Título: Las cosas que perdimos en el fuego Autora: Mariana Enriquez
Páginas: 197
Editorial: Anagrama
Precio: 17,90 euros
Año de edición: 2022 (27ª edición)
Siempre me ha parecido el género de terror, tanto en literatura como en el cine, uno de los más difíciles. Inquietar sin ser ridículo, pretencioso o risible exige mucha pericia, mucho oficio y por eso creo que son muy pocos autores los que consiguen consolidarse como referentes. Mary Shelley, Poe, Bram Stöker, Lovecraft, Ranpo Edogawa, Stephen King y pocos más. Por eso es tan relevante que haya aparecido esta argentina, que sabe lo que hace en ese campo, escribe libros tremendos —salvando las distancias con los maestros clásicos— y progresa adecuadamente.
Este volumen es su segundo libro de cuentos, aparecido en 2016 y que ahora ha alcanzado su vigesimoséptima edición. Reúne 12 relatos de mediana extensión, de unas 16 páginas cada uno aproximadamente, en los que Enriquez explora varios caminos que se adentran en las cosas y temas que nos producen fobia, rechazo. Con ello agranda el género y utiliza todo aquello que genera repulsión: aguas contaminadas, calles sucias, personas deformes o mutiladas, niños asesinados, torturas... un amplio abanico de elementos que irrumpen en la vida cotidiana, cumplen su función y generan atmósferas insanas.
Resultan especialmente incómodos porque parten de situaciones reales, en contextos creíbles, como los extrarradios de Buenos Aires o sus barrios más peligrosos. La realidad de cada día, lo familiar se vuelve aquí siniestro. Cultos satánicos que hacen desaparecer niños, mujeres que se queman a lo bonzo, asesinos en serie que comienzan su andadura siendo niño, un marido que desaparece, una niña que se autolesiona porque una presencia se lo ordena, una casa encantada, un torturador, una chica fascinada por una calavera, un chico que no sale de su cuarto (un hikikimori) y otros casos desasosegantes aparecen en esta obra, en textos que bordean continuamente un agujero central, un algo ominoso y terrible que no se nombra directamente y a veces aparece solo al final. Son historias en las que intervienen además temas sociales, como la depresión, la pobreza, los desórdenes alimenticios, la desigualdad y la violencia de género.
El estilo es espléndido, coloquial y creíble, porque Mariana Enriquez, además de tocar temas que otros ni siquiera rozan, es una buena escritora. Redacta muy bien y sabe poner su estilo al servicio de las sensaciones que quiere causar. Y el resultado final, espléndido y nada tranquilizador. Es de esos libros que es mejor leer acompañado.
Este libro ganó en 2017 el Premio Ciutat de Barcelona en la categoría de literatura castellana por «combinar en sus relatos naturalidad de estilo, sin patetismo melodramático y con dosis de humor negro y ácido, para minar la cotidianidad con subsuelos inquietantes». Ha sido además muy bien acogido por la crítica, se ha traducido a quince idiomas y se ha convertido en un pequeño superventas que no para de reeditarse.
Una obra muy original, inquietante y muy meritoria, imprescindible para amantes del género y muy recomendable para lectores adultos.
Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) es una escritora y periodista argentina. Nació y creció en Lanús, una ciudad del Gran Buenos Aires, entre las historias y las supersticiones de su abuela, natural de Corrientes. Más tarde, su familia se mudó a la ciudad de La Plata, donde estudió Periodismo y Comunicación Social.
Se interesó por el punk y por la literatura de terror, después de leer a los autores estadounidenses del género, especialmente Stephen King y H. P. Lovecraft. A los 19 años, publicó su primera novela, titulada «Bajar es lo peor», que se convirtió rápidamente en un superventas y un libro de culto sobre su generación.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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