viernes, 5 de agosto de 2022

Mishima o el placer de morir - Juan Antonio Vallejo-Nágera

 

Título: Mishima o el placer de morir                                                                                   Autor: Juan Antonio Vallejo-Nágera

Páginas: 208 pág.

Editorial: Planetal

Precio: 7 euros

Año de edición: 1978

Este es un libro insólito por varias razones: por el tema, el autor y la fecha de su publicación. El tema es la vida del gran escritor japonés Yukio Mishima, un tradicionalista apasionado hasta el punto de organizar un ejército privado para «defender» al emperador. El autor fue un psiquiatra español aficionado a la escritura, el doctor Juan Antonio Vallejo-Nágera, que cosechó importantes éxitos con sus libros durante la década de los 80. La fecha de publicación del libro es 1978: entonces, resultó muy interesante, ya que en ese momento Mishima (fallecido en 1970) era relativamente poco conocido en España, aunque algunas de sus novelas ya se habían empezado a traducir en nuestro país. Iba camino de convertirse en un clásico. Este libro se adelantó en unos años a la moda Mishima

Vallejo-Nágera, a partir de una lectura cuidadosa de la obra de Mishima y de diversos estudios sobre el escritor y la cultura japonesa, intenta entender el porqué de su trágico final. El 25 de noviembre de 1970, Yukio Mishima, de 45 años, candidato al premio Nobel, escritor excéntrico y genial, asaltó sable en mano y acompañado de cuatro miembros de su «Sociedad del escudo» el cuartel general de las Fuerzas de Autodefensa Japonesas. En lo que se conocería como el «incidente», secuestraron a un general, se atrincheraron en una oficina y ahuyentaron a espadazo limpio a los curiosos. Los revolucionarios vestían un risible uniforme paramilitar diseñado por el propio Mishima (parecía sacado del atrezo de una película de serie z). Desde un balcón, el escritor se dispuso a arengar a las tropas reunidas apresuradamente en el patio. 

Nadie entendía nada. Yukio Mishima, al parecer, deseaba instigar un golpe de Estado para devolverle todo el poder al emperador. Había escrito hasta un manifiesto. Pero su discurso no se oyó debido a los insultos y burlas de los reclutas (―Baja de ahí imbécil― le gritaban, obviamente en japonés). «Creo que es inútil seguir», murmuró apesadumbrado. Así que Yukio se hizo el harakiri con su favorito (¿amante?), Morita. Los otros tres compinches fueron detenidos por la policía. El espectáculo final resultaba entre dantesco y burlesco. Una locura. 

El escritor había nacido en 1925 en una familia de clase media alta algo venida a menos. Su padre, Azusa, muy convencional (por no decir detestable), era nada menos que secretario de pesca, y nunca entendió al superdotado de su hijo. Colmado de honores académicos, Kimitake Hiraoka, que era el verdadero nombre de Mishima, pronto empezó a destacar por su imaginación y capacidad de expresión, tanto oral como escrita.

No fue movilizado durante la guerra ya que le diagnosticaron por error una tuberculosis. Nunca superaría el sentimiento de culpa por no morir por la patria. Tras el conflicto, se convirtió en uno de los jóvenes escritores japoneses más relevantes. Occidentalizado y de ideas vagamente progresistas, Mishima no era precisamente un samurái moderno. Pero en los años 60 viró a la extrema derecha, organizó su ejército particular, el Tatenokai, se enfrentó de palabra con los jóvenes estudiantes de izquierda radical en un mítico debate en la universidad de Tokio y fue deslizándose por la pendiente de una tragicomedia que acabaría en drama. 

Para el doctor Vallejo-Nágera, Mishima es un caso claro de personalidad exhibicionista con elementos sadomasoquistas. Su talento literario era portentoso. Pero su mente estaba torturada por obsesiones malsanas, que le llevaron a fotografiarse como San Sebastián atravesado por flechas, o como un motorista forrado de cuero y tocado con gorra nazi. Arrebatado por el morbo, el escritor llegó a dirigir e interpretar un corto cinematográfico, «Patriotismo» (1966), en donde se hacía el harakiri con tal lujo de detalles que hubo desmayos entre el público. Así era Mishima: un espectáculo en sí mismo. El hombre que quiso hacer de su vida (y su muerte) una obra de arte. Decía identificarse con los militares japoneses golpistas (y suicidas) de febrero de 1936. 

En cuanto a sus radicales posiciones políticas, Vallejo-Nágera niega, como lo hacía el propio Mishima, que fuera un fascista. Pero, de hecho, lo era, aunque con un grado de fantasía considerable. El esteticismo llevado hasta el autosacrificio, el rechazo del mundo moderno, la sociedad militarizada masculina que fundó (posiblemente con un fuerte contenido homoerótico), el culto poético al pasado, la divinización del emperador, junto con la disposición a la violencia y la muerte, apuntan inevitablemente hacia una forma delirante de fascismo. En suma, llevado por sus fantasmas y sus ideales (imposible saber dónde empezaban unos y terminaban otros), arrastró a unos jóvenes estudiantes nacionalistas hacia un final desastroso. En su féretro colocaron una espada para demostrar que moría como un soldado.

El libro toca, además de las peripecias del escritor-soldado, varios aspectos de la cultura japonesa que ayudarían a entenderlo: los sables samuráis o katanas, la última y desesperada sublevación de samuráis en 1877, el teatro (Mishima escribió varias obras) o las cruentas persecuciones de cristianos durante los siglos XVI y XVII. Ante todo, se preocupa de enmarcar la mentalidad de Mishima dentro de una cultura muy alejada de la occidental. En conclusión: lean este ensayo sugestivo, original y bien escrito que propone un análisis psicológico y cultural de un gran artista. Por supuesto, disfruten también de Mishima, un maravilloso escritor cuyo talento nadie discute, pese a sus ideas disparatadas y su narcisismo de tamaño familiar.

Juan Antonio Vallejo-Nágera

Juan Antonio Vallejo-Nágera nació en Oviedo en 1926. De familia burguesa y conservadora, su padre era un germanófilo exaltado. Juan Antonio estudió medicina, se especializó en psiquiatría y publicó varios trabajos sobre su especialidad.

Catedrático de psiquiatría y psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, alcanzó gran popularidad con sus libros divulgativos, sus apariciones en televisión y novelas como «Yo, el rey», que ganó el Planeta en 1985. El doctor Vallejo-Nágera era asimismo un reconocido conferenciante, encuadernador y pintor naif (escribió varios libros sobre el tema). Irónico, culto y elegante, falleció prematuramente en 1990 después de una rápida enfermedad.  

Publicado por Alberto.

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