Título: La pipa de oro
Autor: Théophile Gautier
Autor: Théophile Gautier
Páginas: 402
Editorial: Siruela
Precio: 14,12 euros
Año de edición: 1990
Este volumen reúne una selección de diez cuentos fantásticos de Gautier, llenos de imaginación, surrealismo, un toque de absurdo y, porqué negarlo, una cierta atmósfera siniestra que recuerda a Poe y resulta de los más inquietante.
Algunos de los tíulos anuncian el tono y el contenido de lo que viene detrás: «El pié de momia», «El caballero doble», «El club del hachís», «Arria Marcella, recuerdo de Pompeya», «Avatar» y por supuesto, «La pipa de opio».
Son cuentos que parten del romanticismo y se internan en el parnasanianismo, un movimiento fundado por el propio Gautier que preconizaba el arte por el arte, bello, objetivo y sin tanta influencia del yo, la perfección formal y cierto gusto por los temas clasicos y el pasado.
Pero estos relatos son mucho más, originales, deslumbrantes, algo enigmáticos y llenos de imaginación, se dice que anticipan el surrealismo y el modernismo. Una maravilla, una joya rara y exótica en forma de un puñado de relatos que se salen de lo normal y continuamente parecen estar susurrando que son de otro mundo.
Resulta inevitable pensar que, como sugiere el título, estos cuentos están inspirados por el opio y por eso tratan de arrastrarnos a un mundo misterioso, alucinado, fantástico y peligroso que, al fin y al cabo está en nuestro interior, porque lo único que hacen las drogas es despertar cosas y fuerzas que duermen en los rincones más escondidos de nuestra alma. Un libro muy interesante, un poco difícil de conseguir, pero que vale lapena buscar porque es un verdadero tesoro.
Para acabar y de propina, aquí os dejo el «Soneto japonés» que escribió este francés original y sorprendente como pocos:
En tu rostro sedátil suave lampo fulgura;
es tu voz como el eco de las auras de abril,
y cuando te levantas, sonriendo, en mi negrura
eres luna de nácar que me alumbra sutil.
Hay núbiles anhelos en tu mirar de raso;
tu boca tiene púrpura de nubes en ocaso
y es tu nariz risueña la de gentil musmé.
Pareces una frágil sombrilla japonesa
y cerca de ti aspiro, mi lánguida princesa,
algo tan dulce y raro como el olor del té.
Théophile Gautier (Tarbes, 1811-1872), que en realidad se llamaba Pierre Jules Théophile Gautier, fué un poeta, novelista, dramaturgo, crítico, fotógrafo francés y uno de los mejores columnistas de su época. Nació en un pueblecito de los Pirineos y siendo niño se mudó a París.
En un principio, quiso ser pintor pero se dió cuenta en seguida que lo suyo era la poesía. Fué amigo de Balzac, Zola, Dumas, Nerval y la flor y nata de la literatura del momento. Fué bohemio, trabajó en una cafetería, en una biblioteca, en un periódico, siempre quiso ser rico pero no lo consiguió.
Formó parte, junto a Baudelaire y otros artistas, de un extravagante grupo llamado el Club des Hashischins que se dedicaba a probar drogas, sobre todo hachís. En algunos artículos publicó sus experiencias. Está enterrado en el Cementerio de Montmartre, en París.
Año de edición: 1990
Este volumen reúne una selección de diez cuentos fantásticos de Gautier, llenos de imaginación, surrealismo, un toque de absurdo y, porqué negarlo, una cierta atmósfera siniestra que recuerda a Poe y resulta de los más inquietante.
Algunos de los tíulos anuncian el tono y el contenido de lo que viene detrás: «El pié de momia», «El caballero doble», «El club del hachís», «Arria Marcella, recuerdo de Pompeya», «Avatar» y por supuesto, «La pipa de opio».
Son cuentos que parten del romanticismo y se internan en el parnasanianismo, un movimiento fundado por el propio Gautier que preconizaba el arte por el arte, bello, objetivo y sin tanta influencia del yo, la perfección formal y cierto gusto por los temas clasicos y el pasado.
Pero estos relatos son mucho más, originales, deslumbrantes, algo enigmáticos y llenos de imaginación, se dice que anticipan el surrealismo y el modernismo. Una maravilla, una joya rara y exótica en forma de un puñado de relatos que se salen de lo normal y continuamente parecen estar susurrando que son de otro mundo.
Resulta inevitable pensar que, como sugiere el título, estos cuentos están inspirados por el opio y por eso tratan de arrastrarnos a un mundo misterioso, alucinado, fantástico y peligroso que, al fin y al cabo está en nuestro interior, porque lo único que hacen las drogas es despertar cosas y fuerzas que duermen en los rincones más escondidos de nuestra alma. Un libro muy interesante, un poco difícil de conseguir, pero que vale lapena buscar porque es un verdadero tesoro.
Para acabar y de propina, aquí os dejo el «Soneto japonés» que escribió este francés original y sorprendente como pocos:
Por subrayar, glorioso, de tu frente la albura
el Japón dio a tus ojos su más límpido añil;
la porcelana blanca no tiene la blancura
de tu cuello tan suave como terso marfil.
el Japón dio a tus ojos su más límpido añil;
la porcelana blanca no tiene la blancura
de tu cuello tan suave como terso marfil.
En tu rostro sedátil suave lampo fulgura;
es tu voz como el eco de las auras de abril,
y cuando te levantas, sonriendo, en mi negrura
eres luna de nácar que me alumbra sutil.
Hay núbiles anhelos en tu mirar de raso;
tu boca tiene púrpura de nubes en ocaso
y es tu nariz risueña la de gentil musmé.
Pareces una frágil sombrilla japonesa
y cerca de ti aspiro, mi lánguida princesa,
algo tan dulce y raro como el olor del té.
Théophile Gautier (Tarbes, 1811-1872), que en realidad se llamaba Pierre Jules Théophile Gautier, fué un poeta, novelista, dramaturgo, crítico, fotógrafo francés y uno de los mejores columnistas de su época. Nació en un pueblecito de los Pirineos y siendo niño se mudó a París.
En un principio, quiso ser pintor pero se dió cuenta en seguida que lo suyo era la poesía. Fué amigo de Balzac, Zola, Dumas, Nerval y la flor y nata de la literatura del momento. Fué bohemio, trabajó en una cafetería, en una biblioteca, en un periódico, siempre quiso ser rico pero no lo consiguió.
Formó parte, junto a Baudelaire y otros artistas, de un extravagante grupo llamado el Club des Hashischins que se dedicaba a probar drogas, sobre todo hachís. En algunos artículos publicó sus experiencias. Está enterrado en el Cementerio de Montmartre, en París.
Théophile Gautier fotografiado por Nadar en 1885 (getty images)
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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