Título: ¡Indignaos!
Autor: Stéphane Hessel
Páginas: 60
Editorial: Destino
Precio: 5 euros
Año de Edición: 2011
Este libro, subtitulado «Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurección pacífica», con un magnífico prólogo del inefable José Luis Sampedro, ha sido un superventas en Francia , donde se han vendido más de un millón y medio de ejemplares en unos meses. Ha sido traducido a un buen número de idiomas y en España también se ha convertido en un fenómeno de masas.
Se trata de una arenga, de un alegato contra la indiferencia y el conformismo que intenta recordar los principios políticos que animaron a la resistencia francesa e hicieron que, nada más acabar la Segunda Guerra Mundial, Francia nacionalizase la banca, todo el sector energético, instaurase un sistema de pensiones, una Seguridad Social y acometiese un programa de democracia social y económica. Presenta la indignación como una de las facultades claves del ser humano, la indignación que lleva al compromiso y a la acción, al activismo no violento.
El autor, Stéphane Hessel (Berlín, 1917) es un joven de 93 años que ha sido diplomático, político, fresador, espía, luchador de la resistencia francesa, prisionero de guerra, superviviente de Buchenwald y uno de los 14 redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que la ONU aprobó en 1948. Su apasionante vida está descrita en el libro y aquí podéis leer un resumen.
Me parece un libro necesario en unos tiempos en los que suceden cosas graves que nos afectan a todos en medio de la indiferencia generalizada. Siempre me ha llamado la atención ver cómo hay quien salta por una discusión de tráfico, pero soporta con estoicismo los atropellos más sangrantes sin echarse a la calle. Así que leedlo, indignaos y a ver si somos capaces de hacer algo.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
estoy de acuerdo con la necesidad de indignarnos y me sorprende que esta publicación la estemos leyendo gente por encima de los 50 años, mientras a nuestro alrededor los jóvenes no encuentren motivos para indignarse por ejemplo con una clase política impresentable.
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