Título: La mente del señor Soames Autor: Charles Eric Maine
Páginas: 234
Año de edición: 1980
La mente del señor Soames parte de una interesante premisa. Un hombre ha pasado treinta años dentro de un tanque refrigerador. Cuando adquiere la conciencia, después de una delicada operación, no sabe nada. Su mente es una hoja en blanco. Así que debe ser educado para integrarse en la sociedad como un ciudadano de provecho. Eso implica conocer las reglas sociales.
Pero el señor Soames es igual que un niño grande. No posee una noción moral de lo que está bien o mal. Su lenguaje es limitado. Su comprensión de las situaciones se basa en el instinto y no en la reflexión, aunque se trata de un individuo potencialmente muy inteligente. Entre los doctores que intentan educarlo surgen dudas, discusiones y enfrentamientos. Zarandeado por unos y otros, incapaces de ponerse de acuerdo sobre su destino, el señor Soames tratará, con su escaso bagaje de conocimientos, de conquistar la libertad por su cuenta.
Esta novela de Charles Eric Maine publicada en 1961 es un curioso ejemplo de fábula moral con ribetes de ciencia ficción. El misterio no está fuera del hombre, en lejanas galaxias, futuros remotos o escenarios apocalípticos. Nada de eso. El misterio es el hombre mismo como criatura social que necesita convivir para salir adelante. La convivencia supone el aprendizaje de una serie de códigos que hacen posible la vida comunitaria. El instinto que hemos heredado de nuestros primos cuadrúpedos se rectifica con pautas de comportamiento aprendidas.
El señor Soames no conoce nada de eso. En su caso, treinta años se resumen en un vacío confortable y letárgico. El subconsciente parece inspirarle de vez en cuando algunas oscuras intuiciones. Estamos por tanto ante un hombre natural. Alguien cuyo grado de conciencia le impide seguir reglas, pero con la suficiente astucia para escabullirse e intentar sobrevivir lejos de los insoportables individuos de bata blanca.
Los médicos discrepan acerca de la educación del señor Soames. El doctor Breuer defiende una instrucción de tipo académico bajo una estricta supervisión. Al paciente le será impuesta la disciplina mediante castigos. El precio de la libertad implica someterse sin condiciones a una autoridad superior. Sin embargo, el señor Soames no es un recluso ni un enfermo mental. En términos legales, es libre. El problema es que no sabe usar su libertad porque no entiende lo que es (otra cosa es el instinto de libertad: la huida). Para el doctor Breuer la instrucción de Soames puede llevar años. Así que su formación equivaldría a una larga reclusión. La clínica convertida en un campo de concentración para un solo prisionero. Algo contra lo que se subleva la naturaleza libre del señor Soames.
El doctor Takaito es más sutil, flexible e inteligente. Él fue quien operó con éxito a Soames. Takaito es un experto en terapias conductistas con perros, al estilo de Pávlov. Observa una contradicción flagrante en el proyecto de su colega Breuer: resulta absurdo intentar socializar a un sujeto mediante una terapia que implica segregarlo de la vida real. La hipótesis de Breuer de que primero debe entender los conceptos abstractos para luego llevarlos a la práctica duraría demasiados años. El paciente no soportaría el aislamiento.
Para Takaito, Soames ha de ser educado en compañía de otros y con un amplio grado de libertad personal. De esta forma será capaz de entender de manera directa el significado de las cosas, lo que le permitirá rectificar y volver a intentarlo. La estrategia de ensayo y error es la más acertada. Mientras los sabios discuten interminablemente, el señor Soames acaba escapándose.
Esta estupenda novela plantea cuestiones de notable calado intelectual. ¿Tienen los médicos derecho a convertir al señor Soames en un conejillo de indias? ¿Puede alguien ser responsable, aunque no sepa lo que hace? ¿En la educación, debe primar la disciplina o la confianza? ¿Los hombres somos producto del medio o de nuestra herencia? ¿La mente del hombre es una tabla rasa o existen ideas innatas? ¿Los instintos naturales del hombre son un peligro? ¿El pacto social implica represión o es una necesidad para garantizar la convivencia?
El desventurado señor Soames, nuevo Frankenstein, suscita todas estas preguntas. El planteamiento del libro es original y su desarrollo acertado. Entretiene y hace pensar, lo que no es poco. Una lectura recomendable.
Charles Eric Maine (1921-1981) fue un escritor británico nacido en Liverpool. Su verdadero nombre era David Mcllwain. Fue un especialista en literatura de ciencia ficción, así como de suspense. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial, publicaba sus propias revistas en plan amateur. Durante la guerra sirvió en la RAF. Terminado el conflicto, trabajó para la BBC.
Algunas de sus novelas
y guiones para la radio se llevaron a la pantalla. Sus principales novelas son
Timeliner (1955), la historia de un viajero en el tiempo en la línea de
Wells, y La mente del señor Soames (1961), adaptada al cine en 1970
con Terence Stamp en el papel protagonista. Charles Eric Maine falleció en
Londres en noviembre de 1981.
Publicado por Alberto.
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