Título: El diario de Bitita Autora: Carolina María de Jesús
Páginas: 160
Editorial: Siruela
Precio: 16 euros
Año de edición: 1984
¿Habéis leído alguna vez el diario de una niña? pues eso nos ofrece este estupendo libro, el diario de una cría, una negrita de cinco años, en el Brasil de principios del siglo XX, un país que empezaba a nacer en una democracia primitiva e imperfecta, en el que todavía había esclavos de facto, los negros no lo tenían nada fácil y su jubilación consistía en pedir limosna por la calle.
La protagonista, cuenta con un estilo directo y sencillo la dura vida de una niña pobre de aquella época: hija de un padre siempre ausente que tocaba la vihuela y tenía un solo traje, ella fue criada por su madre y su abuelo. Una niña con mucho carácter, que muy pronto se dio cuenta de que quería ser hombre, para que nadie le mandase y poder vivir mucho mejor. Una chavalilla a la que su madre le pegaba todos los días y que creció en la pobreza. Una voz ingenua, honesta, sincera, vitalista y encantadora, que respira autenticidad en cada frase. El libro es autobiográfico a todas luces y, a la vez que está bien escrito, ofrece un testimonio único y detallado del país en esos años. Se describe muy bien el ambiente político, la situación social del negro, la inmigración de sirios, japoneses e italianos, la convivencia de blancos, mulatos y negros, y se hace un resumen de la historia de la nación en cuatro párrafos.
Este diario se publicó por primera vez en 1960, cuando la autora tenía 46 años, pero la simulación de la voz infantil que nos habla es asombrosa. Las ideas, la visión del mundo... todo parece estar enunciado por una cría de alrededor de doce o catorce años, no más. La narración cubre desde los cinco años hasta que Bitita se va a São Paulo a los 22 años. Es una obra única y formidable, muy agradable de leer, escrita con un estilo sencillo y sintético, que va a la esencia de las cosas, resulta natural y fluido y posee una rotundidad envidiable.
Una selección de citas puede servir de resumen y glosa de este libro extraordinario: «El bejuco se tuerce cuando es nuevo», «¡Qué bueno es ser un crío! ¡Es una época en la que todo lo nuevo tiene un inmenso valor para nosotros!», «Para mí, la vida consistía en comer, crecer y jugar», «¡Oh, Bitita! Eres tan correcta que deberías haber nacido hombre», «El hombre que nace esclavo nace llorando, vive llorando y muere llorando», «Solo la tierra no tiene orgullo», «Yo ya me había dado cuenta de que el pobre vive, pero de ilusiones», «¡Mira al mosquito en la leche!» (Cuando un negro andaba con una blanca), «Los ricos no hablaban de Dios, solo los pobres», «Es el hombre quien siembra tristeza en el mundo».
Es un libro difícil de encontrar. Se trata de un texto mítico, que pocos han visto y menos aún, leído. Hay algún ejemplar disponible en Iberlibro y en las bibliotecas de Madrid. Si lo veis en alguna librería de lance, no lo dejéis escapar. Es una obra única, impresionante y curiosísima, que se lee con enorme facilidad y que, si uno se fija, está maravillosamente escrita. Una joya.
La traducción de esta versión en castellano es obra de Mario Merlino (1948-2009), traductor brasileño exiliado en España, especializado en versiones en español a partir del portugués, el inglés y el italiano.
Carolina María de Jesús (Sacramento,1914-1977) fue una poeta y escritora brasileña. Hija ilegítima de un hombre casado, nació en una familia de humildes campesinos y fue tratada como una paria durante toda su infancia. Su carácter agresivo y su fuerte personalidad no mejoraron las cosas. A los siete años comenzó a ir al colegio, gracias a que un hacendado decidió pagar la educación de todos los niños negros del barrio, pero dos años más tarde, su madre vio que sabía leer y escribir y la sacó de la escuela.
Trabajó como criada hasta que murió su madre. Entonces emigró a la ciudad de São Paulo, donde se construyó una chabola con sus propias manos. Recogía papeles por la noche para subsistir, hasta que consiguió trabajo como limpiadora en la casa de un famoso cardiólogo, que le permitía leer los libros de su biblioteca en sus días libres.
No quiso casarse porque conoció demasiados casos de maltrato, a los 35 años tuvo su primer hijo y perdió el empleo. Tuvo dos hijos más de diferentes padres. Mientras vivía de recoger materiales y reciclarlos, escribía en cuadernos toda la vida de la favela. En 1950, la descubrió un periodista y la ayudó a comenzar a publicar. Los derechos de autor mejoraron su vida, pero siguió siendo pobre. Falleció a los 62 años de una insuficiencia respiratoria originada por un asma que arrastró toda su vida. Fue una de las primeras mujeres negras escritoras de Brasil y también una de las mejores.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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