lunes, 23 de julio de 2018

De vez en cuando, como todo el mundo - Marcelo Lillo


Título: De vez en cuando, como todo el mundo
Autor: Marcelo Lillo

Páginas: 424

Editorial: Lumen

Precio: 19,90 euros 

Año de edición: 2018

Éste es un libro de cuentos rotundamente bueno y contundente. Una recopilación de treinta relatos sólidos e incontestables, que demuestran que su autor se inscribe en la tradición de los grandes cuentistas, como Chéjov, Cheever y Carver.  No todo el mundo es capaz de leer a esos autores, entenderlos y obrar en consecuencia, y Lillo lo hace. Un escritor que no sé de donde ha salido, yo no lo conocía y parece que casi nadie sabía quién era hasta hace poco, pero atesora mucha literatura en sus frases escuetas y recortadas.

Se nota que escribe a partir de su vida cotidiana, porque repite elementos con el sabor de lo que se ha vivido, parejas que se pasan el día en la cama viendo la televisión, hombres en paro que no encuentran trabajo, personajes cansados, hastiados, que van dando tumbos por la vida.

Es una literatura que podría ser muy deprimente, pero que sin embargo encierra tanta belleza, está tan bien contada, que ofrece cierto extraño consuelo y engancha, ya lo creo que engancha. Ahora tengo que buscar todo lo que haya por ahí publicado por Marcelo Lillo para devorarlo, porque me ha gustado una barbaridad.

Todos los relatos son buenos muy buenos, pero a mí me ha impresionado especialmente el titulado «Cuarenta caballos», un relato de boxeo en el que el autor amaga, finta y parece que va a escribir un cuento convencional y en la última línea, lo remata de un jab de izquierda seco y directo al mentón el lector. Una pieza soberbia. 

Este hombre es un maestro del laconismo, un escritor de pocas palabras que sabe escribir historias largas con frases de cañones recortados, en las que necesita poco para crear literatura de altos vuelos. Ha sido todo un descubrimiento.

Treinta cuentos de algo así como un realismo sucio a la chilena, que le dejan a uno tocado, pensando en ellos mucho después de haber cerrado el libro. ¿Os lo váis a perder?

Marcelo Lillo (Chile, 1957) es un escritor chileno. Fué un niño adoptado, pero eso no le supuso nunca ningún trauma. Empezó a escribir a los quince años, pero ha publicado su primer libro a los cincuenta. «Publicar a esta edad es ni más ni menos que la champaña del final de la perra existencia», resume.

A los 35 años quemó todo lo que había escrito, aunque había ganado varios concursos y premios. Él mismo dice que fué una cuestión de madurez. Se dió cuenta de que escribir chistes o anécdotas, no es escribir cuentos, que un cuento es otra cosa.

Profesor de español en el colegio Montessori, a los cincuenta y cnco años decidió dejar su trabajo y dedicarse por completo a la literatura. «Hice un pacto de muerte: si en cuatro años no me iba bien, o sea, no ganaba más concursos, me pegaba un tiro. En serio. Me compré una Colt 45» asegura «y estuvimos a cien días de pegarnos un balazo». Aún conserva la pistola y dice que dará uso, porque «Yo no tengo tendencia a la obscenidad, y la vejez es obscena. Yo llegó hasta los 70 años y paremos de contar».

Vive en un pueblecito con balneario llamado Niebla, un poco más al sur que el centro de Chile, con su mujer Márgara, y su perra, China. Le gusta el pisco sour y las fotos en blanco negro. No tiene hijos ni amigos. Con su mujer y su perra le basta y le sobra. Se confiesa misántropo, no le gusta la gente, no le gusta lo que hablan, no le gusta este mundo. Lo suyo es escribir, escribe unas mil páginas al año y debe de tener todavía tesoros sin publicar. Todo un personaje.
  
Marcelo Lillo

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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