jueves, 15 de mayo de 2025

Una traición mística - Alejandra Pizarnik


Título: Una traición mística                                                                                                  Autora: Alejandra Pizarnik

Páginas: 256

Editorial: Lumen

Precio: 20,90 euros

Año de edición: 2024

Este libro, tan seductor, subyugante y atractivo, es en realidad una antología compuesta de 27 textos, 27 piezas inclasificables que el editor, creo que por decir algo, califica como relatos, pero que son más bien reflexiones a medio camino entre el ensayo y lo narrativo, escritos con un espíritu poético libérrimo que juega y hace lo que le apetece en cada momento, sin norma alguna. Publicados a lo largo de los años 60 y 70 del siglo pasado, constituyen un resumen estupendo de la obra de esta mujer sin igual y una buena oportunidad de adentrarse en su mundo, mágico, poético y desesperanzado a la vez.

Pizarnik dejó escrito «Escribo para no suicidarme», y es que era una mujer lúcida y muy sensible, que vivía siempre al borde del colapso. Una de esas personas que sienten que no están hechas para este mundo cruel y desaforado. Siendo así, en la poesía encontró cierto consuelo, una especie de catársis íntima que le ayudaba a salir adelante, y toda su obra parece ser un interminable discurso poético que va rozando un amplio abanico de géneros, siempre manteniendo un tono lírico y una forma llena de metáforas y pensamiento lateral más propio de la poesía que otra cosa. 

En ese sentido dice Luna Miguel en el prólogo que «No existe en el mundo nada más emocionante y aterrador que releer a Pizarnik». Fijaos que dice releer, no leer, es decir, leer una segunda vez, cuando uno es consciente de casi todas las implicaciones y significados del texto, cuando la forma nos deslumbra menos y nos asomamos al vertiginoso fondo. Por otro lado, Pizarnik, con su manera poética de escribir, consigue que todo lo que dice parezca novedoso, diferente y fresco y a la vez que se nos antoje también ya conocido y viejuno. Seguramente, porque os aporta una nueva mirada sobre cosas ya sabidas. En cualquier caso, en un mundo en el que muy poca gente lee poesía, tiene mucho mérito convertirse en una autora que vende mucho y de una enorme influencia en otros escritores.

Abundando en esa sensación de extrañeza, fascinación y familiaridad que despiertan estas páginas, Borrelli dice en el epílogo que «El descubrimiento de la obra de Pizarnik es una de las experiencias de lectura más revolucionarias con las que uno se puede cruzar». Y en otro momento, se pregunta «¿Es que realmente se puede escribir así?». Así de sorprendente e innovadora es la obra de esta argentina sin igual, que no paró de escribir durante los 36 años que duró su carrera, una mujer que planteaba más preguntas que respuestas y que se ha convertido en una autora de culto, en parte debido a su prematura muerte, pero también en parte, a lo original e insólito de su discurso y que mantuvo una calidad sin fisuras en todo lo que hacía. Trata temas como el desconcierto ante la vida, que le hace decirse «¿de qué soy culpable?, ¿por qué este eterno sufrir?, ¿qué hice para recibir tanto golpe duro y malo?», el sentirse extranjero, de otro sitio, la infancia como paraíso, la muerte como tentación, el desaliento existencial y los problemas de identidad (¿quién soy en realidad?).

En fin, un libro que es una gran oportunidad para conocer y paladear a una de las creadoras más originales de la literatura de los últimos años, siempre diferente, sugestiva e inspiradora. De verdad que vale mucho la pena sumergirse en un mundo tan particular y poderoso como el de Pizarnik. El que lo ha probado, lo sabe.

El libro viene arropado en esta edición por un prólogo de la editora, poeta y ensayista Luna Miguel Santos (Alcalá de Henares, 1990) y en epílogo a cargo de la crítica y escritora argentina Gabriela Borrelli Azara, (Monte Grande, 1980) ambos sumamente reveladores e interesantes. En este enlace se pueden leer el prólogo y los primeros textos del libro.

Alejandra Pizarnik (Avellaneda, 1936-1972) fue una poeta, ensayista y traductora argentina. Nacida en una familia de inmigrantes judíos ucranianos, como tantos otros castellanizó su apellido al integrarse en Argentina. De Pozharnik pasó a apellidarse Pizarnik.

Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires y pintura con el artista surrealista Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964 vivió en París, trabajando para la revista Cuadernos, para varios medios, publicando artículos y poesías y traduciendo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Césaire e Yves Bonnefoy. Al mismo tiempo estudió Historia de la religiones y Literatura francesa en La Sorbona.

Tras su retorno a Buenos Aires, publicó sus mejores libros de poesía y algunos ensayos. En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. Al año siguiente se suicidó ingiriendo cincuenta pastillas de Seconal, un barbitúrico.

Alejandra Pizarnik

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario