viernes, 8 de febrero de 2019

La danza de los demonios - Esther Singer Kreitman


Título: La danza de los demonios
Autor: Esther Singer Kreitman
  
Páginas: 376
  
Editorial: Xordica editorial

Precio: 22,95 euros

Año de edición: 2018


- ¿Qué llegaré a ser yo, papá? 
- Una niña no necesita llegar a ser nada.

¿Puede haber algo más terrible que esta respuesta de un padre a su hija? No es difícil imaginar que la tremenda aseveración determinará la vida de la niña, de la adolescente y la mujer en que se convertirá esa hija para la que nada está pensado, nada que ilusione a nadie, nada que suponga un futuro esperanzador por el que luchar y trabajar. Simple y llanamente su futuro será convertirse en una mujer que se case con alguien conveniente para la familia y que se dedique, tras haber servido a sus padres y hermanos varones, a hacerlo con quien sea su marido y a criar a sus hijos.

La historia se repite constante y machaconamente. Si hace pocos días en este mismo blog quedaba constancia en la reseña de «Afsaneh» de cómo diversas mujeres iraníes vivían su tremendo destino de miedo, soledad, violencia y sumisión; si hace menos días también en este mismo blog quedaba patente la dependencia absoluta de la mujer africana de los caprichos del hombre todopoderoso El diablo en la cruz»), ahora traemos otro ejemplo más de una sociedad tradicional, diferente pero también tremendamente ligada a la religión, que coloca a la mujer en un «no lugar» puesto que nada es y nada le pertenece. Ni siquiera tiene derecho a soñar lo que podría ser de mayor, porque no tiene futuro.

Esta situación y su vivencia como niña, luego joven adolescente hasta convertirse en joven esposa casada por conveniencia y sin amor, es lo que nos cuenta una pionera de la narrativa moderna en lengua yidis, Esther Kreitman

En esta novela, que hasta el año pasado no había sido traducida al español, la autora innova en el tema y también innova en la manera de narrar. Lo que ahora es tan común –podríamos decir que está de moda- la autobiografía, ficción autobiográfica o como quiera denominársele, no era algo habitual en el año en el que se publicó, 1936. La autora se esconde relativamente tras su protagonista Deborah, que sufre lo que ella vivió con enorme dolor y así nos lo transmite: la ausencia de amor maternal, la exclusión de la posibilidad de estudiar, el desprecio por su pretensión de aprender cualquier materia e introducirse en cualquier área de conocimiento, la necesidad de ocultar su participación en una célula de jóvenes comunistas, de la que también se vio excluida muy pronto, el desprecio fraterno, amén de la pobreza que le hacía sentirse también excluida de cualquier ambiente social. 

Su único papel en la familia y en la vida, el único que le estaba reservado, era el de servir. Servir a un padre que vivía en su mundo espiritual rabínico, alejado totalmente de la cotidianidad de su familia –incluida la necesidad de procurarles unos ingresos suficientes para vivir-, servir a una madre, constantemente deprimida y enferma de frustración, servir, en fin, a un hermano cuando aparecía por casa para comer o descansar.

Mientras la narración progresa, aprendemos muchas cosas de la cotidianidad de un hogar rabínico de no muy alta categoría –lo que se evidencia por los pueblos pequeños que atiende o ya en Varsovia por el barrio humilde que le cobija-, cuyos fieles pagan escasamente sus servicios, tanto que es la protagonista la que debe comprar «a fiado» mientras puede convencer con promesas de pronto pago. Cuando se casa, única solución que alcanza a imaginar para salir de la familia, las cosas empeoran.

Un vida dura. relatada con gran honestidad y que nos mantiene vivo el interés por su desarrollo desde la primera página. Bienvenida, Esther Kreitman, al elenco de mujeres importantes rescatadas del olvido, en este caso gracias a la editorial Xordica, a la que aplaudimos por ello.  


Esther Singer Kreitman

Esther Singer Kreitman, nació en Polonia 1891 y murió en Londres en 1954, olvidada y pobre. Era hermana mayor del famoso escritor Israel Yosuha Singer y del aún más conocido, por haber ganado el premio Nobel de literatura en 1978, Isaac Bashevis Singer.


Los tres hermanos narraron sus recuerdos de la casa en la que nacieron, pero mientras para ellos fue un lugar en el que reinaba el espíritu de religiosa bondad de su padre y de amor de su madre, ella, nos la describe como lugar de discriminación, sufrimiento y servidumbre. Versiones opuestas de una ¿misma? realidad. No es que la mirada de la mujer sea diferente –que puede que lo sea en algunos casos- sino que lo que mujeres y hombres viven no es en general equiparable, aunque sea bajo el mismo techo y en la misma familia.
    
Publicado por Paloma  Martínez.

1 comentario:

  1. Estupenda reseña. Pienso escribir una novela nada más y nada menos que para que me la reseñe P. Martínez. Gran sensibilidad y gran criterio

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