viernes, 28 de marzo de 2025

El proceso - Franz Kafka


Título: El proceso                                                                                                                  Autor: Franz Kafka

Páginas: 356

Editorial: Nórdica

Precio: 22,50 euros

Año de edición: 2024

Es difícil decir algo nuevo de El proceso, la genial novela inacabada de Franz Kafka. Pero conviene recordar de vez en cuando las obras maestras literarias que han marcado a fuego la sensibilidad del siglo XX. El proceso es una pesadilla en donde el protagonista es progresivamente triturado por un mecanismo legal incomprensible. La vida del hombre no tiene explicación. Y si la tiene, es inaccesible, al igual que la ley. Excepto morir agazapado en un rincón, como Gregorio Samsa, el escarabajo humano, no hay mucho que esperar de la vida o la muerte.  

Kafka escribió El proceso entre 1914 y 1915. Existen varios manuscritos y variantes de la novela. Max Brod, el albacea testamentario de Kafka, la ordenó a su modo, de una manera discutible. Fue publicada póstumamente en 1925. La edición de Nórdica Libros que comentamos es impecable, incluye capítulos inacabados y tiene magníficas ilustraciones. 

El argumento es muy conocido. Una buena mañana Josef K., apoderado de un importante banco, es detenido por unos extraños individuos que dicen ser policías. El aturdido señor K. no entiende nada. Cree ser víctima de una lamentable equivocación. No ha cometido delito alguno (que él sepa). Los policías le advierten que puede seguir con su vida normal. Deberá sin embargo atender los requerimientos cada vez más exigentes de la ley. Nuestro protagonista, con una convicción que se irá apagando, intenta defenderse. Pero nada es seguro en El proceso, como nada es seguro en la vida, de ahí el peculiar carácter existencialista de la novela. Para Kafka, el hombre está desnudo e indefenso ante una justicia escrutadora, escrupulosa, pedante, pero sin sentido. Tanto montaje para atrapar a una mosca, parece querer decirnos. La existencia es estúpida y absurda. 

Así que Josef K. se agita cada vez más cansado dentro de una pesadilla expresionista angustiosa. Parece un personaje del Gabinete del doctor Caligari, que como un sonámbulo se encamina derecho hacia la destrucción. Su vida sigue siendo convencional, burguesa, confortable. Pero la espada de Damocles del proceso pende sobre su cabeza. Cada vez está más cerca. Le roza. 

El proceso impresiona por su fatalismo. Es inútil intentar nada cuando el final, sea el que sea, está escrito desde el principio. Se puede luchar contra lo irremediable, por supuesto. Plantarle cara al absurdo. Pero esto va en contra de Josef K., acelerando su perdición. Otra posibilidad es seguir las reglas del proceso con todos sus engorrosos detalles hasta la muerte del acusado o del mismo proceso. Ahora bien: el proceso nunca se cierra realmente, nunca termina. Un juez puede ordenar nuevamente la detención de quien ha sido absuelto. K. decide no luchar. La corriente oscura del proceso le arrastra. Nadie sabe de dónde viene ni adónde quiere llegar. Atrapado dentro de la fatalidad, como un insecto en una telaraña, resulta absurdo resistirse al sinsentido con fuerza legal. El ratón acaba por meterse dentro de la ratonera de buen grado y sin quejarse. En eso consistía para Kafka, al parecer, la perfección lógica del mundo. Lean El proceso. Al igual que el desgraciado Josef K., no tienen otra opción. 

Franz Kafka

Franz Kafka (1883-1924) fue un escritor checo en lengua alemana y de origen judío nacido en Praga. Ha tenido tal influencia sobre la sensibilidad contemporánea que se ha acuñado el adjetivo kafkiano para referirse a situaciones absurdas e intrincadas sin una lógica aparente. El maestro checo publicó muy poco en su corta vida, ya que falleció en 1924 como consecuencia de una tuberculosis pulmonar. El proceso fue adaptado al cine en 1962 por el gran Orson Welles en una película barroca, onírica y genial. Josef K. fue interpretado por Anthony Perkins. 

Publicado por Alberto. 

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