Título: El hombre que hablaba serpiente Autor: Andrus Kivirähki
Páginas: 492 pág.
Editorial: Impedimenta
Precio: 24,95 euros
Año de edición: 2017
Osos libidinosos que seducen a las mujeres del pueblo, piojos gigantes aficionados a la natación, un sapo volador, una serpiente con mucho carisma, búhos que vigilan, pastores que ordeñan a las lobas, doncellas que se azotan dulcemente a la luz de la luna, misteriosos elfos, predicadores fanáticos, druidas fundamentalistas, caballeros de hierro... esos curiosos personajes y muchos más pueblan este atractivo libro de fantasía, situado en un bosque en una Estonia imaginaria, pero ubicada en la Edad Media, en la que las viejas tradiciones y leyendas están todavía vivas y pueden verse al salir de casa.
En ese mundo, primitivo y de prodigios, vive Leemet con su familia de cazadores-recolectores, un muchacho que es la última persona que sabe hablar el serpéntico, un idioma ancestral y maravilloso, que le permite comunicarse con los ofidios y dar órdenes al resto de animales, que se ven obligados por una fuerza mágica a obedecerlas aunque no quieran. A medida que los habitantes del bosque se han ido trasladando a la ciudad, han ido perdiendo la conexión con la naturaleza, ya no tienen ese poder y su vida ha cambiado. Nuestro joven protagonista tendrá que encontrar la manera de sobrevivir y de que su conocimiento no se pierda.
Una obra de fantasía desbordante, amena y bien escrita, que sumerge al lector en otra realidad, mágica y cargada de simbolismo. Un libro que no tiene nada que envidiarle a los de Tolkien, Ende o Twain, lleno de imaginación y creatividad, en el que el lector va de sorpresa en sorpresa como un viajero por un país exótico, para darse cuenta al final de que esa tierra imaginaria simboliza la realidad nuestra de cada día. La narración toma muchos elementos del folclore y las tradiciones estonias, tal y como explica en un interesante posfacio la traductora. Un texto que es a la vez un libro de ciencia ficción, una fantasía, una leyenda mitológica, una novela de crecimiento, una de aventuras, una publicación ecologista, un relato mitológico, una fábula moral y un cuento para ese niño que todos llevamos dentro.
Esta fantasía épica retrofuturista ha tenido un éxito espectacular de ventas en Estonia. Una empresa de juegos del país ha lanzado un juego de mesa basado en el texto y corre el rumor de que eran tantos los turistas del país báltico que visitaban Egipto con un grueso volumen azul con una serpiente en la portada, que los hosteleros creyeron que se trataba de una nueva versión de Nuevo Testamento en lengua vernácula y se dice que un profesor universitario se interesó por un original para traducirlo.
Como ejemplo, veamos algunas frases de los 38 capítulos, enjundiosos y llenos de peripecias, que componen el libro: «La vida es así; todas las cosas llegan a su fin. Hay algunos árboles donde las lechuzas han anidado durante cientos de años y, sin embargo, en algún momento lo dejan vacío, no regresan allí», «Una persona cree en duendes y visita el bosque sagrado, y otra cree en Jesús y va a la iglesia. Es solo una cuestión de moda. No sirve de nada involucrarse con un solo dios; son más como broches o perlas, solo para decorar. Para colgar del cuello o para jugar», «Las cosas desagradables son como la lluvia: a veces nos visitan, pero no tiene sentido preocuparse por ellas mientras brilla el sol. Y de todos modos, puedes protegerte de la lluvia, y muchas cosas que parecen desagradables desde lejos no son tan terribles vistas de cerca», «Pero así tenía que ser, porque la muerte de un árbol podrido siempre es rápida: una sacudida violenta y se cae. […] Por un tiempo hay un espacio en la cubierta forestal, pero pronto el espacio se llena con un nuevo crecimiento, como si nada hubiera pasado».
Un libro fascinante en su riqueza, lleno de ideas, que entretiene y asombra a partes iguales y que, por añadidura, está bien escrito. El estilo es ágil e impulsa a seguir leyendo, la prosa, ligeramente elegante y algo erudita, se adapta al tema tratado como un guante. Las frases cortas, que hacen avanzar la acción se alternan con las reflexivas, más largas y alambicadas. Por otro lado, la obra tiene, un cierto tono irónico, o autoirónico, que resulta refrescante, muy de agradecer, y delata un sano sentido del humor, según parece una de las señas de identidad del pueblo estonio. Una obra atrevida, muy original, colorida y atrayente, que hará las delicias de los aficionados a la ciencia ficción y la fantasía. Muy interesante.
La excelente traducción (no sé estonio, pero el resultado es magnífico) directa del original es obra de la almeriense Consuelo Rubio Alcover, que ha estudiado Filología Inglesa y Alemana en la Universidad de Valencia y ha completado su formación con un máster en la Universidad de Tartu. Por esta traducción fue nominada al Premio Nacional de Traducción convocado anualmente por la fundación estonia Eesti Kultuurkapital.
Andrus Kivirähk (Tallin, 1970) es un escritor estonio. Estudió periodismo en la Universidad de Tartu. Empezó a publicar a los 25 años, pero fue su segunda novela la que le lanzó a la fama. Titulada «Rehepapp ehk November» (El viejo Barny o noviembre), que vendió más de 25 000 ejemplares y se convirtió en el libro estonio más exitoso. Su tercer libro, «El hombre que hablaba serpiente», es otro superventas en su país. Ha publicado hasta ahora cuatro novelas y once libros para niños. Colabora habitualmente con sus columnas en el diario Esti Päehvalet.
Sus obras se han traducido a más de catorce idiomas y ha ganado un total de veinticuatro premios literarios, entre los que destaca Le Grand Prix de l'Imaginaire por «El hombre que hablaba serpiente» a la mejor novela extranjera publicada en Francia.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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