Título: El billete de un millón de libras Autor: Mark Twain
Páginas: 88
Editorial: Gadir
Precio: 10,45 euros
Año de edición: 2015
Pues aquí tenemos un relato, un cuento de mediana extensión, de poco más de 50 páginas de texto, del gran Mark Twain, uno de mis escritores favoritos, publicado por primera vez en 1893. Es una de sus historias más divertidas, constituye un buen ejemplo de sus temas preferidos y su manera de escribir, y contiene todos los ingredientes típicos de los textos de ese autor: escritura clara y aparentemente sencilla, ironía y sentido del humor, originalidad, tono amable y optimista, crítica de las convenciones sociales y un sano aire algo anarquista que pone en cuestión y nos hace reflexionar sobre los valores y reglas comúnmente aceptados por la sociedad.
En esta ocasión, se plantea una situación peculiar: dos millonarios británicos, tan podridos de dinero como aburridos, apuestan sobre cómo logrará salir adelante un hombre sin referencias ni relaciones si le dan un billete de un millón de libras, una cantidad exorbitante. Para su experimento eligen a un pobre marinero estadounidense —lo que permite a Twain jugar con las diferencias y contraste entre la cultura británica y la americana— que, después de un naufragio, se encuentra en al país sin blanca, indocumentado y en las más precaria de las situaciones. La comedia está servida. Las peripecias del protagonista y las peculiares situaciones a las que se enfrentará forman una trama muy amena, que recuerda lejanamente a Los intereses creados de Benavente, ligera y divertida, que a la vez nos hace pensar, como decíamos.
El autor tiene la habilidad de atrapar rápidamente la atención del lector, espolear su curiosidad y llevarle en volandas hasta el final, feliz como suelen ser los desenlaces del mago del Misisipi. Este hombre demuestra una vez más ser un excelente contador de historias. El ritmo es ágil, los diálogos naturales y el relato es tan convincente y bien armado que el autor se gana inmediatamente la voluntad del lector. Un relato muy agradable, representativo de Twain y una lectura muy recomendable.
Hay incontables versiones televisivas y una versión cinematográfica de 1954, producida por Reino Unido, dirigida por Ronald Meane y protagonizada por un estupendo Gregory Peck, que sigue fielmente la trama original y se deja ver muy a gusto.
Esta versión en castellano es obra de Elisabeth Falomir Archambault (Valencia, 1988), que trabaja en la editorial Melusina y ha realizado un buen número de traducciones de mérito del inglés y francés. Las espléndidas ilustraciones son de Marcos Morán, unas imágenes que enriquecen el relato y lo hacen todavía más atractivo.
Luego volvió al periodismo, comenzó a publicar artículos de opinión, cuentos y relatos de humor en varios diarios. Después llegarían las novelas de éxito, Tom Sawyer, Huckleberry Finn y la fama mundial.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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