Título: En la orilla Autor: Abdulrazak Gurnah
Páginas: 352
Editorial: Poliedro
Precio: 16 euros
Año de edición:2003
Dicen algunos que esta es la mejor novela de Gurnah, el flamante Premio Nobel de Literatura de este año. No puedo opinar, porque es lo primero que leo de él, pero sí os aseguro que es una obra formidable.
Publicada en el 2001 en Reino Unido y agotada en España desde hace tiempo, es la sexta novela del autor, escrita en su plena madurez creativa, siete años después de «Paraíso», que ya comentó aquí Paloma Martínez. Es una obra profunda, bien estructurada, con un estilo redondo y potente, que da gusto leer. Está escrita en inglés, pero no recuerda a otros escritores británicos y parece cierto que el autor importa a ese idioma giros, expresiones y una manera de escribir africana.
Cuenta la historia de dos personajes, Saleh Omar y Latif Mahmud, que emigran por separado como refugiados desde el bello Zanzíbar a Reino Unido. Allí encontrarán la extrañeza, la nostalgia de su tierra y lo difícil que resulta adaptarse a una sociedad a veces amable, a veces hostil y completamente diferente. Casualmente se conocerán, se darán cuenta de que son parientes lejanos, con una larga y compleja historia en común. Ambos personajes nos contarán su propia versión, bastante diferente de la otra, y, en un curioso juego de espejos, los dos conocerán cosas que ignoraban de su pasado, aspectos que cambiarán radicalmente sus recuerdos.
Alrededor de esa trama, se tocan con habilidad temas como una visión del colonialismo desde el punto de vista del colonizado, que percibía el aplomo de los ingleses y su discurso sobre los tanzanos, en el que parecen predestinados a someterse. La hipocresía de los británicos, que «En las aulas nos enseñaban a resistir la tiranía y luego aplicaban el toque de queda al caer el sol y encerraban a quienes repartían panfletos». Los favores teñidos de cinismo y el gesto arrogante de ira con el que se marcharon del país. Y también las becas que concedía la Alemania Oriental, en las que no se podía elegir carrera, era la que te tocaba.
También aparecen retazos de la cultura zanzibarí: el halva, un dulce de harina, sésamo y miel; el perfume del áloe; la influencia del monzón y la conexión marina con la India; la importancia del kiswahili, la lingua franca del África Oriental, con más hablantes que el griego, el sueco o el noruego; la forma en que prescribe el Corán que hay que repartir las herencias (la mitad para los hijos varones, un tercio par las esposas y un sexto para las hijas); el luto por el esposo de cuatro meses y diez días, y algunos dichos locales («No le dejaron siquiera un largo de tela para la mortaja