jueves, 6 de abril de 2023

Principiantes - Raymond Carver

 

Título: Principiantes                                                                                                           Autor: Raymond Carver

Páginas: 320 pág.

Editorial:
Anagrama

Precio: 19 euros

Año de edición: 2010

Pocas ocasiones hay como ésta de entrar en la cocina de un escritor y ver cómo ha ido variando los textos de sus cuentos. Y la ocasión es de oro si hablamos nada más y nada menos que del gran Raymond Carver, uno de los mejores cuentistas que se pueden leer, que dejó una huella amplia y profunda en el género, paradigma del llamado realismo sucio y un trueno de escritor.

Como es sabido, es uno de los maestros de la concisión, del mucho decir en pocas palabras. Para avanzar en el camino del minimalismo, hubo dos editores que le influyeron notablemente, John Gardner y , sobre todo, Gordon Lish. Alguien dijo una vez que donde Gardner le había aconsejado utilizar 15 palabras en lugar de 25, Lish le indicó que usara 5 en vez de 15. Los buenos editores tienen una influencia muy poderosa en los autores que publican, más de lo que se suele creer; muchas veces les hacen coaching, pero este caso parece un poco exagerado.

Carver tuvo siempre una relación de amor-odio con este último editor, que le recortaba los textos sin misericordia. Por un lado, estaba agradecido. «Si tengo alguna posición, reputación o credibilidad en el mundo, te lo debo a tí» le escribió en una carta. Pero por otro lado, se sentía enormemente frustrado. Se han cruzado muchas opiniones sobre si Lish estropeó o mejoró la escritura de Carver; Stephen King, por ejemplo, prefiere los textos originales, pero también es cierto que Carver no sería la gran figura que es sin la influencia de su editor.

Pues bien, tenemos la oportunidad de hacer la comparación nosotros mismos, gracias a que están disponibles en un volumen titulado «Principiantes» los 17 relatos que componen uno de sus libros más logrados: «De qué hablamos cuando hablamos del amor» (1981). En este caso, Gordon Lish le devolvió el original a Carver lleno de modificaciones, tachaduras y enmiendas: en total, redujo el número de palabras a la mitad y modificó la mayoría de los finales. El libro se publicó así y fue un auténtico bombazo.

Pero el autor quedó tan descontento que prometió que algún día publicaría estos relatos con su extensión original. Después de su muerte en 1988, su viuda, la poeta Tess Gallagher, cumplió el deseo de su difunto marido y publicó este libro con las versiones originales en 2009.

En la tabla de abajo, figuran el título original, el título modificado por el editor y el tanto por ciento de palabras suprimidas por Lish, que oscilan entre el 1 y el 78 %, y en conjunto constituyen un 50 %. He puesto en negrita la versión que más me ha gustado en cada caso, aunque es verdad que he notado cierta tendencia a preferir la que he leído primero.

En conjunto, me han parecido mejores 9 de los cuentos originales, 6 de los modificados y en 2 casos, ambas versiones me han parecido aproximadamente igual de buenas. Así que sí, creo que el libro de Carver es superior al de Carver-Lish. Sus relatos son más sugerentes, tienen más aristas y aspectos a considerar; al tener más extensión, el lector se empapa más de la historia y tiene tiempo para dejarse llevar y que se le ocurran más aspectos interesantes de lo que lee. Hay verdaderas obras maestras, como «Por qué no bailáis», «¿Quieres ver una cosa?», «Si ello te place» y el que da título al volumen, «Principiantes».
 
También es verdad que en los relatos podados hay una apuesta más radical y rompedora en favor de un laconismo a ultranza; si era el momento de hacer una revolución, la apuesta más extrema tuvo más efecto y probablemente así estos cuentos han tenido más impacto e influencia. También se extrema la contención, la frialdad, ya que se suprimen algunos momentos en los que los protagonistas muestran explícitamente sus sentimientos, otro punto que da mucho juego en los originales, pero que va en contra de uno de los principios del realismo sucio: objetividad, neutralidad y que la pasión la ponga el contexto.  Y en lo que el editor gana al autor en todos los casos es en los títulos, los modificados me parecen mucho mejores que los originales.
 
En cualquier caso, podéis hacer la comparación vosotros mismos y formaros una opinión. «Principiantes» es un libro muy difícil de encontrar, está agotado, pero se encuentra en bibliotecas públicas de Madrid capital. En cuanto a «De qué hablamos cuando hablamos de amor», se puede comprar o encargar en cualquier librería sin problema.

Por cierto, la traducción de este volumen es excelente y corrió a cargo de Jesús Zulaika Goicoechea (Bilbao, 1948), un gran traductor acostumbrado a producir buenas versiones en español de autores como Martin Amis, William Faulkner o Richard Ford,

Raymond Carver (Clatskanie, Oregón, 1938-1988), es uno de los mejores cuentistas estadounidenses y decir eso, cuando la competencia es tan dura (Fitzgerald, Faulkner, Cheever, Caldwell, Twain...) es decir mucho. Se dice que el cuento es un género típico en los EE. UU. y Carver es un hito fundamental en su evolución.

Es uno de los principales autores del llamado realismo sucio, un movimiento surgido en los años 70 en el que se cultiva el minimalismo, en el que la narración se reduce a sus elemento esenciales dejando al contexto la tarea de completar el sentido de lo que se cuenta.

Hijo de un trabajador de un aserradero, alcohólico y de una camarera, Carver publicó un buen número de cuentos que han fascinado a toda una generación de escritores. Estuvo casado dos veces, fue alcohólico, consiguió dominar la bebida a partir de 1978, pero murió joven de todas formas, a los 50 años, de cáncer de pulmón. En este enlace podéis leer en línea algunos de sus cuentos .

Raymond Carver en su estudio

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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