Título: El asesinato de García Lorca Autor: Ian Gibson
Páginas: 496
Editorial: Ediciones B
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 2021
En 1971 el investigador irlandés Ian Gibson publicó en
la mítica editorial antifranquista parisina Ruedo Ibérico su libro «La
represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de García Lorca».
Era un detallado estudio que establecía que García Lorca había sido
ejecutado por las autoridades golpistas de Granada en el contexto de una
represión sistemática que sacudió toda la ciudad y se cobró miles de
vidas. Justo lo contrario de la versión oficial. El libro no se pudo
publicar en España hasta 1979. Por supuesto, un acontecimiento de la relevancia del
asesinato de Lorca siempre será objeto de nuevas investigaciones, ya que
no existe la «historia definitiva». La historia siempre es objeto de
revisiones periódicas.
Los
hechos: a la altura de 1936, Lorca es una de los poetas y dramaturgos
españoles de más éxito. Hijo de una familia de terratenientes granadinos
de ideas liberales, el poeta no milita en ningún partido político. Sin
embargo, comparte plenamente los ideales democráticos y progresistas de
la Segunda República. Firma manifiestos, participa en actos públicos y
hace declaraciones que demuestran sin lugar a dudas su compromiso cívico
con el reformismo republicano. Lorca opta por los perseguidos, rechaza a
la burguesía granadina como la «peor de España» y reivindica la
herencia árabe de su ciudad. Un hombre así no era el predilecto para la
derecha española «fascistizada» de los años 30. Además, era homosexual.
Días
antes de la sublevación militar, el poeta vuelve a Granada.Allí le sorprende el inicio de la Guerra Civil. La ciudad cae en manos de los
facciosos y se desencadena una tremenda represión. El cuñado de Lorca,
Manuel Fernández-Montesinos, alcalde socialista de la ciudad, es
asesinado. Le acompañarán a la tumba innumerables inocentes: concejales,
profesores universitarios, periodistas, profesionales, trabajadores y
masones. Solo en agosto de 1936, 582 personas fueron fusiladas en las
tapias del cementerio granadino. Los asesinos era una horda de
fascistas, policías, militares, guardias civiles y psicópatas dirigida
por el infame coronel Valdés Guzmán, falangista, golpista y gobernador
civil usurpador de Granada, al que ayudan destacados prohombres de la
derecha local. Esta es la circunstancia nada casual ni espontánea del
asesinato de Lorca.
La
casa de la Huerta de San Vicente es visitada varias veces por los
represores, entre los que se cuenta una espeluznante «escuadra negra».
En el último registro, Lorca es insultado y golpeado: le llaman maricón y
rojo, y le tiran por una escalera. Se dice que posee una emisora con la
que se comunica con los republicanos y hasta es posible que con Moscú
(!!!). Asustado, Federico se esconde en casa del poeta falangista Luis Rosales.
Allí se presenta
a los pocos días el ex diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, con una
denuncia contra el poeta. Ruiz Alonso, tipógrafo de profesión, es un
tipo arrogante, violento y bocazas. Católico fanático y amigo de Gil Robles, considera que Lorca ha hecho mucho daño con su pluma. Lo llevan
detenido al gobierno civil. Valdés muy probablemente se pone en contacto
con Queipo de Llano sobre qué hacer con el detenido. Queipo al parecer le
responde que le dé café, mucho café. O sea: que lo mate. Lo sacan para
el barranco de Víznar. El 18 de agosto de 1936, Lorca es paseado con
otras tres personas. Sus restos no han aparecido. Uno de los asesinos,
el cacique Juan Luis Trescastro, se jactaba en los días siguiente de que
a Lorca le «había metido dos tiros en el culo por maricón».
El
libro de Gibson, escrito de manera clara y sencilla, es de lectura
apasionante y un modelo de investigación histórica. En 1966 y 1967 el
irlandés entrevistó a personas que habían sido testigos directos o
indirectos de las últimas semanas del poeta. Completó sus testimonios
con fuentes de todo tipo: cartas, memorias, fotografías, noticias de
prensa e investigaciones de otros autores.
De
esta forma, logró componer un libro que se aproxima a la verdad
(siempre relativa) con admirable precisión. Por ejemplo, un testigo vio
salir a Lorca del gobierno civil granadino esposado a otra persona y
camino del suplicio. El poeta iba hundido, con la chaqueta en la mano,
la camisa arremangada y la pajarita mal puesta. Quizá no fue exactamente
así, porque la memoria individual es falible, pero coinciden las
fechas y otros testimonios. Gibson también entrevistó a Ramón Ruiz Alonso. Negó cualquier participación en el asesinato de Lorca. Después
de la muerte de Franco, ya viejo, escapó a Las Vegas, en donde falleció.
Era el padre de las actrices Emma Penella, Terele Pávez y Elisa Montés. Franco declaró en 1937 que no se había asesinado a ningún poeta. Lo
asesinaron, pero no se olvidó a Lorca. Hoy es el poeta español más
popular y traducido. Un clásico moderno. Sus asesinos son universalmente
aborrecidos.
Ian Gibson
Ian Gibson nació en Dublín en 1939. Desde joven se interesó por la
cultura española y en especial por la vida y obra de García Lorca.
En 1984 obtuvo la nacionalidad española. Trabajador infatigable, nunca
se le agradecerá lo suficiente su dedicación a investigar temas
candentes del pasado español más traumático. A Gibson, además de una
biografía monumental de Lorca, se le deben trabajos de primera categoría
sobre José Antonio Primo de Rivera, las matanzas de Paracuellos del Jarama, el asesinato de Calvo Sotelo, la figura de Dalí y la de Antonio Machado. En todos
estos libros, minuciosamente elaborados, se demuestra lo que es la
profesionalidad de un historiador: no la falsa neutralidad, sino la
objetividad irrefutable del dato comprobado. Gibson sigue investigando.
Publicado por Alberto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario