miércoles, 18 de diciembre de 2024

Loxandra - María Iordanidu

Título: Loxandra                                                                                                                  Autora: María Iordanidu

Páginas: 256

Editorial: Acantilado
 
Precio: 16 euros

Año de edición: 2018

Esta alegre y vitalista novela, publicada originalmente en 1962, es en realidad la primera sobre los recuerdos familiares de la autora, una griega nacida en la cosmopolita y multicultural Constantinopla de finales del siglo XIX, que a los 65 años publicó ésta su primera novela. Tuvo tanto éxito, que escribió a continuación con Vacaciones en el Cáucaso (1965) y Como pájaros atolondrados (1978), ambas reseñadas ya en este blog.

En esta ocasión, Iordanidu dedica el libro a la figura de su abuela, Loxandra, una gran mujer en todos los sentidos, amplia como un armario, líder de su familia, apasionada y maternal, con mucho carácter, pero también con un gran corazón, protectora, cuidadora, generosa, siempre positiva y tierna, dedicada en cuerpo y alma a su familia y a la interminable lista de parientes que la componían. Al contar la vida de Loxandra, una entregada ama de casa, jefa del clan familiar, nacida hacia 1836, la autora nos cuenta mil cosas sobre la vida y costumbres de los griegos constantinopolitanos. El libro está lleno de música, colores y sabres, la gastronomía es omnipresente en estas páginas y desfilan platos y platos típicos de las cocinas griega, turca e incluso, rusa: lukumi (delicias turcas), mermelada de rosas, hunkiar begandi (berenjena y carne cocida), bami (fruta de una planta de la familia del hibisco), pasturmá (carne secada al aire), lakenda (bonito en escabeche), pilaf (arroz con hortalizas y carne), mahalebi (especia hecha con semillas de cereza), halvás (dulce pasta de sésamo), kóliba (albóndigas tártaras), mezé (comida con marisco)...

El texto arranca así: «Dice Loxandra que vino al mundo en Constantinopla, en tiempos del sultán Abdül-Mecit "que mala muerte tenga". Shhhh, cállate Loxandra, nos perderás». En esa primera frase ya se puede ver la estructura general de la novela: un discurso torrencial, arrollador, con un ritmo muy vivo, basado en frases cortas, mucho movimiento y buenas dosis del sentido del humor. En este libro el tema, lo que se cuenta, parece que se come al estilo, tal es la urgencia de narrar acontecimientos y anécdotas. La familia aparece continuamente y con ella, mil peripecias, curiosas y divertidas. Se incluye un esbozo de la historia turca del siglo XIX y principios del XX, muy ilustrativo y resulta agradable disfrutar de una obra que viene de una cultura que se nota diferente en muchos detalles.

Una selección de frases puede servir de resumen de la novela: «Elenkaki tenía buena memoria y además, sabía leer y escribir», «Busco [...] una mujer en ningún caso intelectual ni sensible, y a ser posible entradita en carnes», «Tu aliento es delicado como helado de cereza...», «Nuestra suerte, decía Confucio, no está en manos de los dioses, sino en manos de quienes nos preparan los alimentos», «El aceite es armero, relojero y curandero», «Altos y esbeltos como cipreses», «Las tres enaguas: la de madapolán, la de alpaca y la de tafetán», «¿Qué significa ser rico? Saber contentarse con poco», «Cada cosa en su momento, como cada mes trae su pez», «Pero con todo y las congojas, la vida sigue siendo dulce», «Para ella, todo era hermoso en la vida y, cuantos más años tenía, más amaba lo que la rodeaba», «Loxandra jamás lloró paraísos perdidos», «De los treinta en adelante, no es fácil que las personas cambien».

Al fin y al cabo, estamos ante una biografía emocional bastante completa de la vida de una ama de casa griega en la Turquía decimonónica. El tema puede ser cómo una mujer dedicada a las labores propias de su sexo y a liderar su familia puede ser feliz gracias a su carácter y a que sabe disfrutar de cada momento y de todo lo que la rodea. Una novela con encanto, fácil de leer, muy agradable y bien escrita, ligera y muy apropiada para descansar de lecturas sesudas y alambicadas. Se disfruta página a página y es muy recomendable para todo tipo de lectores. Una estupenda lectura.

La traducción del griego al español es de la eslavista mexicana Selma Ancira, traductora habitual de Iordanidu, que ya nos resulta casi familiar. En la portada aparece una granada, símbolo de prosperidad y abundancia en Constantinopla.

María Iordanidu (Constatinopla, 1897-1989) fue una escritora griega. Hija de un ingeniero naval, vivió durante 8 años en El Pireo y luego regresó a Estambul, donde estudió en el Colegio Americano. A los 17 años y estando de vacaciones en Batumi (Georgia), entonces perteneciente al Imperio Ruso, de vacaciones invitada en casa de sus tíos, se quedó atrapada allí durante 5 años debido a la Primera Guerra Mundial y a la Revolución de Octubre.

De vuelta en Estambul, trabajó para una empresa comercial estadounidense. A los 23 años se trasladó a Alejandría, se afilió al Partido Comunista Egipcio y se casó con un profesor del Victoria College. Al año siguiente, el matrimonio se estableció en AtenasMaría trabajó en la Embajada Soviética. Después de tener dos hijos, se divorció a los 34 años. Durante la ocupación alemana su casa fue destruida, fue perseguida y enviada a varios campos de concentración.

En su ajetreada vida, aprendió un buen número de idiomas y a la edad de 65 comenzó a escribir y publicar libros novelando su azarosa biografía. Con solo cinco títulos alcanzó la fama y el aplauso de la crítica. Falleció a los 92 años y está enterrada en Nueva Esmirna (Grecia).

María Iordanidu

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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