miércoles, 10 de agosto de 2022

Ay, William - Elizabeth Strout

 

Título: Ay, William                                                                                                             Autora: Elizabeth Strout

Páginas: 216 pág.

Editorial: Alfaguara

Precio: 18,90 euros

Año de edición: 2022

¡Qué alegría descubrir una novela tan interesante y una gran autora como Elizabeth Strout.  Este libro, tan pinturero, fácil de leer y que da tanto que cavilar, es su octava y penúltima novela, aparecida en inglés en 2021 y traducida rápidamente al castellano en marzo de este año, cuando la acabéis, entenderéis perfectamente las prisas.

Es una obra fenomenal, brillante, enjundiosa y profunda, y al mismo tiempo, se lee muy bien, no es demasiado larga 204 páginas netas, escurridas de dedicatorias y agradecimientos— y sabe a poco, le deja a uno queriendo leer más. Menos mal que hay otras tres novelas protagonizadas por Lucy Barton, que me magino que mantendrán el mismo nivel de interés, porque que son también entregas de una especie de autobiografía de ficción.

Efectivamente, parece que la biografía de Lucy, la voz que narra esta novela en primera persona, no coincide con lo que sabemos de la vida de Elizabeth Strout, pero uno tiene la convicción de que en lo esencial y al menos en la manera de vivir y sentir, tiene que haber mucho de la autora en su personaje.

Con un estilo eficaz, bastante sencillo, muy elegante y sensible, lleno de matices y consideraciones, la narradora nos cuenta su relación con su primer marido, William, cuando su segundo y amado esposo ha fallecido hace poco, y recupera con él una relación de amistad y mucha confianza, aunque conoce sus defectos y carencias perfectamente. Y es que, como dice la autora «Nadie te conoce mejor que tu ex». La historia arranca cuando William le pide a su exmujer Lucy ayuda porque tiene terrores nocturnos y su pareja le ha dejado. Al hilo de esa amistad renovada, Strout disecciona en profundidad la relación de Lucy con William, con la madre de William, la hija de ambos, su propia vida y sus relaciones, en un proceso de introspección gradual asombroso, que va sacando poco a poco a la luz detalles, matices y aspectos de auténtica hondura psicológica. Todo un ejercicio de profundización que resulta apasionante y muy jugoso.

¿Cómo consigue esta mujer que lo que cuenta tenga ese halo de autenticidad tan convincente? Esa es una de sus habilidades, porque no me parece nada fácil imaginar psicologías tan complejas que resulten creíbles. El resultado es que parece que estamos ante una mujer que ejecuta un estriptís mental completo, una mujer sincera, sensible y profunda. La voz que nos habla, sea simulado o real lo que cuenta, tiene la franqueza directa casi exhibicionista de los escritores estadounidenses y la delicadeza europea. Le hubiera encantado a Henry James.

Tiene la costumbre de dirigirse al lector con cierta frecuencia para decirle que ahora tiene que decir esto, que va a contar antes algo que hace falta decir, que luego explicará tal cosa... que hace la narración más cercana y convincente. El tono con el que habla es el de una granda que nos cuenta cosas de su vida con gran sinceridad, pero sin perder la compostura. Siempre hay un punto de contención en el discurso, se evita el melodramatismo desatado, lo que beneficia y mucho cómo queda el resultado final.

La obra está salpicada de preguntas que no son fáciles de resolver, como: «¿Hasta qué punto conocemos a las personas que nos rodean, a las que queremos?», «¿Cuántas veces alguien decide algo de verdad?», «¿Por qué unas personas nos hacen sentir seguras y otras no?», ¿Sabemos en cierto modo quiénes somos, sin saberlo, sin darnos cuenta?«.»

En fin, una novela extraordinaria, muy original y que te deja tocado. Es de esos libros en los que te empapas y de los que luego te cuesta trabajo abstraerte y salir a la vida real. Muy bueno.

La dedicatoria tiene un detalle que me ha encantado. Dedica el libro a alguien, no recuerdo a quién, y luego añade «Y a quien lo necesite. Esto es para tí». Yo, desde luego, me doy por aludido. Necesitaba leer una novela así y más de un pasaje me ha hecho levantar la vista del libro y pensar sobre cosas de mi vida. Una novela soberbia, todo un descubrimiento que os recomiendo sin dudarlo ni un momento: tenéis que leer «Ay, William».

La traducción, impecable en lo que a mí se me alcanza, es de la madrileña Catalina Martínez Muñoz, autora de más de 250 traducciones del inglés y francés.

Elizabeth Strout (Portland, 1956) es una escritora estadounidense. Hija de un profesor de ciencias y de una profesora de inglés, creció en pequeñas ciudades de Maine y New Hampshire, según los destinos de sus padres. Estudió Derecho en Bates College (Maine) y Oxford. En 1982 acabó sus estudios y publicó su primer relato en una revista literaria.

Se mudó a Nueva York y empezó a trabajar como camarera, mientras seguía publicando relatos. Ejerció la abogacía durante seis meses y dedicó siete años a su primera novela larga «Amy e Isabelle» (1998) con la que cosechó un gran éxito, el reconocimiento de la crítica y varios premios. Fue preseleccionada para el Premio Orange, nominada para el premio Faulkner de ficción y adaptada como película para televisión.

Ha publicado ocho novelas más, ha ganado los premios Llibreter, Bancarella, Mondello y en 2009, el Premio Pulitzer con «Olive Kitteridge». Ha impartido cursos de escritura creative en la Universidad Colgate (Estado de Nueva York) y  en la Universidad Queens de Charlotte, de Carolina del Norte.

Sostiene que «No existen las personas aburridas. Realmente, todos somos extraordinarios. Nada me ha fascinado nunca más que la gente». Vive a caballo entre Nueva York y Brunswick (Maine).

Elizabeth Strout

 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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