viernes, 1 de julio de 2022

Autobiografía - John Stuart Mill

 

Título: Autobiografía                                                                                                          Autor: John Stuart Mill

Páginas: 320 pág.

Editorial: Alianza

Precio: 11,95 euros

Año de edición: 2008

El británico John Stuart Mill fue uno de los grandes pensadores liberales del siglo XIX. Su obra más conocida es el clásico «Sobre la libertad» (1859). Mill investigó el grado de libertad particular compatible con las normas de la sociedad. El hombre es un animal social. Pero convivir no significa desvanecerse en la colectividad. El individuo es lo esencial. Tiene derecho a la autodeterminación personal. Es un fin en sí mismo. Por esa razón, las libertades civiles y políticas son el dique frente a la tiranía. En una palabra: liberalismo democrático. 

En esta magnífica «Autobiografía», Mill nos cuenta su formación intelectual. La educación que recibió fue abrumadora. Hasta los catorce años, estudió los clásicos griegos y latinos, filosofía, economía, derecho e historia. Leyó pocas obras de imaginación. Mantuvo escasas relaciones con jóvenes de su edad. Nada de juegos o diversiones que le distrajeran de su erudición libresca. Nada de educación física o de habilidades manuales. El joven Mill se mostraba torpe cuando se planteaban cuestiones prácticas. 

El pedagogo de John Stuart fue su padre, el destacado filósofo, economista e historiador James Mill. La sombra poderosa de Mr. Mill oscurecía al muchacho. Stuart Mill confiesa que en ocasiones se sentía aplastado por aquel escocés serio, honrado, trabajador y puritano. James Mill le preguntaba a su hijo las lecciones del día durante largos paseos. Lo sentaba a su lado a estudiar. Se mostraba frío y exigente con él. Stuart Mill acepta que su formación fue privilegiada pero, pese a su gran contención emocional, reprocha al padre el rígido intelectualismo que sufrió: «Sucede con frecuencia que los hijos de padres enérgicos crecen sin energía por depender de sus padres. Son sus padres los que son enérgicos por ellos». «La educación que me dio mi padre era mucho más apropiada para enseñarme a conocer que para enseñarme a hacer». «El elemento que más se echaba de menos en la relación moral que había establecido con sus hijos era la ternura».

Admite que esta era la educación normal entre las clases altas victorianas. Manifestar los sentimientos se consideraba inapropiado. Los futuros caballeros no debían perder el tiempo con francachelas. Mill recuerda que durante su juventud no se valoraba en nada. En cambio, los demás lo encontraban «enormemente presuntuoso y desagradable». Como su padre, carecía de convicciones religiosas. Para James Mill, la moral era independiente de la religión. Su postura era parecida a la de los estoicos. Esta creencia básicamente agnóstica fue la que heredó su hijo John. Es inútil preguntarse sobre los misterios de la vida. Lo relevante debe tener una finalidad pragmática y concreta.   

John Stuart Mill era un sabio con catorce añitos. Aprender era su vida. Cuando se libra de la asfixiante tutela paterna va adquiriendo una progresiva madurez de pensamiento. Viaja a Francia. Allí la libertad de costumbres contrastaba poderosamente con la represión de la Inglaterra victoriana. Los franceses expresaban sus sentimientos sin miedo. Para un joven que había pasado su infancia aislado entre montañas de libros aquello fue como aprender a respirar. Aparecen sus primeras publicaciones. Sus enormes dotes intelectuales empiezan a brillar. 

Los rasgos de su pensamiento se perfilan: importancia del razonamiento preciso y lógico frente a las efusiones sentimentales; defensa de la libertad como fundamento de una verdadera vivencia moral; radicalismo liberal en la línea de Jeremy Bentham (gran amigo de su padre). El utilitarismo benthamita defendía que el contenido de la legislación debe asegurar el mayor bien para el mayor número posible de personas. En este sistema no hay lugar para sentimentalismos. La nueva organización social es consecuencia ineluctable del progreso humano. Mill se abre asimismo a otras influencias intelectuales. Compara, matiza y depura sus conocimientos. Quiere reformar a la humanidad. El progreso era el fetiche de su siglo. 

Mill rechaza absolutamente la minoría de edad legal de la mujer, comparándola acertadamente con la subordinación de los súbditos respecto al monarca absoluto; valora con énfasis la calidad humana e intelectual de su amiga, esposa y colaboradora Harriet Taylor (su prematura muerte le destrozó); nos informa de sus empresas culturales, políticas y periodísticas; destaca la influencia que en su pensamiento tuvo el socialismo utópico de Owen, Fourier y Saint-Simon; también el positivismo de Comte; se considera un demócrata radical, pero valora las finas críticas de Tocqueville, porque una democracia degradada puede conducir al despotismo del ejecutivo sobre un conjunto amorfo de seres iguales y aislados: la dictadura del anonimato; las lecturas de los poetas románticos le ayudaron a rectificar ciertos excesos de una razón analítica y disolvente que acaba por devorarse a sí misma, con lo que deja al hombre desnudo y sin esperanzas. Al final de su vida, desde una base utilitarista e ilustrada, liberal radical, Mill fue acercándose al socialismo. La "Autobiografía" ofrece un panorama apasionante de la evolución de la vida intelectual decimonónica. 

Por último, la prosa de Mill es de una elegancia, concisión y precisión inigualables. El estilo es frío y reflexivo. Las palabras obedecen al pensamiento, y no al revés. No se busca impresionar al lector con frases sonoras o una retórica atrayente (como hacía Carlyle, a quien Mill, no obstante, admiraba), sino compartir una experiencia intelectual con la máxima exactitud y pulcritud. Las frases se ajustan a lo que quiere explicarse como la mano a un guante. El resultado literario es extraordinario.

John Stuart Mill
 
John Stuart Mill (Londres, 1806-1873) fue un filósofo, economista y político británico. De familia culta e intelectual, su tremebunda educación fue la de un superdotado. Mill devoró a los clásicos en varios idiomas. Fue influido por Jeremy Bentham, los ilustrados franceses, los economistas clásicos, los socialistas utópicos y los positivistas. James Mill, su padre, cultivó un genio y salió un genio.  

Sus trabajos sobre la libertad, el gobierno representativo, la esclavitud femenina o la lógica son clásicos del pensamiento. Mill era un radical que defendía la democracia parlamentaria, la liberación de la mujer, el debate para alcanzar verdades compartidas y la inevitable tensión entre la libertad individual y el progreso social. También defendió el derecho de los obreros a asociarse para mejorar sus condiciones laborales. Hombre triste, depresivo y melancólico, sus restos reposan en Aviñón. Algunos aseguraban no haber visto reírse jamás a John Stuart Mill. Exagerados. 

Publicado por Alberto. 

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