miércoles, 26 de marzo de 2025

Vivir con nuestros muertos - Delphine Horvilleur

Título: Vivir con nuestros muertos                                                                                       Autora: Delphine Horvilleur

Páginas: 2000

Editorial: Libros del Asteroide

Precio: 18,95 euros

Año de edición: 2022 (3ª ed.)

¿Puede haber una mujer rabina, que además sea filósofa y pueda considerarse laica, hasta cierto punto? ¿Y cómo piensa alguien así? Pues sí, claro que puede existir dentro del Movimiento judío liberal de Francia, una asociación cultural y religiosa liberal judía fundada en 1977 y afiliada a la Unión Mundial para el Judaísmo Progresista. Y se llama Delphine Horvilleur.

En este interesante libro, nos ofrece sus experiencias y reflexiones alrededor del duelo y la muerte, después de haber acompañado a muchas familias en velatorios, funerales y entierros de una persona querida. Su papel consistía básicamente en hablar con los familiares, escucharles, acompañarles y tratar de averiguar las claves principales de la vida del fallecido, para poder hablar sobre él en el entierro.

Varias cosas realmente valiosas creo que se pueden aprender leyendo este texto. La primera, que nuestra cultura, la occidental, está mucho más enraizada de lo que creemos en la religión y cultura judía. La segunda, que esta mujer tiene muchas cosas interesantes que contar y que sabe trascender con sabiduría más allá de los tópicos del tema. Y muchos detalles curiosos de los judíos, como que tienen la costumbre de cambiarle el nombre al familiar que se pone enfermo para despistar a la muerte. que creen que el alma no abandona el cuerpo hasta que se entierra, por eso es tan importante la inhumación, que la representación de los fantasmas con una sábana blanca viene de la tradición judía, que la costumbre de enterar a los muertos con un sudario blanco es de origen judío, que no hay nada más judío que decir que uno no es un buen judío, que el yiddish solo puede hablarse bien a grito pelado, que la palabra abracadabra es aramea y significa hizo lo que había dicho, que en hebreo hay una palabra para el que ha perdido un hijo («shakul», rama de vid ya vendimiada, sin racimo), que la Torá no habla en realidad de una vida después de la muerte,  que en los cumpleaños judíos se desea «que cumplas 120», como Moisés, Que fue el rey Salomón el que dijo «¡Vanidad de vanidades! Todo es vanidad», y mil cosas más, entre anécdotas, sucedidos y otras historias personales, llenas de humanidad.

En fin, un libro profundo y sabio, maduro, en el que se aprenden muchas cosas, como las cinco fases habituales del duelo, estudiadas por una judía, la Elizabeth Kübler-Röss: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Que «... lo que es frágil, efímero y falible deja en el mundo paradójicamente una huella indeleble». Que el papel del que oficia en un entierro, en realidad es el de un narrador que cuenta historias, historias que acompañan y consuelan. O que se puede resumir la clave del sionismo y la situación atroz ha que ha dado lugar en muy pocas palabras.

El discurso es intimista, en ocasiones lírico, penetrante y sensible. Una delicia para la inteligencia. Un libro poderoso e inolvidable, que combina en un equilibrio difícil de conseguir, por un lado, amenidad y atractivo estimulante, y por otro, rigor y profundidad de pensamiento. Una obra fascinante, que me ha encantado. Un libro de los que marcan irremediablemente para siempre.

La traducción del francés es de Regina López Muñoz (Málaga, 1985), una traductora de inglés, francés e italiano con una larga experiencia, que ya hemos conocido en este blog.

Delphine Horvilleur (Nancy, 1974) es una rabina francesa del Movimiento judío liberal de Francia (MJLF) que está considerada como la voz más influyente del judaísmo liberal en el país galo. Su padre es médico y su madre, profesora de Economía. Estudió hebreo y árabe. Empezó a estudiar Medicina en la Universidad Hebrea de Jerusalén y mientras, trabajaba como modelo. Militaba en un partido de izquierdas y quedó muy traumatizada por el asesinato de Isaac Rabin.

Volvió a París, estudió Periodismo y trabajó en varios medios. A los 28 años, fue a Nueva York a estudiar el Talmud, porque era el único sitio en el que dejaban estudiarlo a las mujeres judías. Se ordenó como rabina a los 33 años y ejerce en el Centro Beaugrenelle en París. Se define como feminista, reivindica la paridad en el rabinato, la igualdad de hombres y mujeres en la religión, está a favor de la contracepción y de que las mujeres decidan sobre su cuerpo y sobre el momento de su maternidad.

Delphine Horvilleu

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

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