viernes, 7 de enero de 2022

Libros de sangre (I y II) - Clive Barker

 

Título: Libros de sangre (I y II)                                                                                           Autor: Clive Barker

Páginas: 704 y 640

Editorial: Valdemar

Precio: 32 euros  cada uno

Año de edición: 2020

Hacia mediados de los años 80 del siglo XX Stephen King vio el futuro de la literatura de horror: Clive Barker. Otro especialista del escalofrío, Ramsey Campbell, llegó a la misma conclusión. Peter Straub confesaba que le daban sana envidia las fantasías macabras del joven escritor británico. Todos estaban de acuerdo en que los relatos de Barker eran un gran salto adelante dentro del género terrorífico. Han pasado ya tres décadas. Desde luego, Barker no ha conseguido ni por asomo superar la calidad de su obra primeriza, pero es indudable que esta se ha convertido en clásica, en el sentido de que su influencia se ha dejado sentir de modo duradero en la literatura, pero también en el cine o las artes gráficas. Sencillamente, su autor revolucionó el género de terror. Ya nada sería igual después de sus magníficos «Libros de sangre». Marcaron un antes y un después. 

En España, estos relatos fueron publicados en varios volúmenes por Planeta, Martínez Roca y la Factoría de Ideas. También hubo una edición en Círculo de Lectores. La edición de Valdemar que ahora comentamos, en dos volúmenes, es la mejor y más completa, ya que incluye los seis libros originales. La presentación, traducción y edición son impecables. A quien le guste pasar miedo, tiene en estas páginas una cita ineludible.  

¿Por qué estos cuentos, con todos sus altibajos, son tan buenos? Ante todo, Clive Barker sabe enmarcar el horror en lo cotidiano. Se ha dicho que sus historias superan el esquema tradicional de una amenaza exterior apostando por un enfoque más subjetivo (el monstruo somos nosotros, los vecinos, los amigos). No obstante, por sus relatos pululan los mitos de siempre, como hombres lobo, zombis, fantasmas, víctimas de experimentos absurdos, maldiciones o poseídos. Su habilidad consiste en reelaborarlos saltándose la regla de sugerir más que mostrar. El británico muestra con toda su crudeza sangre y vísceras: el escaparate orgánico del horror interior; también aparecen monstruos multiformes cuya fuerza plástica nos permite imaginarlos en todo su esplendor.

Por tanto, el de Barker es un horror gore y exhibicionista, marcadamente visual, cosa comprensible si tenemos en cuenta su condición de pintor e ilustrador además de escritor. Este horror es maloliente, asqueroso, implica sufrimiento y dolor, es físico, sin atenuantes de ninguna clase. Constituye una estética de lo repugnante (incluso más: Barker adora a sus bichitos hasta ponerse místico). Por esta senda sangrienta llega muy lejos, ciertamente, pero el lector debe superar ciertos prejuicios. 

Cuentos sangrientos e innovadores, en general magníficos, que enseñan sin escrúpulos lo que otros escritores esconden en nombre del buen gusto: ese es el menú de Barker. Su estilo combina acertadamente unos diálogos brillantes con un catálogo de abominaciones que destruyen, a veces desde dentro, a los desgraciados protagonistas, y que son descritas con el detalle de un forense. En conclusión: su fuerza narrativa, unida a su imaginación febril, despierta el horror, que se va haciendo sanguinolento hasta lo insoportable en una atmósfera progresivamente delirante. Dice el autor: «Me encarnizo con todo. Así que no creo ser un buscador de sangre. Soy un buscador de excesos. Me gusta llevar los cuentos, los hechos y los personajes hasta las últimas consecuencias».

¿Y de qué van estos cuentos? Las historias no cogerán desprevenido al buen aficionado: una tribu amazónica ajusta cuentas con unos canallas que quieren robarles sus tierras, un joven enclenque y enfermizo invoca al fantasma de su abuelito (un asesino múltiple) para consumar una venganza, la demolición de una iglesia londinense descubre una cripta llena de muerte, dos pueblos balcánicos ancestralmente enemigos levantan dos torres hirvientes durante sus períodos de lucha, las manos de un hombre se sublevan contra su dueño en una travesura sangrienta, humorística y fatal que adquirirá tonos surrealistas o una tesis sobre los graffitis como semiótica de la desesperación urbana acabará mal (este cuento, «Lo prohibido», dio lugar en 1992 a la película «Candyman», dirigida por Bernard Rose). La mayoría de los relatos aluden a los peligros del sexo (el SIDA, letal pandemia de los 80), la delincuencia, la alienación urbana o la perversidad que anida debajo de lo cotidiano. Vayan afilando los dientes, porque las historias, como ven, prometen.

Clive Barker

Clive Barker nació en Liverpool en 1952. Estudió filosofía. Desde muy joven se interesó por el teatro, llegando a estrenar varias obras. De noche escribía sus cuentos sangrientos, que se publicarían con éxito entre 1984-1985. Barker ha seguido escribiendo novelas. Hombre polifacético, también se ha dedicado al diseño gráfico, la pintura y los cuentos infantiles. Desembarcó en el cine. En 1987, estrenó su primera película, «Hellraiser» (1987), inspirada en una de sus novelas. 
 
Su imaginería entre infernal y sadomasoquista ha tenido importancia en la configuración de la mitología posmoderna del horror. La siguiente película, «Razas de noche» (1990), es asimismo adaptación de su novela «Cabal» y presenta una variopinta galería de monstruos que se esconden de los humanos en un cementerio abandonado. Los persigue nada menos que el gran director canadiense David Cronenberg. Las posteriores aventuras cinematográficas de Barker no han tenido tanto éxito. Este notable artista sigue trabajando y actualmente reside en Los Ángeles.

Publicado por Alberto.

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