Título: Penas precoces Autor: Danilo Kiš
Páginas: 128
Editorial: El Aleph
Precio: 16 euros
Año de edición: 2000
Este librito de portada tan azul y bonita tiene tanto encanto como su aspecto externo. Reúne 18 relatos, escritos en el 68 salvo el último texto, añadido en 1983, de longitud muy variable, suelen tener 2 o 3 páginas, pero hay uno de 10. Describen la infancia del autor y es la primera parte de una deliciosa trilogía dedicada a ese tema. Más que cuentos narrativos, son casi estampas, historias sencillas, poéticas, contadas con sensibilidad y ternura, llenas de sensaciones, impresiones que consiguen transmitir al lector la magia que tienen los recuerdos. Si la niñez es el paraíso perdido, estas pìezas consiguen al menos volver a visitarla de refilón.
Kiš es aquí un niño abrumado por la arrolladora belleza del mundo, que vive cada día un milagro y disfruta de todo lo que le ofrece un entorno rural, rodeado de la amenaza ominosa del régimen nazi. Los sueños infantiles, la ternura y la inocencia chocan con la brutalidad del mundo de los adultos.El gran protagonista de esta páginas es el padre ausente, deportado a Auschwitz. El texto posee un lirismo contenido, que nunca cae en excesos almibarados, de gran fuerza evocadora, capaz de situarnos en un momento de su pasado con una precisión asombrosa. Seguramente es lo más parecido que se puede encontrar a vivir la infancia de otra persona de forma vicaria.
Una calle llena de castaños que ya no existen, alguien que mira por el ojo de una cerradura, un niño judío que se cuela en un grupo de exaltados una noche de cristales rotos, otro que se hace pis por la noche, un chico que ronda a la hermana del autor, el prado lleno de marcas en donde estaba el circo del pueblo, las fantasías oníricas de un crío de corta edad, el problema de haber perdido una vaca en el campo, los niños que tiene sarna, la tarea de limpiar un gallinero, una salida para coger setas, el hallazgo de cuatro gatitos, una cosecha de peras, la vida de un perro... Esos son los temas que se abordan en estas páginas, con sensibilidad y un hálito de nostalgia ilusionada muy especial.
Un libro con encanto, que delata ya el enorme talento de su autor. Un conjunto de relatos maravillosos que el propio Kiš definió como «unos esbozos en un bloc de notas con colores». Una lectura muy agradable, una obra inolvidable que nos invita a conocer más en profundidad a este atractivo autor serbio.
La traducción del original en serbio, impecable en lo que se me alcanza, es obra de Dragana Bajic Nikolic, traductora e hispanista serbia que trabaja en el Instituto Cervantes de Belgrado, y María Ángeles Alonso Zamora.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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