lunes, 18 de septiembre de 2023

Don Juan en Sicilia - Vitaliano Brancati

 

Título: Don Juan en Sicilia
Autor: Vitaliano Brancati
 
Páginas: 192
 
Editorial: Sirmio
 
Precio: 18 euros
 
Año: 1994
 
«Giovanni Percola tenía cuarenta años y llevaba diez viviendo en compañía de sus tres hermanas [...] en una ciudad como Catania, en las que las conversaciones sobre mujeres daban más placer que las mujeres mismas».
 
Así empieza esta divertida y estupenda novela, publicada por primera vez en 1943, en la que se satiriza el machismo de los sicilianos más profundos, compuesto de miedo y desconocimiento de la mujer, a la par que de imaginación y piropos rijosos. Como ya imaginaréis, el título es irónico, porque el protagonista es un don Juan imaginario, amante de la vida tranquila, prácticamente célibe a los cuarenta y reprimido, dedicado al ojeo y comentario de las damas de la ciudad. La novela se desarrolla en Catania, la segunda ciudad de Sicilia en población, un modelo de provincianismo y cerrazón alejado del mundo más civilizado.

Las peripecias sentimentales y eróticas de este don Juan de pacotilla, que en realidad es un inocentón de tomo y lomo que no consigue ser un sinvergüenza por más que lo intenta, llenan estas páginas, contadas con amenidad, mucho sentido del humor y un profundo conocimiento de la sociedad siciliana más atrasada de esos años. Un mundo masculino rancio y pacato, que lleva al extremo el principio de delicadeza de Sade, es preferible la tensión al placer, el deseo a la consumación, hasta llegar a lo ríidículo. Se presenta todo un elenco de hombres maduritos locamente enamorados de damas a las que no se atreven ni hablar ni acercarse, a las que solo vislumbran entre cortinas y ven pasear a lo lejos, y con quienes el mayor momento de intimidad, es asistir a la misma misa.

Nuestro héroe se enamorará, inexplicablemente será correspondido, se casará y entonces el ingenio de Brancati mantiene el entretenimiento describiendo una más que curiosa vida en común. Una delicia de libro que, primero uno quiere acabar a toda costa y luego, cuando se acerca el inesperado y espléndido desenlace, uno desea que no se acabe nunca. Una obra redonda, divertida, muy amena y que describe mediante la exageración cómica, los usos amorosos de una sociedad provinciana, repleta de prejuicios, costumbres anticuadas y manías.
 
El elenco de personajes no tiene desperdicio: el que se trajo una muñeca de París, en el mismo tacto que una mujer; los que se enamoran y pasan de lavarse una vez al mes a bañarse todos los jueves y domingos; las señoras que lavan los vasos con ceniza; ancianos enamorados que caen en las más ridículas manías; un criado que insulta a todos los enseres de la casa y luego se confiesa por ello; un enamorado que teme la noche de bodas; los lugareños que distinguen entre siciliano y continentales... y el poderoso efecto del siroco, la Luna y las siestas sicilianas.

El estilo es rico y depurado, de altos vuelos adornado lo justo, sin llegar a ser barroco, elegante y cargado de sorna, con el sabor de los clásicos, inteligente y adornado con la ironía permanente. ¡Qué pena que Brancati escribiese tan pocas novelas! Como muestra, unos pocos ejemplos: «¡Oh! Se ven más cosas en los ojos de una muchacha que en todo el continente africano», «¡Cantando en su habitación! ¿No se da cuenta de que tiene hermanas?», «La historia más importante de Catania es la historia de sus miradas», «... en la edad en la que alejamos el libro para leer mejor», «Panarini prefirió recordar, y el surco más profundo que dejara hasta ahora su paso por la Tierra se encuentra en su sofá», «La portera me ha dicho que cómo es posible que tu novia siga siendo señorita si vais solos por la calle».

Una novela maravillosa, que es un placer leer, aguda, hilarante espléndidamente bien escrita. Una verdadera joya que no hay que perderse. Os la recomiendo vivamente.
 
La excelente traducción del original en italiano es obra de Carmen Marchante.
 
Vitaliano Brancati (Pachino, 1907-1954) fué un escritor y periodista siciliano, muy popular en su época. Siendo joven y en Sicilia, simpatizó con el fascismo, pero en cuanto se estableció en Roma, el trato con otros escritores e intelectuales templó sus ideas y le convirtió poco a poco en un demócrata convencido. 

Publicó novelas y relatos, trabajó como periodista, pero la fama le llegó como autor de teatro y guionista de cine. Era un especialista en la típica comedia italiana, que ironiza sobre la dictadura fascista o sobre el erotismo. En 1952 el gobierno censuró una de sus mejores obras, «La gobernante», un drama sobre el lesbianismo y, ni corto ni perezoso, escribió una comedia ridiculizando a la censura.
 
Vitaliano Brancati
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

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