lunes, 17 de abril de 2023

Las delicias de la maternidad - Buchi Emecheta

 

Título: Las delicias de la maternidad                                                                               Autora: Buchi Emecheta

Páginas: 333 pág.

Editorial:
Cambalache

Precio: 22 euros

Año de edición: 2022

Mujer, inmigrante, negra, pobre y analfabeta. Construir una vida a partir de esas premisas y cuando lo único que los demás esperan de ella es que sea madre de hijos varones, que los cuide y alimente, y que sea sumisa al marido que le haya tocado le guste o no. ¿Cómo hacerlo?

Estamos en Nigeria a finales de la década de los treinta del siglo pasado, país de doce lenguas además del inglés y cantidad de tribus que rivalizan en costumbres ancestrales que perviven a pesar de la colonización. Comienza en Ibuza, una aldea del pueblo ibo a cuatro horas de distancia de Lagos (entonces capital del país). Allí, la protagonista, hija del muy respetado jefe de la tribu que ha vivido con honores por su ascendencia hasta la adolescencia, asiste dolorida y conmocionada a la muerte de su adorado padre. En el momento del entierro la esclava del padre no querrá inmolarse en la misma tumba como pide la tradición, por lo que será asesinada y enterrada con él no sin antes presagiar que volvería a la casa, pero esta vez como hija. Es un augurio que retumbará toda la vida en la mente de la hija, Nnu Ego, como lo que es, un presagio de mal agüero.

La protagonista es hija del jefe y de su hermosa amante quien nunca quiso casarse con él para mantener su independencia y su carácter orgulloso, con el que lo dominaba y manejaba porque bebía los vientos por ella.  Bella como su madre, la hija, tras su vuelta a casa repudiada por su marido por no haber tenido hijos, será casada con un hombre al que no conocía y que había emigrado a Lagos. Tenía que mantener el honor de la familia teniendo hijos varones. Allá fue y lo que se encontró no le gustó nada. Nnaife, su marido, era un hombre rechoncho y gordo nada parecido a los atléticos jóvenes de la tribu y que para colmo de males trabajaba de lavandero para un matrimonio inglés en cuya casa se ocupaba en especial de la delicada ropa de la mujer. Un empleo que Nnu Ego consideraba denigrante para un hombre. Un trabajo que no hacía mucho llevaban a cabo los esclavos y ahora eran negros inmigrantes pagados miserablemente, lo que venía a ser una suerte de esclavitud para esos agricultores de tribus lejanas de donde provenían. Pero ya no podía volver a casa, lo que hizo que los primeros tiempos de convivencia fueran de fuerte rivalidad y tensión permanente. Situación que duró hasta que fue consciente de su embarazo y tuvo su primer hijo. Con ello cumplía con su misión de traer hijos varones al mundo, por lo que se sintió feliz y empezó a relajar su temperamento y a aceptar a ese marido a pesar de que detestaba su forma de ser pues era un individuo melifluo, displicente, vago, falto de carácter e iniciativa y amante del dinero fácil, aunque fuera ganado por su mujer con gran esfuerzo.

A medida que nos adentramos en la historia, más nos encorajina esa actitud machista y prepotente del marido y la sumisión a la que va sometiéndose la protagonista que a medida que pasa el tiempo trabaja más en tareas durísimas por unas monedas, para poder dar de comer a los muchos hijos que va teniendo. Sin embargo, hay que hacer notar que esa rabia que nos va dominando mientras leemos proviene de nuestra mente racional, no de la forma de escribir de la autora que a través de un narrador omnisciente ejerce de relatora, sin juzgar hechos ni personajes, para que seamos conscientes de que está contando cosas que, si bien están enmarcados en una ficción, no están alejadas de la realidad. Es algo que comprobamos al conocer su dura biografía. Hay quien dice que su escritura es una suerte de documentalismo. Expone los hechos sin valoración ni sensiblería fácil.

La novela nos habla de la tremenda dureza de una migración interna desde las poblaciones del interior agrícola del país a la ciudad, pero una ciudad caótica en la que los que viven bien son los colonos ingleses. Los inmigrantes analfabetos, que en sus comunidades gozaban de respeto, en la ciudad viven en la pobreza más absoluta, son meros seres inferiores, son miserables, como miserables son sus sueldos que no alcanzan para que coma toda la familia, por lo que cada día supone una nueva lucha para conseguir algo con que alimentar a los hijos. Así, los numerosos niños sufren muchas enfermedades y son muchas las muertes a edades muy tempranas. Pero, aún pobres, no se despegan de sus costumbres machistas, como la de tener varias esposas o de «heredarlas» cuando el hermano muere y acaban todos viviendo alquilados en la misma mísera habitación.

Un tema que se apunta en la novela es la evolución del propio país que al cabo de los años va viendo cómo los ingleses se van yendo a la guerra, para la que secuestran —sí, secuestran— a los negros y los llevan a pelear, sin que ellos lleguen a entender nunca por qué ni por quién luchan, y acaban en los distintos países que están en vías de descolonización o en Europa, en plena en Segunda Guerra Mundial. Más tarde comenzarán a verse conatos de revueltas, en las que algunos nigerianos se plantean también la descolonización de Nigeria.

Junto a esos acontecimientos de importantes consecuencias, la modernización del país supone que los hijos ya nacidos en la ciudad no asumen las costumbres de los padres y les exigen su apoyo económico, aun no teniendo qué comer, para ir a estudiar al extranjero, con lo que las perspectivas de que serán los hermanos mayores los que se hagan cargo de los pequeños y también de sus padres, como es costumbre, se esfuman dejando a los padres atónitos y tremendamente apesadumbrados.

El tema más tremendo que se deduce de estas vidas es el de las fatales consecuencias del analfabetismo en todos los órdenes de la vida, desde los más difíciles de erradicar que son las creencias que van en contra de ellos mismos —sobre todo de las mujeres—, hasta muchas situaciones por las que pasan que no resisten un mínimo análisis racional.

Y las mujeres siempre sobreviviendo a pesar de cargar con lo más duro, una maternidad múltiple que a pesar de «las delicias» que supone, literalmente las mata, aunque no se atrevan a pensar tal cosa.

Estupenda lectura de una escritora africana que sabía bien de lo que hablaba, pues fue emigrante en Inglaterra y cuando se divorció se hizo cargo de sus cinco hijos sin ningún apoyo. Una mujer que consiguió salir del analfabetismo —su marido le destrozó el primer libro que escribió— y dejó constancia en varias de sus obras de la durísima vida de las mujeres nigerianas.

Más que recomendable lectura que nos enseña mucho de culturas totalmente alejadas de las nuestras y que, sin embargo, tenemos tan cercanas en nuestras ciudades hace ya años.

Buchi Emecheta

Buchi Emecheta (Lagos, Nigeria, 1944-2017) fue una valerosa mujer que, a pesar de tener todo en su contra, compatibilizó trabajo, crianza de cinco hijos sin apoyo del padre y estudios universitarios. Es una de las autoras africanas más reconocidas en la actualidad. Fue invitada a numerosas universidades estadounidenses y de su país donde sus libros forman parte de los textos escolares. Símbolo del feminismo negro que ella denominaba «mujerismo», que difiere del feminismo, entre otras cosas, en la diferencia que impone el hecho de ser negras. «Las mujeres negras de todo el mundo deben unirse y volver a examinar el modo en que la historia nos ha retratado», dijo. Aunque muchos de sus reconocimientos le han llegado tarde, en 2005 le fue otorgada la Orden del Imperio Británico. Ahora que sabemos de ella, sin duda, la seguiremos leyendo.

Publicado por Paloma Martínez.

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