viernes, 11 de febrero de 2022

Juan de Mairena - Antonio Machado

 

Título: Juan de Mairena                                                                                                     Autor: Antonio Machado

Páginas: 424

Editorial: Alianza

Precio: 14,90 euros

Año de edición: 2016

En el año trágico de 1936, Antonio Machado publicó «Juan de Mairena». Este original libro es un compendio de las opiniones filosóficas, políticas, pedagógicas y estéticas del poeta sevillano. Juan de Mairena es el yo filosófico del poeta. Para mayor complejidad, Mairena alude reiteradamente a las enseñanzas de su maestro Abel Martín. Ese juego de espejos apócrifos permite la ironía y el distanciamiento: no hay que tomar al pie de la letra a Mairena, que recoge un pensamiento ajeno y lo interpreta a su modo.

El carácter fragmentario de esta obra (aforismos, diálogos y reflexiones) contribuye a quitarle solemnidad y añadirle desenfado. Mairena piensa que el tono dogmático suele ocultar la debilidad de las convicciones. Mejor huir de púlpitos y hablar con las manos en los bolsillos. Lo mejor es la sencillez, evitando lo retórico y afectado. Como profesor de gimnasia, Mairena da sus clases gratuitas de retórica y sofística fuera del horario oficial. Nunca pretende imponer opiniones, sino discutirlas todas. Su método es socrático. Lo importante no es tanto la verdad como el camino para alcanzarla. Ese camino es el diálogo libre y responsable. La de Mairena es una escuela voluntaria de tolerancia. 

Parapetado detrás de esa figura, Machado habla de todo lo humano y divino. Ante todo, la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Así pues, en una república democrática y liberal han de escucharse todas las razones, incluso las del demonio, que tiene carta de ciudadanía. Esencial es la formación: las masas necesitan ser educadas en vez de ametralladas. El culto al soldado desconocido es el símbolo del anonimato de la brutalidad moderna. 

Por supuesto, los sentimientos cambian según las épocas, y eso deberían saberlo los poetas, que creen que basta con sentir para ser eternos. Cuidado también con las banderas: unos las adoran, otros las odian. Mairena reflexiona sobre el comunismo. Un comunismo ateo es un fenómeno superficial. Porque el ateísmo es ante todo una posición individualista e insolidaria. La figura de Cristo representa el triunfo de las virtudes fraternas sobre las patriarcales. En ese sentido, el cristianismo supone un verdadero comunismo.

Lo esencial, sigue hablando Mairena a sus alumnos, es afirmar la existencia del otro y no encerrarse en un subjetivismo estéril. No obstante, la burguesía, con su liberalismo y progresismo, no es una clase social del todo desdeñable. Además, los futuristas deben cuidarse del retroceso de la culata del fusil (sobre todo, en España). Después de todo, los conservadores inteligentes son los que conservan la salud y no la rabia. Machado-Mairena, como se ve, no ahorra la crítica y la autocrítica.

Por lo demás, Mairena tiene malas pulgas, pese a su apariencia seráfica. A menudo, se sume en hondas y silenciosas reflexiones que exasperan a sus contertulios. Tampoco le gustan los patriotas profesionales. Prefiere sin más a los buenos españoles. Y es que las virtudes más hondas anidan en el alma popular. La verdadera patria son los hombres corrientes. Consecuente con este humanismo popular, Mairena detesta el elitismo que divide la sociedad en bárbaros y egregios. No se fía demasiado del futuro, vaticinando guerras terribles por desechar a Cristo y confiar en Nietzsche. Lo esencial para él es afirmar el carácter universal de la dignidad humana porque, como rezan por Castilla, «nadie es más que nadie». Naturalmente, las guerras son estériles. Tras ellas solo quedan en pie las virtudes cínicas o perrunas. 

Antonio Machado se ha convertido en símbolo de la derrota republicana de 1939 y en lo más parecido que tenemos en España a un poeta nacional. Pero al margen de lecturas más o menos mitificadas, Machado fue, además de un gran poeta, un perspicaz prosista, que, sin pretensiones de profeta, acertó las más de las veces. «Juan de Mairena» es la cumbre del pensamiento machadiano. 

Las ideas que contiene son propias de un liberalismo democrático y laico, que era el de la familia del poeta. Un liberalismo de raíces jacobinas, adversario de esa España cerril que «ora y embiste cuando se digna a usar de la cabeza». Don Antonio era profesor. Su prosa es clara, didáctica, admirable. Con un contacto habitual con el pueblo llano, sabía de la importancia de la educación para conseguir una sociedad menos encrespada y guerracivilista. La solución no vendría del cielo, del caudillo por la gracia de Dios, por ejemplo, sino de los trabajos y los días de millones de personas anónimas. 

La pedagogía del diálogo y el humanismo igualitario conducen lógicamente a la democracia. Las instituciones representativas son el corolario de una sociedad civil que sabe convivir. En definitiva, Antonio Machado era un pequeño burgués progresista, un radical. Su ideario era similar al de Manuel Azaña. Ya sabemos por quiénes optó Machado en 1936.

Antonio Machado

Antonio Machado (1875-1939) era sevillano. Su familia era culta, liberal y vinculada a la benemérita Institución Libre de Enseñanza. Machado siempre rindió culto al ejemplo moral de Giner de los Ríos (posible modelo de Juan de Mairena, junto con el propio don Antonio). Comenzó como poeta modernista en 1903, luego fue el vate cívico de «Campos de Castilla» (1912), hasta desembocar en la poesía de inspiración popular de «Nuevas Canciones» (1924). A través de sus apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín, Machado se fue zambullendo en la filosofía. Además, su poesía se volvió más densa y pesimista: metafísica. Profesor de enseñanza media (y de francés) en Soria, Baeza, Segovia y por fin, en Madrid, enviudó en 1912 de su adorada Leonor. En 1936, fiel a sus convicciones republicanas, se puso al servicio del gobierno legítimo. Murió en 1939, en el exilio de Colliure. Allí sigue enterrado.

Publicado por Alberto.

3 comentarios:

  1. Muy oportuno Machado y este magnífico comentario sobre Juan de Mairena para estos tiempos que vivimos. Gracias.

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  2. Muchas gracias por el comentario Charli. Juan de Mairena es uno de los ensayos más originales de la literatura española. De lectura obligada. Y además puede leerse abriendo el libro por cualquier página y en el orden que se quiera. Hasta tal punto es un libro liberal en el buen sentido de esta desgastada palabra.

    Un cordial saludo

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  3. Sí, qué pena el desgaste de esa preciosa palabra. Un cordial saludo también para ti.

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