Título: Curar la piel Autor: Nadal Suau
Páginas: 192
Año de edición: 2023
Hace unos meses, me encontraba a la orilla del mar con mi familia cuando, miré a mi alrededor y ví que éramos los únicos de la playa sin un solo tatuaje. Hasta donde alcanzaba la vista, todo el mundo tenía algo dibujado con tinta en la piel, la mayoría en negro, pero en algunos casos, a todo color: letras, adornos, animales, flores, dibujitos pequeños e indescifrables en la distancia, paisajes, retratos... todo un abanico de imágenes de lo más variadas. Por otro lado y desde el 2022, se admiten personas con tatuajes en la Guardia Civil y en la Policía Nacional, siempre que no contengan mensajes racistas, xenófobos, sexistas, homófobos, que hagan apología de la violencia o que vayan en contra de los valores constitucionales.
Así que parece que el tatuarse ha perdido el estigma social que lo acompañaba hasta hace poco, al menos en occidente. Ya no es algo propio de delincuentes, marineros, legionarios y provocadores; ahora se tatúa todo el mundo. Hay encuestas que nos dicen que hasta un 15 % de españoles declara haberse tatuado alguna vez en su vida y el porcentaje se dispara en adolescentes. Parece además que ir al tatuador tiene algo de adictivo. Varias personas me han contado que empezaron haciéndose un tatuaje pequeño y discreto, en el tobillo, por ejemplo, casi nada, un detalle. Pero al cabo de un tiempo, le apeteció hacerse algo más y así sucesivamente. Una vez que uno empieza, el deseo de decorar la propia piel parece que aumenta.
Otro aspecto de la cuestión que siempre me ha llamado la atención es que la inmensa mayoría de los pueblos primitivos se decoran la piel de una manera u otra: se tatúan, se hacen marcas y agujeros, se la atraviesan con todo tipo de objetos, algunos francamente incómodos y has inverosímiles... en fin, que parece une tendencia universal. Pues bien, este ameno estudio, que ha ganado el Premio Anagrama de Ensayo 2023, trata de responder a esa pregunta tan enigmática: ¿por qué nos tatuamos? ¿qué nos mueve a hacer algo que, aparentemente al menos, parece rebuscado y antinatural?
Suau ofrece ya en el prólogo una explicación corta: dice que se hace tatuajes porque le encanta. Y probablemente, porque es una manera inconsciente de luchar contra el vertiginoso paso del tiempo, contra la caducidad esencial de lo humano. Al tatuarse, el individuo marca su piel, perecedera y mortal, con algo permanente, imborrable y que, si es un signo abstracto, tiene la apariencia de lo ideal, lo no material y eterno. Si es así, puede ser que nos tatuemos para huir de la muerte, porque queremos ser inmortales, al menos simbólicamente.
Desde luego, el tatuaje tiene algo de fascinante. Yo mismo, por ejemplo, creo que nunca me tatuaría, no me gusta, siento cierto rechazo. Sin embargo, cuando veo una piel tatuada, no puedo dejar de mirar el tatuaje, escomo si tuviese un imán para la mirada, luego parece que me gusta mirarlo. ¿Qué ambivalencia extraña es esa? ¿por qué no me gustan los tatuajes en mi piel, pero sí en la de otros?
El autor también menciona las cuatro razones que se han dado clásicamente al noble vicio del tatuaje: la ritual, para celebrar un éxito o llorar una desgracia; la sanadora, relacionada con las culturas chamánicas; la identitaria, que marca la pertenencia a una tribu, una subcultura o un movimiento, y la simplemente decorativa, relacionada con la moda.
Sin embargo, nada de todo esto agota el tema. Lo dicho no nos deja completamente satisfechos y uno tiene la sensación de que la cuestión es mucho más compleja de lo que parece a primera vista. Por eso, en este libro, Nadal Suau nos embarca en una larga indagación, en la que partiendo de lo personal, de su experiencia, analiza todas, o al menos muchas de las facetas de esta fascinante y enigmática operación. Y lo hace con inteligencia y hondura, con sabiduría y tenacidad. Todo empezó cuando, teniendo un solo tatuaje en su piel y dudando a quién encargar el segundo, entrevistó a un experto tatuador y se adentró en su mundo. Conoció las tradiciones que alimentaban su tarea, su filosofía de vida y el poso que deja en una persona eso de dedicarse profesionalmente a tatuar a los demás.
El libro se divide en cinco capítulos y un epílogo, en los que el autor se pregunta ¿por qué empezó a tatuarse?, analiza la experiencia y pensamientos del tatuado, aconseja sobre cómo buscar a un buen tatuador, a un artista, estudia por qué quiere siempre seguir haciéndose tatuajes, explora las consecuencias de ver los tatuajes como un arte ejecutado sobre la propia piel como lienzo, repasa la experiencia de dolor, a veces intenso, que acompaña el tatuarse la piel, describe la fascinación de los grandes tatuajes inacabados entre una sesión y otra, estudia las relaciones el tatuado con los no tatuados que le observan, le critican o le admiran, resume la historia del tatuaje, explica el significado de los que se ha hecho él, menciona diseños, grandes tatuadores, libros, música y mil cosas más, incluyendo digresiones deliciosas, como la de carácter y destino de Don Quijote, y finalmente, esboza unas conclusiones que resumen todo el texto.
Yo todo ello, con abundancia de citas, referencias literarias, pistas para avanzar sobre el tema y una manera discursivo-narrativa de llevar la línea argumental que resulta muy entretenida y amena. El título alude a la profesión de curador en el mundo del arte, el profesional que selecciona los artistas y sus obras, las ordena y dispone para un evento, ya sea una exposición temporal o un museo permanente. Curar la piel es entonces eso, seleccionar que diseños vamos a poner sobre ella, pensar dónde y disponerlos sobre la piel. Además, tiene el significado clásico, tatuarse puede ser también curar algunas heridas o mitigar angustias, quizás la ansiedad mayor, el miedo a la propia muerte.
Un ensayo ameno, profundo y muy completo, sobre una cuestión de palpitante actualidad, el por qué nos tatuamos tanto, por qué nos gusta y nos fascina, por qué es una actividad que o bien aborrecemos o bien adoramos, sin término medio. En fin: ¿por qué el tatuaje? Un ensayo muy resultón y una excelente lectura.
Nadal Suau (Palma, 1980) es un ensayista, crítico literario y profesor de adultos español, doctor en Literatura Contemporánea por la Universidad de las Islas Baleares con una tesis sobre la obra de Cristóbal Serra, un polígrafo mallorquín.
Colabora regularmente en varios medios, como El Cultural, Publishers Weekly, Quadern de El País y Cuadernos Hispanoamericanos, es editor del sello H & O y ha publicado varios libros de ensayo y crítica.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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