Título: Renata sin más Autora: Catherine Guérard
Páginas: 172
Editorial: Tránsito
Precio: 18,50 euros
Año de edición: 2024
Esta novela estuvo seleccionada como finalista del Premio Goncourt en 1967 y estuvo a punto de ganarlo, pero probablemente era demasiado rompedora. Después de haber estado unos años algo olvidada, se ha vuelto a reeditar en Francia y ha obtenido el Prix Mémorable 2022. Y es que es un libro fresco, atrevido, original, innovador y con pasajes realmente cómicos.
El planteamiento inicial es de lo más curioso: una empleada de hogar interna, con algún tipo de discapacidad mental, abandona enfurecida y harta la casa en la que trabaja. Busca la libertad, desprenderse de toda las cadenas y ataduras que la tienen sometida y alienada. Y con su inocencia a cuestas y su búsqueda libertaria vaga durante tres días por París, sin encajar en ningún sitio y viviendo las peripecias más surrealistas que podáis imaginar. Pasa el tiempo obsesionada con la libertad y sopesando que actividades, situaciones y conductas son realmente libres y cuáles, no. Una historia radical, ácrata y crítica con la sociedad que hemos construido entre todos. Un tema que recuerda inevitablemente la película de Agnés Varda Sin techo ni ley (1985).
La narración se desarrolla como un monólogo interior de la protagonista, torrencial e imparable, sin puntos y aparte y con pocos signos de puntuación, lo que dota al texto de un ritmo muy alto. Las aventuras se suceden sin descanso y, la verdad, es que son creíbles y uno piensa que bien podrían haber sucedido así en caso de que un personaje y tan peculiar hubiese iniciado una andadura tan excéntrica. El desarrollo es magistral, hace reír en muchas ocasiones y, a la vez, pone en tela de juicio todas y cada una de las convenciones sociales que asumimos sin cuestionarlas en ningún momento, y eso es algo muy positivo.
Algunas frases y situaciones son geniales: «La libertad es sentarse en un banco y escuchar los pájaros», «Una maleta es un grillete», «No, tener estilográfica no es de persona libre», «¿Por qué se empeñará toda esa gente en trabajar y para colmo se creen que son ellos los que tienen razón?», «Ésta no es libre como yo, seguro que va a alguna parte», «Vaya guasa que tienen los jueces y policías, mira que llamar La Santé (La salud) a una cárcel», «La gente está chalada, pensé, con tal de tener dinero, venden sus vidas, como si viviéramos mil años», «Dinero, solo saben pensar en el dinero, panda de lerdos, de tontos, a los que no les gustan la libertad ni los pájaros», «... pero estaba señalizado con flechas y a mí eso no me gustaba», «Las personas libres de verdad son las que no tienen nada». Como se ve, una forma de pensar que no está demasiado alejada de la que tienen algunos vagabundos que viven en la calle.
En fin, una novela asombrosa, inclasificable y muy atrevida, escrita con mucho humor, ingenio, fina ironía y algún que otro toque surrealista. Un libro refrescante y sugestivo, que utiliza una historia creíble para dudar de todo y poner todo en tela de juicio. Un texto que no se puede dejar de leer una vez que uno ha empezado. Una joya oculta y poco conocida, de lectura extremadamente agradable.
La traducción, correcta y natural en todo momento, es obra de la malagueña Regina López Muñoz, traductora de francés, inglés, italiano y portugués, que en 2024 recibió el Premio Sophie Castille a la Mejor Traducción por el libro Alison.
Catherine Guérard es el seudónimo de Catherine Dreyfus (Le Vésinet, 1929-2010), una periodista y escritora francesa. Nacida en una familia judía de la alta burguesía, su abuelo era comerciante de diamantes, su padre, el primer presidente de la Corte de apelaciones de París y su tío, Jacques Monod, premio Nobel de Medicina.
Poco se sabe de su vida, debido a que siempre ha querido permanecer en el anonimato. Lo que sí se sabe es que fue amante de dos hombres casados, el futuro presidente de la república François Mitterand y el escritor Paul Guimard. En 1955 publicó su primera novela, Ces Princes, doce años después, en 1967, la segunda, Renata sin más, y cuatro años más tarde, en 1971, la tercera y última, Amor, amor, amor, con el seudónimo Marion et Sonia Cravel. Intérprete de piano, órgano y clavecín, escribió durante algunos años una sección de crónica musical en la revista Elle.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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