jueves, 26 de diciembre de 2024

Vivir me mata - Paul Smaïl

Título: Vivir me mata                                                                                                              Autor: Paul SmaIl                       

Páginas: 160

Editorial: El Cobre
 
Precio: 5,99 euros

Año de edición: 2003

Este atractivo, interesante y provocativo libro es en realidad un largo monólogo del protagonista y autor, que cuenta en primera persona la dura historia de su vida. Es un joven marroquí, nacido en Francia, pero discriminado igual que si fuera un inmigrante ilegal. La mayoría de la gente desconfía de él, le mira mal, no le da trabajo, le rechaza y prácticamente le aboca a la marginalidad y el resentimiento. Su historia sintetiza la de miles de magrebíes enfrentados a la violencia, al racismo y a la pobreza, siempre en la pendiente que lleva a la marginalidad y la delincuencia.

La primera frase es antológica: «Llamadme Smaïl», nos dice. Porque esta es la historia de un chico bereber con talento, que consigue estudiar con resultados brillantes Literatura comparada, pero acaba siendo escritor a tiempo parcial, repartidos de pizzas, dependiente de una librería, vigilante nocturno, boxeador aficionado y portero en un hotel cutre que alquila habitaciones por horas a parejas con prisas. Pero a pesar de todo,  le salva la literatura. Lee como un desesperado siempre que puede en el trabajo, y utiliza como contrapunto a todo lo que vive citas de Moby Dick, su novela favorita.

El texto tiene un ritmo frenético, te engancha, te embarca y te lleva a toda velocidad, sin darte respiro, por un río de experiencias frenéticas. Una novela poderosa como un torrente, brutal, descarnada y también poética, llena de matices líricos conmovedores. Estamos ante la vida de un chico duro y difícil, lleno de ira, de ruido y furia, pero con talento. Un rebelde con causa, tan marcado que no sabe ni siquiera aprovechar las pocas oportunidades que tiene. Hay una maravillosa y delicada descripción de un noviazgo, un episodio encantador que, desafortunadamente, dura demasiado poco.

Una novela corta, que dice en 150 páginas mucho más que otras en más de 300, con frases que se quedan en la memoria y de las que uno no se puede desembarazar fácilmente: «Suele decirse que, en una historia de amor, todo queda dicho desde el primer día. Después no se hace más que repetir indefinidamente, con todas las variantes que se quiera, el tema inicial», «Todo está en la literatura. Todo está dicho», «Llorar en un café escuchando a Um Kulsum cantar el dolor de amar...», «Yo no soy un recurso humano. Demasiada pinta de extranjero», «Lo pagaba todo porque pagar es lo único que no cuesta nada».

Una novela muy bien escrita, poderosa y de extraña belleza, que suena a auténtica en cada palabra y parece un trozo de vida que pasa por delante de nuestros ojos. Un libro con mucho truco, escrito por alguien que conoce muy bien el oficio. Una pequeña maravilla.

La traducción del francés ha sido realizada por Ana Libra Cenitagoya, profesora de la Universidad de Alcalá, y Cristina Huertas Abril, de la Universidad de Córdoba. Publicado originalmente en Francia en 1997 y traducido al español en 2003 para ser publicado en una editorial cuyos libros resultan difíciles de encontrar, he encontrado un ejemplar entre los expurgos de una biblioteca pública madrileña, en la mesa de los libros que te puedes llevar a casa porque llevan demasiado tiempo sin que nadie los saque. Curioso destino para una obra de un autor a la vez maldito y adorado, aborrecido e idolatrado a partes iguales. A mí, me ha encantado.

Parece ser que Paul Smaïl en realidad no existe. Es tan solo uno de los seudónimos de Jack-Alain Léger (Tolón, 1947-2013), un escritor y cantante francés que se escondía tras un buen número de nombres ficticios, como Melmoth, Dashiell Hedayat, Eve Saint-Roch o Daniel Théron.

Hijo de un crítico literario que escribía en el Paris Match, tuvo una infancia difícil entre una madre depresiva y suicida, y un padre que nunca aceptó que se dedicase a escribir. Era un gran amante del rock, publicó críticas de discos en la revista Rock and Folk y a los 20 años inició una carrera como cantautor con el nombre de Melmoth. Siempre uso pseudónimos porque le horrorizaba utilizar el apellido de su padre.

Como novelista, inició una errática carrera a los 22 años, con la traducción al francés del libro Tarántula de Bob Dylan y su primera novela, Being. Tuvo grandes éxitos, superventas, fracasos sonados y polémicas. Actualmente, es un autor de culto.

Después de varias depresiones, se quitó la vida a los 66 años tirándose por la ventana de un octavo piso. Dejó escrita una carta de tres páginas, en la que concluía: «Mi madre no lo consiguió. Yo, sí».

Paul Smaïl

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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