Marina es una joven gallega que se encuentra en una situación complicada en su vida: es recién licenciada, desea independizarse y vivir sola, iniciar su trayectoria como periodista musical, pero acaba de perder a su padre, un gran referente en su vida, con el que estaba muy unida. La inestabilidad en el trabajo y la dificultad de la vivienda la empujan a irse a vivir con Diana, su gran amiga y cómplice en sus correrías.
Conoce a Jaime, un hombre cuarenta años mayor que ella, con una hija casi de su edad, creador de ambientes o compositor de atmósferas, una persona de éxito, atractivo, culto, bien situado social y económicamente, elegante y muy atento con ella y con su familia, con carisma, que sabe qué ofrecer a cada persona para que se sienta especial y lo hace tanto en su trabajo como en la vida privada.
Los dos se enamoran locamente e inician una relación apasionada, Marina está desubicada, en una situación emocional vulnerable, y con Jaime siente que va a tener todo lo que necesita: amor intenso, apoyo, seguridad, comprensión, aparte de una vida cómoda en una casa de ensueño con cenas en restaurantes caros, lujos y regalos.
Marina no es una adolescente insensata, tiene 25 años, es una chica adulta y formada, con estudios e interés en lo político y lo social, que se enamora locamente de quien no debe, y no ve aspectos que otros si aprecian; va dejando paulatinamente a sus amistades, se va dejando a ella misma de lado y acaba aislada y dependiente, tapando su necesidad de afecto con esta relación; tiene que madurar para darse cuenta de lo que pierde para mantenerla.
La novela muestra un magnífico equilibrio entre la delicadeza lírica de la pasión y la exposición tensa y cruda de la relación desigual, mezcla muy bien la historia de amor tierna y amable con la parte oscura, tirante y con sobresaltos de la relación. No presenta un arquetipo del sujeto manipulador, ni disculpa ni es indulgente con la joven afectada; prescinde de un posible tono moralista sin ser ambigua: Jaime es un tipo atento que la cuida, pero le hace daño, y Marina es una persona llena de zonas grises, en su relato Lucía Solla logra que todo lo que cuenta suene sincero y honesto sin caer en la alternativa de bueno o malo, blanco o negro.
La novela está escrita con un lenguaje claro, sencillo y directo, narrada en primera persona lo que creo que supone una dificultad añadida por el tema que trata; habla de sentimientos como miedo, culpa, rabia, vergüenza y silencio, de amistad, desigualdad y duelo. No está basada en un caso real, los dos personajes están formados a partir de fragmentos de vivencias de amigas y personas cercanas, también de alguna propia de la autora, no es un texto autobiográfico salvo porque autora y protagonista coinciden en el duelo por el padre (incluye varias anécdotas de su progenitor), ambas son veganas y tiene un perro. No son hechos reales, pero sí es la realidad que viven muchas mujeres que no ven el pequeño y silencioso tramo que va del cuidado al control, difícil de ver si no se está atento y el ojo no está entrenado.
Lucía Solla Sobral nació en Marín (Pontevedra) en 1989, estudió en la facultad de Filosofía de Santiago de Compostela. Fue seleccionada en 2023 para la Residencia Literaria de la Cidade da Cultura de Santiago y actualmente reside en Oviedo donde ha creado y coordina el Club de Lectura Salvajes. Aficionada a la escritura desde niña, ha retomado su afición ya de adulta, ésta es su primera novela, con la que ha sido finalista del Premio Cálamo y con la que está cosechando un impresionante éxito en el poco tiempo que lleva publicada. Según manifiesta la autora comenzó a escribir por placer e interés literario, sin más pretensión que disfrutar y entretener, y no esperaba ni de lejos la gran aceptación que ha tenido, el reconocimiento y todo lo que conlleva aparejado.


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