viernes, 23 de octubre de 2020

La vida de los piratas - Stuart J. Robertson

  

Título: La vida de los piratas                                                                                            Autor: Stuart J. Robertson

Páginas: 272

Editorial: Crítica
 
Precio: 17 euros  

Año de edición: 2010

Desde niño me han encantado las novelas de piratas, especialmente las de Salgari y Stevenson, y creo que no soy el único. Pero ¿cuánto hay de verdad en la imagen de la vida y milagros de los piratas que nos ha llegado a través de libros y películas? ¿eran realmente así, como nos los pintan, los piratas de verdad?

Pues este libro es una excelente respuesta, consistente, muy documentada y rigurosa desde el punto de vista histórico a esa pregunta. Como reza el subtítulo, es en realidad un puzle de testimonios, citas y noticias de ellos mismos, los piratas, sus víctimas y sus perseguidores. La obra es escueta, sintética y de extensión moderada, no en vano su título original en inglés es The Pirates Pocket-Book (El libro de bolsillo de los piratas).

Desmiente algunos tópicos e idealizaciones. Los corsarios eran marineros rudos y aventureros, curtidos en mil batallas, tipos duros, crueles casi siempre, de pocos escrúpulos, violentos y a menudos realmente feroces. Poco románticos y sin ningún idealismo. A menudo, las potencias enemigas de España, como Inglaterra, les daban permiso y el encargo (patente de corso) de piratear barcos españoles, sobre todo si traían oro y mercancías de América y Filipinas. Usaban banderas rojas y negras con signos macabros y la enseña con una calavera y dos tibias cruzadas fué poco utilizada.

Cosas curiosas: dada la dureza de la vida de marinero en las armadas de aquel entonces, especialmente la inglesa, y la leva obligatoria, no había tantas diferencias prácticas entre ser marinero «legal» o pirata. Muchos se daban a la piratería. Había muchos piratas negros, en ocasiones llegaban a un tercio de la tripulación, y aunque estaba prohibido que hubiera mujeres a bordo, hubo mujeres pirata, como las famosas Anne Bonny y Mary Read, que a menudo se disfrazaban de hombres. La mayoría de los capitanes eran ingleses, aunque también los había holandeses, portugueses y en menor medida, de todas las nacionalidades. 

Es verdad que acostumbraban a tener loros y guacamayos como animales de compañía, que las batallas les dejaban tuertos, cojos o mancos en ocasiones y que sus principales refugios eran la Isla de la Tortuga, Jamaica y Madagascar. La mayoría no sabía nadar, andaba descalzo por el barco, y lucía tatuajes y pendientes. El cirujano era uno de los puestos clave e imprescindible en un barco, aunque sus habilidades se solían reducir a saber amputar y cauterizar. Muy pocos eran capturados y bastantes fueron indultados, así que el porcentaje de los que acabaron en la horca es muy bajo. En esa ocasión, se acostumbraba a dejarles que pronunciarán un discurso fúnebre, en el que unos se arrepentian de sus fechorías, otros no, y alguno se lamentaba de no haber podido causar más daño.

Aquí se resumen las biografías de los más famosos bucaneros, filibusteros, corsarios y hermanos de la costa, como: el sádico Barbanegra, que dijo «Nuestra vida es corta, pero feliz»; Francisco el Olonés, que llegó a comandar una flota de 50 barcos; Henry Morgan, hijo de un rico labrador y al final de su vida, sir; el astuto Henry Ávery, que disfrutó tranquilamente de su botín cuando se retiró; el cruel Capitán Kidd, que enterró un tesoro todavía buscado; Stede Bonnet, que se hizo pirata porque no soportaba a su mujer; el hábil Charles Vane, que en una mañana rechazó el perdón real, se fugó, quemó un barco en el puerto delante del gobernador y escapó; el abstemio y eficaz Bart el Negro, que capturó 400 presas en 4 años, y una galería de personajes de lo más curioso. A finales del siglo XVIII, cuando la piratería fué erradicada, la mayoría de los capitanes pirata se hicieron negreros.

Una entretenida y amena enciclopedia de la edad de oro de la piratería, de 1620 hasta 1795, con rigor histórico y muy bien documentada. Completa, ya que incluye biografía, análisis históricos, resúmenes y comentarios. Sintética y bien organizada, está acompañada de un índice analítico, notas, un glosario y una bibliografía que está muy bien. Imprescindible para tener una idea global sobre la historia clásica de la piratería, un tema habitualmente a medio camino entre la aventura, la leyenda y la ficción literaria.

Esta edición está traducida por Cecilia Belza Palomar, filóloga, traductora y profesora de la Universidad de Barcelona. Del autor, Stuart J. Robertson, no he encontrado ninguna información en la red.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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