Año de edición: 2020
La editorial Nórdica acaba de publicar un relato inédito del Premio Nobel Isaac Bashevis Singer, un escritor judío en yiddish complejo, popular y de gran calidad. Un buen contador de historias que nos ha dejado una larga lista de novelas y cuentos. En este caso, el texto es engañosamente sencillo.
Dos judíos, supervivientes del holocausto, son vecinos en Nueva York, en Williamsburg, el conocido barrio situado en Brooklyn que creado por los inmigrantes judíos. Tienen puntos de vista completamente diferentes al evaluar lo que les ha pasado: uno es joven y descreído, no concibe que Dios haya podido permitir lo que ha visto en los campos de concentración, ha perdido la fé y lleva una vida desordenada y disoluta; el otro mantiene su fé, es un anciano creyente, al que le parece ignominiosa la vida de su vecino. La discusión tiene mucho trasfondo, porque todo radica en el libre albedrío y si Dios nos lo ha concedido, quiere decir que tiene que permitir que hagamos cosas horribles si queremos.
En cualquier caso, nuestra pareja no para de discutir, pero a pesar de ello, no pueden vivir uno sin el otro. Necesitan hablar, hacerse compañía y sentirse vivos. Se buscan y se pelean continuamente. ¿Es ese el destino del ser humano? ¿No poder vivir solo, pero entrar en conflicto con los demás?
Un cuento mucho más profundo de lo que parece que, indirectamente, nos describe el horror nazi por medio de unos cuantos flashes. Y nos plantea la gran contradicción de los humanos. Como dice la canción, «ni contigo ni sin tí».
Un relato muy representativo de un escritor que nos recuerda como pocos los problemas y desgracias del siglo XX, un digno hijo de la época que le tocó vivir y que le hizo decir: «Ningún avance tecnológico es capaz de mitigar la desilusión del hombre moderno».
La traducción es impecable y ha corrido a cargo del poeta y traductor Andrés Catalán, un fenómeno.
Isaac Bashevis Singer (Radzymin, 1902-1991) fué un escritor judío y polaco, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1978. Era hijo y nieto de rabinos, creció en el barrio judío de Varsovia, hablando yiddish, el hebreo que se dejó influir por el alemán y otros idiomas centroeuropeos. Desde muy pequeño conoció la persecución y los pogromos.
En 1935 y ante el ascenso del nazismo, emigró a EE. UU.
dejando atrás a su mujer y familia para empezar una nueva vida. Se
volvió a casar y comenzó a escribir en periódicos judíos y pronto
comenzó a publicar libros de historias típicamente judías. Era
vegetariano por compasión hacia los animales. «Lo hago por su salud, no
por la mía», solía decir.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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