domingo, 5 de febrero de 2023

El burdeos con cocaína que se bebía en el Vaticano

Anuncio del vino Mariani

A finales del siglo XIX, se popularizó en todo occidente el consumo de cocaína, una sustancia estimulante y vigorizante, muy agradable y analgésica, cuyos efectos devastadores no se conocían todavía. La hoja de coca y sus derivados hicieron verdadero furor entre intelectuales, políticos y la alta sociedad durante unas cuantas décadas.

J. S. Pemberton lanzó la Coca-Cola en 1886, que contenía extractos de nuez de cola y de la hoja de coca (9 milígramos de cocaína por botella), que luego sería sustituida por simple cafeína en 1903. Aparecieron pastas de dientes, jarabes, infusiones y elixires, pero la bebida que tuvo más éxito fue el Vino Mariani, en honor de su fabricante, el ítalo-francés Angelo Mariani (1838-1914), elaborado básicamente a base de vino de Burdeos y cocaína. Apareció un poco antes, en 1863 y grandes figuras, como Arthur Conan Doyle, Julio Verne, Émile Zola, Paul Verlaine, Mark Twain, el zar Alejandro II, la reina Victoria de Inglaterra, el presidente Ulysses S. Grant, los hermanos Lumière, Sigmund Ferud, Thomas Edison y el mísmisimo papa Leon XIII eran apasionados defensores del famoso vinito. Incluso, el Sumo Pontífice prestó su imagen para una campaña publicitaria de la bebida.

Poco a poco, comenzaron a presentarse los efectos adversos. Freud dejó de tomar cocaína en 1896, con 40 años, al notar taquicardias y alteraciones del ritmo cardíaco. Los médicos publicaron estudios sobre sus efectos adversos y el Vino Mariani fue retirado de la circulación en 1914. Para entonces, Angelo Mariani se había hecho millonario. Freud vivió hasta los 83 años y el papa León XIII, hasta los 93. Y es que Julio Verne ya había dejado dicho que podía alargar la vida humana considerablemente.

El papa León XIII junto a una botella del Vino Mariani
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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