sábado, 29 de septiembre de 2018

Auge y caída del comercio legal de cocaína - Andrés López Restrepo

 Hojas de coca
 
Durante unos 60 años, desde 1885 hasta 1947, el cultivo de la coca y la comercialización de la cocaína fué completamente legal. De su tráfico se beneficiaron, sobre todo, los países fabricantes, Alemania y EE. UU., y los productores, Perú e Indonesia.

Freud recomendaba la cocaína para tratar la adición a la morfina y al alcohol, y como anestésico local, la farmacéutica alemana Merck comenzó a fabricarla, aunque la vendía muy cara, y los médicos vieneses se dedicaban a experimentar con la nueva droga. En pocos años se convirtió en un medicamento más.

Anuncio de 1885 de pastillas de cocaína para el dolor de muelas infantil (foto Getty)

Los países andinos conocieron una época de bonanza económica muy ilusionante, que se diluyó muy pronto ante la competencia de la hoja de coca de Indonesia, más resistente y con mayor concentración del principio activo.

Fué una época muy curiosa. Se dió una primera globalización de la mano del ferrocarril, el telégrafo y el teléfono; la coca estaba tan prestigiada que se utilizaba como ingrediente en muchos productos como la Coca-Cola (1886), y no era raro ver anuncios de pastilla de cocaína para combatir el dolor de muelas.

En vísperas de la Primera Guerra Mundial se alcanzó un máximo de producción mundial: 18,5 toneladas de cocaína. Pero otros anestésicos menos adictivos y más eficaces, junto con la persecución de su uso recreativo, asimilado al perjudicial consumo de opio, hicieron que se prohibiera su producción y en el Tratado de Versalles (1919), las naciones perdedoras de la Gran Guerra, Alemania y el Imperio Otomano, los últimos paraisos de la cocaína, se vieron obligados a aceptar la prohibición.

Ahora, Andrés López Restrepo (Universidad Nacional de Colombia) ha publicado un artículo de investigación histórica sobre el tema titulado «Ilusiones defraudadas: auge y caída del comercio legal de coca y cocaína en los países andinos». Muy interesante y curioso.  

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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