Título: Haikú. Antología de poemas japoneses
Autores: Stephen Addis, Fumiki Yamamoto y Akira Yamamoto Páginas: 188
Editorial: Dojo ediciones
Precio: 9 euros
Año: 2012
Una deliciosa antología de bolsillo, muy manejable y completa, con una selección muy cuidada de haikus, esos breves poemas tradicionales japoneses que tanto me gustan. Golosinas de poesía.
El haiku, que se llamó haikai hasta el siglo XX, es un género poético muy corto, de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, que contiene alguna alusión a la estación del año. Al menos así era hasta el año 1900, a partir del cual algunos poetas comenaron a experimentar con versos libres y ya no siempre incluían una referencia estacional.
Para mí, estos versos son la esencia de la poesía, y a menudo es admirable cómo un material tan escueto consigue un efecto poético tan intenso. No soy un entendido, pero me parece que el efecto de un haiku se basa en el darse cuenta de algo. Cuando el lector revive en su imaginación esa sensación, en la que todavía no ha intervenido el intelecto, de primero percibir algo y luego adquirir conciencia de lo que es, incluso nombrarlo, entonces el poema surte efecto.
Se incluyen pinturas haiga, apuntes tomado de la
naturaleza y ejecutados con los mismos útiles de escritura con los que se
redactaba el poema, para ilustrarlo.
Haiga de Ron Moss
Esta antología contiene primero una breve
introducción, sobre la historia, los principales autores y la evolución del
haiku, que vale la pena leer; luego, unos 360 poemas organizados en tres
capítulos titulados El pulso de la naturaleza, Voces humanas y Resonancia y
reverberación; a continuación, unos apuntes biográficos de cada autor, y un
índice de ilustraciones.
Hay poemas de los tres grandes autores clásicos, Bashó
(1644-1694), Buson (1716-1783) e Issa (1763-1827), de otros autores y, algo que
no se suele encontrar, bastantes haikus anónimos.
Como muestra, tres ejemplos:
Con un solo
canto
inaugura el
verano
el cuclillo.
Ryöta
Luna fría;
noto los
guijarros
bajo mis
zapatos.
Busón
Alcanzarla,
volverse a
mirarla
y ver que es
corriente.
Anónimo
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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