tranquila, pero también inteligente y penetrante. Muy bueno. 

François, duque de La Rochefoucauld, nació en París en 1613. Siendo todavía un joven de 16 años, se distinguió por su valor en el campo de batalla, pero su participación en un complot contra el cardenal Richelieu le supuso un tiempo de prisión de La Bastilla y el destierro.

A los 35 años volvió a las andadas y participó en la Fronda, una conspiración de nobles para limitar el poder del rey y expulsar el cardenal Mazarino. Fué herido en varias batallas y su salud se debilitó considerablemente.

Fallecido Mazarino, volvió a la corte y recuperó los favores del rey. Llevó una vida tranquila, de cortesano refinado, visitó los salones más importantes de la época, se dedicó a escribir e inició una larga relación con Madame La Fayette, que duró hasta su fallecimiento en 1680, enfermo de gota.

El Duque de La Rochefoucauld

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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