sábado, 19 de mayo de 2012

Despidiendo a Carlos Fuentes

 

El martes pasado murió el gran Carlos Fuentes, a los 83 años, ese caballero impecable, correctísimo, de pelo blanco, dotado de una elegancia natural, uno de los escritores mexicanos de primera fila, que se había convertido además en un intelectual de referencia. Pronto descansará en el cementerio de Montparnasse de París, junto a Cortázar, César Vallejo y tantos otros escritores e intelectuales.

Carlos Fuentes (Panamá, 1928-2012), hijo de un diplomático mexicano, recorrió de niño junto a su padre casi toda Latinoamérica y pasó los veranos en la ciudad de México, estudiando en los mejores colegios para no perder el idioma y la cultura de su país. A los 16 años volvió a México, comenzó a publicar artículos, se hizo abogado e inició una carrera literaria en la que tocó casi todos los géneros: novela, relato, teatro, guión cinematográfico, poesía, ensayo...pero ahora prefiero recordar algunos cuentos, artículos y opiniones, claros, comprometidos y atinados, que han hecho de él un autor oportuno, imprescindible en este mundo loco lleno de caos:









Carlos Fuentes

En 1975 fué nombrado embajador de México en Francia y abrió las puertas de la embajada a un gran número de refugiados políticos, especialmente latinoamericanos. A los dos años renunció al cargo por el nombramiento del expresidente Díaz Ordaz como primer embajador de México en España después de la muerte de Franco. Es uno de los escitores más premiados, eterno candidato al Premio Nobel, ganador entre otros del Premio Cervantes y del Príncipe de Asturias

Como despedida, quiero quedarme con el recuerdo de este paseo que nos regaló hace poco por la muy antigua y querida para él tierra mexicana:

 
Publicado por Antonio Rodríguez.

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