jueves, 17 de septiembre de 2015

Sonatas de primavera, estío, otoño e invierno - Ramón del Valle-Inclán

     
Título: Sonatas de primavera, estío, otoño e invierno
Autor: Ramón del Valle-Inclán

Páginas: 192 y 224

Editorial: Austral

Precio: 8,95 y 8,95 euros

Año de Edición: 1999

Confieso que las famosas «Sonatas» de Valle-Inclán eran una de mis asignaturas pendientes. Por suerte he podido leerlas al fin y he disfrutado como un enano. Son formidables, una auténtica delicia para los paladares más exigentes.

Uno de los significados de la palabra «sonata» alude a una composición musical basada en el contraste de dos temas y así parece que se han concebido estos textos, entrelazando dos asuntos, dos líneas temáticas tan poderosas como el sexo-amor y la muerte, eros y tánatos sobreponiéndose entre las líneas de estas cuatro novelas cortas realmente geniales, en su brevedad de entre 80 y 90 páginas cada una.

Por otro lado el nombre les viene bien a estas composiciones por su equilibrio y armonía, por las resonancias que origina y la musicalidad del lenguaje en más de un pasaje. Aquí tenemos al mejor Valle, modernista y ágil, ameno y entretenido, de lenguaje suelto y elegante, formalmente pulcro y deslumbrante. 

Recuerda lejanamente a Gabriel Miró y a Ruben Darío, por su estilo brillante y casi efectista. Y llama la atención la modernidad de estas cuatro obritas. Arrancan sin descripciones ni preámbulos, yendo directamente al grano, y mantienen un cierto laconismo, algo recortado que resulta muy directo y certero. Se presentan como las memorias de un supuesto Marqués de Bradomín, que parece ser una idealización estilizada del propio autor, un personaje un poco calavera, más casanova que don juan, seductor y descreído, algo egocéntrico, de vuelta de todo y un poco sinvergüenza, un antihéroe original y curioso, que sorprende en cada lance de sus aventuras..

Cuatro novelas cuatro, que recomiendo leer en el orden de las cuatro estaciones (primavera, estío, otoño e invierno) a pesar de que fueron escritas entre 1902 y 1905 en otro orden (otoño, estío, primavera, invierno), embebida cada una en el ambiente de su estación de un modo u otro, situadas a finales el siglo XIX, cuando la última de las guerras carlistas sacudían la peninsula y organizadas en pequeños capítulos sin numerar, que selene acabar con un golpe de efecto.

Un cuarteto formidable, emocionante, que nos deja más de una frase para el recuerdo: «Siempre creí que la bondad de las mujeres es todavía más efímera que su hermosura», «La pobre no sabía que lo mejor de la santidad son las tentaciones», «Lo mismo da triunfar que hacer gloriosa la derrota», «Lloré como un dios antiguo al extinguirse su culto», «¡Salve risueña mentira, pájaro de luz que cantas como la esperanza!», «El silencio es arca santa del placer». Y un párrafo, que no voy a citar por pudor, en el que el lector avispado descubre las prácticas sexuales más pronográficas camufladas bajo las metáforas más elevadas.

Una obra en cuatro partes escrita con auténtico virtuosismo, una obra genial. amena, entretenida y espléndida. En fin, que se me acaban los adjetivos, Tenéis que leer estas cuatro sonatas.

 Portadas de dos de las sonatas (1942) 

Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, Pontevedra, 1866-1936), hijo de un marinero y escritor de una familia de hidalgos venidos a menos, disfrutó de pequeño de la excelente biblioteca de su padre, leyéndola de cabo a rabo. Empezó Derecho, pero una visita de José Zorrilla a la universidad le ayudó a descubrir su vocación literaria, abandonó los estudios y empezó una vida bohemia y bastante atrabiliaria.

Destacó en las tertulias madrileña por su ingenio y su afilada lengua, pasó hambre, trabajó como actor, viajó a México y a Cuba, tuvo polémicas sonadas con Pío Baroja y Unamuno. En una bronca de bar, un periodista le hirió en un brazo, la herida se gangrenó y se quedó manco a los 33 años.

Comenzó a ganarse la vida como traductor a la vez que escribía sus mejores novelas y se convertía en autor teatral de éxito. Fué pofesor de Estética en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Presidente del Ateneo de Madrid y Director de la Escuela de Bellas Artes de Roma. Manco y todo, se caso y tuvo seis hijos.

Es una de las figuras clave del teatro del siglo XX y de la generación del 98. Él mismo se definió en estas sonatas como «feo, católico y sentimental».
     
http://porestarcontigo.blogspot.com.es/2014/05/las-trolas-de-valle-inclan.html
 Retratos de Valle-Inclán (Montaje CC-BY-NC-ND J. A. Pérez Martínez)
     
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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