sábado, 23 de octubre de 2021

Niños de Sorolla en la playa, ¿exaltación de la pedofilia? - Jorge Llopis

 

Corriendo por la playa (Joaquín Sorolla, 1908)

Desde hace un tiempo y con más intensidad en los últimos meses va ganando terreno una corriente exacerbada de lo correctamente político en el lenguaje, que se va ampliando a otras manifestaciones escritas, culturales y sociales hasta la exageración. La vigilancia del lenguaje para no incomodar (posiblemente) a terceros o no dar pie a interpretaciones rebuscadas conduce a situaciones exageradas que se traducen en establecer lo que de facto es una censura invisible en el lenguaje, a menudo autocensura, acompañada de explicaciones o de justificaciones superfluas para no herir susceptibilidades y evitar criticas. Se llega al extremo conocido de querer revisar hechos históricos para juzgarlos con criterios actuales.

En el artículo que os propongo hoy, interesante y bien construido, el autor nos muestra cómo esas corrientes afectan también al mundo del arte a partir de sucesos sorprendentes, extremos y creo que ridículos. Como ejemplo ilustrativo, baste decir que en 2013 el Museo Meadows de Dallas decidió eliminar en el cuadro de más arriba la figura del niño de la derecha en sus carteles y folletos sobre la exposición de Sorolla que se celebraba entonces, para evitar problemas.

«Niños de Sorolla en la playa,¿exaltación de la pedofilia?».

Jorge Llopis es Tasador Judicial de Arte y Antigüedades, con más de 15 años de experiencia nacional y extranjera. Es historiador, crítico de arte y colaborador en prensa y radio. Ha impartido varios cursos sobre tráfico y falsificación de obras de arte.

Jorge Llopis
 
Publicado por John Smith.

4 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo de Jorge Llopis. Esta censura neopuritana que él denuncia en el mundo del arte se extiende a otros ámbitos como una mancha de chapapote. Desde hace mucho tiempo, pretendidos guardianes de la moral pública se dedican a perseguir todo tipo de manifestaciones que no les entran en la cabeza y que consideran nefastas. De repente, se juzgan con criterios actuales acontecimientos históricos, olvidando que el pasado tiene sus reglas, y la primera es entenderlo en su contexto antes de censurarlo. Tiran estatuas. Quitan placas. Retiran cuadros. Mutilan fotografías (como Hitler y Stalin). En Canadá ciertos colegios organizaron quemas de libros malditos (faltaban Torquemada y Goebbels en la ceremonia). Exigen disculpas ridículas. Es la estupidez al cubo mezclada con ignorancia, demagogia y agresividad. Creen que los criterios de hoy serán los criterios de siempre, ignorando que el cambio también les alcanzará a ellos, y serán en el futuro objeto de pena e irrisión. Las redes sociales han multiplicado la lacra de las indignaciones morales baratas y superficiales. Bastan el brochazo, el insulto o la insidia para destrozar a una persona. Lo mismo la emprenden contra Tintín que contra Sorolla. Descubren que fulano en una ocasión dijo no sé qué y ya lo mandan a la hoguera. Una acusación, que se debe demostrar, se convierte en una demostración irrefutable, que condena al perseguido para siempre en términos morales: una sentencia a cadena perpetua. Los medios agitan todo esto porque saben que es carnaza para las fieras y distrae de los verdaderos problemas. En el fondo, es pan y circo. De todas formas, un mundo feliz en donde reinara completamente la corrección política carecería de pensamiento en un sentido estricto. No podrían existir opiniones individuales y razonadas, ideas, porque estas siempre podrían molestar a alguien. Habría que estandarizar las ideas hasta convertirlas en algo tan romo que ya no serían realmente ideas, que comunican inquietudes y provocan inevitablemente debate, sino simples frases hechas que no molesten a nadie. O sea: no pensar y repetir tópicos. Los aceptados en cada momento. Lo vemos a diario.

    Un cordial saludo.

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  2. Gracias por el comentario abc.
    Creo que hay dos temas a diferenciar. Por un lado, tenemos el neopuritanismo imperante en internet y redes sociales, que provoca absurdos como que la Venus de Willendorf sea censurada por inapropiada, que las obras de arte "indeseables" se estén publicando en OnlyFans (Una web porno de facto) o que las redes sociales no admitan fotos de pezones femeninos... salvo que aparezcan en el cartel de la última peli de Almodóvar. Una barbaridad, consecuencia de que no hay un marco legal satisfactorio en el ciberespacio, a diferencia de otros lugares internacionalizados, como la alta mar, el espacio exterior o el espectro electromagnético.
    Por otor lado, tenemos el revisionismo emocional e impulsivo del pasado. Ahí habría mucho que matizar, el argumento de que no se puede juzgar el pasado con los códigos del presente es en general cierto, pero a veces se usa como comodín defensivo para todo. Es un asunto complejo y embarrado por la política. Hay muchos aspectos que comentar, pero las opiniones contundentes son las que triunfan en la redes.
    Salud y libros.

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  3. Sí, tienes razón Antonio, en el tema histórico el asunto tiene muchos matices, porque el reflejo de la memoria histórica es el revisionismo derechista, y en ambos casos se practica la tergiversación descarada del pasado.

    Saludos y libros.

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  4. Gracias por los comentarios. El articulo y el escrito van dirigidos al neopuritanismo absurdo que acaba en el ridículo. La cita del revisionismo histórico abre otro campo de discusión con puntos en común, pero distinto y mas amplio.

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