Título: Los años verdes Autor: Yukio Mishima
Páginas: 264
Editorial: Cátedra
Precio: 16,95 euros
Año de edición: 2009
No resultaría aventurado a afirmar que Yukio Mishima es uno de los autores japoneses más conocidos en occidente y, especialmente en España, son numerosas las traducciones que de sus obras han aparecido en Caralt, Alianza Editorial, Cátedra y Seix Barral. Precisamente la editorial Cátedra decide escoger Los años verdes para traernos su habitual y cuidada edición, con traducción y estudio introductorio a manos de Carlos Rubio. La cuarta novela de Mishima cuenta la historia de Makoto Kawasaki: sus últimos años de colegio, su asistencia al prestigioso instituto de enseñanza media Ichiko y llegada a la facultad de Derecho de Tokio. Al modo de bildungsroman o novela de formación, esta obra profundiza en la psicología de un protagonista habitual en las novelas de Mishima: individualista, paradójico, altivo y antipático. El resto de personajes que pululan a su alrededor tratan de comprender las motivaciones de Makoto, con tanta intensidad como con la que él los desprecia.
Como siempre, Mishima es capaz de ir desgranando de manera pormenorizada, llegando al detalle enfermizo, los razonamientos más recónditos de la mente de Kawasaki, trasunto hasta cierto punto del propio autor. Cada acto viene motivado por una larga cadena de conclusiones, más o menos acertadas, que derivan en ese bosque de azar en que consiste la vida y las consecuencias de nuestro comportamiento. En el caso de Los años verdes nos encontramos con una novela esencialmente moral, en la que Makoto Kawasaki apuesta por la racionalidad. Lo importante es olvidarse del objetivo que persigue y centrarse en una gestión matemática numérica racional del comportamiento propio. Así trata a su mejor amigo, Otagi, con el que pone en marcha una exitosa empresa de préstamos. Basada en hecho reales, Kawasaki emplea un esquema ponzi para rentabilizar la inversión de sus clientes en una espiral inevitablemente finita. No acepta definiciones ni imposiciones éticas. El dinero dicta su moral. Los números son el lenguaje de su conducta. Incluso cuando aparece Teruko, una chica cuyo único interés también es el dinero y a la que quiere despreciar amándola o amarla despreciándola. Cualquier cesión a la carnalidad también se ve censurada en el ánimo de Kawasaki.
Se suele achacar a Mishima que sus personajes son planos o un alter ego de él mismo, y que su presencia como autor se apodera de la narración. Por el contrario, estos rasgos no tienen que ser necesariamente negativos. Pensemos en Baroja, cuyas novelas tal parecen historias contadas al calor de la lumbre en una tarde lluviosa, siempre la misma historia de la que entran y salen personajes al azar, mientras un protagonista pasivo padece más que actúa. Y sin embargo, Baroja domina el difícil arte de tener encanto. A Mishima le sucede algo parecido. No importa si con frecuencia alguien se suicida o muere joven, si el protagonista se rinde a la belleza de un objeto o de una persona, si la mezquindad y la gloria se mezclan en los pensamientos de los seres que pueblan sus novelas... En cualquier caso, Mishima estimula, deleita, entretiene. Despliega una magia subterránea y epidérmica al mismo tiempo, una capacidad para envolver al lector en sentimientos e impresiones que le tocan y luego penetran. Mishima late en el alma del lector y luego lo arrebata con la muerte, tótem máximo de su literatura.
La edición manejada en este caso es la de Cátedra, a cargo de Carlos Rubio, con un estudio previo, habitual en esta editorial. Hay un edición de 240 páginas en Alianza Editorial por un precio más económico (12,95 euros), pero pienso que estudio inicial de los libros de Cátedra es interesante, complementario, ameno, y ayuda a contextualizar, no solamente al autor, sino también la obra dentro de su carrera literaria. Los años verdes se publica el mismo año que Sed de amor y al año siguiente de Confesiones de una máscara, lo que sirve para encuadrar y definir la evolución de Mishima en cuanto a tonos y temas. Los años verdes es una novela sobresaliente.
Yukio Mishima (1925–1970), seudónimo de Kimitake Hiraoka, fue un escritor japonés célebre por su obra literaria y su trágico final. Autor de novelas como Confesiones de una máscara (1949), El pabellón de oro (1956), El marino que perdió la gracia del mar (1963), Nieve de primavera (1968), Caballos desbocados (1969), El templo del alba (1970) o La corrupción de un ángel (1970), exploró temas como la belleza, la muerte y la decadencia de la tradición japonesa. Defensor del nacionalismo y el bushido, fundó una sociedad paramilitar. El 25 de noviembre de 1970, tras fracasar en un intento de golpe político, cometió seppuku (suicidio ritual). Su vida y obra siguen siendo símbolos de coherencia entre arte y acción.
Publicado por José Ángel Gayol.
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