Título: Tantos días felices Autora: Laurie Colwin
Páginas: 264
Editorial: Libros del Asteroide
Precio: 19,95 euros
Año de edición: 2015
Esta interesante novela, publicada en inglés por primera vez en 1972, muestra que se puede hacer buena literatura escribiendo historias románticas. Ambientada en la Nueva York más glamourosa, la de Woody Allen, cuenta la historia de dos parejas, Guido y Vincent, que son amigos de toda la vida y las dos novias que se echan, la sensata y calculadora Holly y la pesimista y un poco borde Misty. Curiosamente, aunque la autora es una mujer, la historia está contada por un narrador omnisciente, cercano al punto de vista de los chicos.
Los dos galanes se enamorarán locamente de las dos féminas, se verán correspondidos y se sumergirán en sendas relaciones que les dejan perplejos y les dan más de un quebradero de cabeza. El libro puede leerse como un tratado, más sobre la convivencia que sobre el amor, con dos grandes temas: lo difícil que es la convivencia en pareja y que dos personas muy diferentes pueden, incluso aunque no se comprendan del todo, amarse, vivir juntos y ser felices. Sí, porque esta historia, que empieza allí donde acaban los cuentos de hadas, con aquello de «y fueron felices y comieron perdices», muestra que, en ocasiones, cada familia es feliz a su manera.
Nos enseña también que el amor está muy bien, pero a veces arrastra consigo dos cosas que aparentemente no tienen mucho que ver, el matrimonio y toda la familia del otro. También, qué es el síndrome de la letra perdida y que en muchos estados de EE. UU. se exigía por ley hasta hace poco un análisis de sangre prematrimonial, para detectar enfermedades venéreas como la sífilis, dolencias genéticas como la anemia drepanocítica o la rubeola.
Está escrito en tono ligero, de comedia urbana, con inteligencia, psicología, mucho sentido del humor y una dosis generosa de ironía. El estilo es directo y eficaz, está lleno de frases y metáforas afortunadas, por ejemplo: «En aquel momento su corazón tenía cuatro cavidades llenas de amor, miedo, confusión y certeza», «... una capa que parecía un conjunto de mantas de caballo con las costuras a la vista»,