Título: El árbol ausente
Autor: Catherine François
Páginas: 127
Editorial: Demipage
Precio: 18 euros
Año de edición: 2009
Este pequeño gran libro, pequeño en cuanto a extensión, grande por su contenido, es un texto muy íntimo, lírico, una recopilación de recuerdos de infancia de la autora, transcurrida en el extrarradio parisino en los años 60. «Memoria de un tiempo y un lugar en los que todo son signos», se dice en el prólogo. Los flahsbacks están concebidos y contados desde la mente de una niña pequeña, con la capacidad verbal de una persona adulta, pero con el léxico y la cosmovisión de quien tiene tan solo unos pocos años. Nos proporciona el punto de vista de una cría con la sintaxis de una mujer. Un cóctel muy atractivo que dota estas páginas de un encanto especial.
Dedica cierta atención al proceso de formación del sentido y apropiación de las palabras, una fase fascinante, que aquí se refleja asombrosamente bien. Tiene frases afortunadas, que reflejan adecuadamente la visión deformada del mundo que a veces se hacen los niños, por ejemplo: «Mi padre me ha dicho que un espía no habita en ninguna parte». Y razonamientos curiosos, como la constatación de que «Las ventanas no tienen nombre». Por otra parte, también proporciona ejemplos atinados de argumentaciones que parecen socavar la lógica habitual, porque los niños son pensadores incómodos. Ponen en cuestión principios básicos que damos por sentados y nos ponen en aprietos cuando intentamos razonarlos.
El texto está organizado en siete capítulos, estructurados en párrafos algo caprichosos, tal y como se estructura la memoria. El lenguaje es sencillo, evocador, ligeramente poético y muy sugerente. Esta obra sabe atrapar la emoción de los primeros pensamientos incipientes, de la construcción del armazón de ideas que luego nos acompañará toda la vida.
Un libro mágico sobre la infancia, más iluminador que muchos ensayos sobre el tema. Un texto fascinante, un alarde de memoria, inteligencia e intuición. Un libro único y diferente, con un toque muy especial. Una lectura muy recomendable.
Esta obra apareció en Francia en 2004 y, gracias a la editorial Demipage, un sello de pocas publicaciones, pero muy selectas, lo tenemos en español desde 2009. El oportuno prólogo y la traducción del francés son de Santiago Auserón, cantante, compositor, escritor y filósofo, líder del conjunto Radio Futura. En este libro ha hecho un buen trabajo.
Catherine François (París, 1953) es una escritora francesa. Pasó sus primeros años en la periferia de la capital. Luego estudió Letras Francesas en la Universidad de La Sorbona. Hizo su primer viaje a España a los 20 años, le gusto, repitió y acabó instalándose en Madrid. Vivió la movida madrileña, recorrió todo el país acompañando a Radio Futura e inició una relación con Santiago Auserón que dura hasta el día de hoy. Colaboró con sus primeros artículos en revistas
como Humo, Artefacto, Diwan,
Número o Comercial de la
Pintura. En esos años escribió su primer libro La ciudad infinita. Fue profesora de Filología Francesa en la Universidad Complutense de Madrid.
A partir de su 31 cumpleaños se dedicó a viajar a Cuba, Inglaterra,
México, Estados Unidos, Jamaica, Portugal y China, cuya cultura le fascinó. Estudió chino y estuvo investigando los cuentos y tradiciones del Río Amarillo y sus afluentes. Finalmente, empezó a vivir a caballo entre Madrid y Mallorca. Ha publicado libros en español y en francés, y ha traducido a ese idioma los sonetos de Garcilaso de la Vega.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.


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