Título: El asesino del láser Autor: Gellert Tamas
Páginas: 529
Editorial: Debate
Precio: 9,90 euros
Año de edición: 2010
Los países nórdicos tienen excelentes escritores de novela negra. Pensemos en Jo Nesbo o Henning Mankell. Muestran la otra cara del bienestar socialdemócrata. Y es que por debajo de esas sociedades aparentemente perfectas ruge otra realidad no tan idílica. A veces, como en los géiseres de Islandia, emerge una fuerza hirviente que puede hacer mucha pupa. La nieve se tiñe de rojo.
El asesino del láser (2002, edición original) del periodista Gellert Tamas es la detallada crónica de un asesino en serie que aterrorizó Suecia a principios de los años noventa del siglo pasado. John Ausonius, el criminal, sigue preso. Pero el ambiente de racismo exacerbado que le sirvió de justificación sigue y sigue. Que cuarenta años no son nada.
Ausonius no se llamaba así. Se cambió el nombre varias veces. Era hijo de una alemana y un suizo asentados en Suecia. El racista que mató en nombre de un país puro era aquello que más odiaba: un recién llegado. No es descabellado suponer que sus crímenes fueron la violenta compensación de un acomplejado que asesinaba a los que, como él, eran suecos de adopción, más morenos que rubios. Quien se odia a sí mismo puede matarse. Quien odia a los otros más que a sí mismo puede convertirse en un asesino. Ausonius decidió asesinar. La cura de su autoodio se resolvió en el crimen. Quizá fuera una manera de evitar el suicidio. O de incluirse con nota dentro de esa sociedad perfecta que creía que le rechazaba. Mala terapia, en todo caso.
Gellert Tamas examina minuciosamente la vida de Ausonius, nacido Wolfgang. Una juventud anónima. Barrio normal. Educación normal (una trifulca casera o una madre autoritaria son lo más normal del mundo). Padres que se separaron por las constantes aventuras del progenitor. Amigos de los que se fue separando inexorablemente. Ninguna relación con mujeres. Ideas reaccionarias con un toque esteticista: pelo corto, corbata, zapatos brillantes. Trabajos eventuales: taxista, operador de cine, estudiante frustrado de ingeniería. Una absoluta mediocridad vital. Ausonius detestaba a quienes consideraba fracasados, oscuros e invasores de la Suecia de sus amores. Naturalmente, él no se incluía en el grupo. Pues no faltaba más. De hecho, se teñía el pelo de rubio y se ponía lentillas para tener los ojos azules. Se construía como sueco de calendario.
La soledad y la locura le fueron empujando al crimen: estafas, agresiones, arrebatos irracionales, esperanzas descabelladas, juego, ruina y, como remate, asalto a bancos. La carrera de Ausonius fue cuesta abajo y sin frenos. Ninguno de los innumerables mecanismos controladores del estado burocrático sueco detectó su peligrosidad real. Únicamente estuvo preso pequeñas temporadas. Los informes de los profesionales solían terminar así: no es muy normal, pero... Hasta que una mala noche cogió un rifle y salió de caza por las calles heladas de Estocolmo.
Un acierto del libro es el examen de la convulsa política sueca del momento. Crisis económica, llegada de inmigrantes, ascenso de la extrema derecha. En la opinión pública prendió un discurso de odio. Son diferentes ergo inferiores. Vienen aquí con sus costumbres atrasadas. Son delincuentes. Se aprovechan de los servicios sociales. No respetan este país. En fin: el clásico repertorio de prejuicios y tópicos de la extrema derecha de todo tiempo y lugar. Ausonius pasó a la acción. Digamos, para terminar, que su película favorita era El justiciero de la ciudad (1974), protagonizada por un duro Charles Bronson dispuesto a limpiar las calles de maleantes. Ausonius la veía una y otra vez. Le inspiraba. Para mal.
El asesino del láser es de lectura apasionante. No tiene rival como novela negra. Tamas alterna vigorosamente la biografía de su antihéroe con la descripción detallada de los crímenes que cometió, las esforzadas investigaciones de la policía y un vistazo general crítico a la sociedad sueca, tan distinta de los clichés que circulan por ahí. De lo particular a lo general y viceversa, El asesino del láser funciona maravillosamente bien. Imprescindible.
Gellert Tamas (1963) es un periodista sueco de padres húngaros. Es un reconocido profesional en su país y ha protagonizado alguna que otra polémica muy del gremio. Su reportaje El asesino del láser tuvo un enorme éxito y fue llevada al cine en 2005. Una frase de GellertTamas: «Eliminamos lo que no encaja con la imagen de Suecia».
Publicado por Alberto.
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