lunes, 22 de agosto de 2022

La sonrisa olvidada - Margaret Kennedy

 

Título: La sonrisa olvidada                                                                                               Autora: Margaret Kennedy

Páginas: 304 pág.

Editorial: Ediciones del Viento

Precio: 20,90 euros

Año de edición: 2020

Hay libros amables que una vez terminados notas que te han gustado más de lo que creías y que tenían más profundidad de la que parecía tras su agradable y cuidada prosa.

Es el caso de esta «Sonrisa olvidada», que se lee tranquilamente porque no hay, en principio, problemas fuertes que produzcan tensión o sobresaltos y se tengan que resolver de forma inmediata. Y es que todo en esta novela se narra amablemente y con una elegancia que habla de la calidad de la escritora. Es lo que hace que «el nudo» de la narración vaya apareciendo poco a poco.

Los lugares son importantes, al igual que la época, puesto que nos hablan de culturas muy distantes. Se contrapone la Inglaterra burguesa de los comienzos de la segunda mitad del s. XX, con ecos ya lejanos de la guerra, con la misma época en una perdida isla griega, Katitha, prácticamente aislada del mundo si no es por una barca que acerca a los habitantes a otra un poco más grande, donde hacen sus compras, venden sus productos agrarios y recogen el escaso correo que reciben. Llevan tanto tiempo aislados que los pocos nativos que la habitan tienen los mismos rasgos. El aislamiento es causa también de que mantengan unos rituales ancestrales para celebrar la vida y la muerte.

El punto de unión entre los personajes será precisamente la isla en la que se encuentran por una serie de coincidencias. El tratamiento es el clásico de presentarlos al principio, y su definición se irá completando a medida que los acontecimientos y los recuerdos aparezcan. Los principales son:

- Una mujer, Kate, que en su sesentena hizo «un viaje de reposo» en un crucero por las islas griegas cuando las relaciones familiares le resultaban incómodas y se quedó a vivir en una de ellas, cuya parada turística estaba prevista para pasar solo un día. Allí, qué coincidencia, encontró a dos hermanos, antiguos vecinos de su casa, primos hermanos de su marido, Edith y Freddie Challoner, que se habían retirado a la mansión de su familia paterna cansados de la vida inglesa tan vacua y artificial. La acogieron, la invitaron a quedarse unos días y al final se hizo tan necesaria para ellos y se encontraba tan a gusto, que se quedó. Kate es el personaje central y por ello el más trabajado. Una mujer interesante, porque a pesar de la rigidez de las normas sociales en la época en la que nació y pasó su juventud y una vez los hijos fuera de casa, supo ser consciente de que su papel en la familia había pasado de la necesidad a cierto estorbo y esa conciencia fue el primer paso para tomar decisiones importantes.

- Un catedrático de griego, Challoner, especialista en poesía griega antigua, cuyo único mundo era el relativo a las puyas entre investigadores. Un pagado de sí mismo que va a recibir la herencia que le dejan sus tíos, que no son otros que los hermanos Challoner, de los que siempre tuvo mala consideración, y resulta ser que la mansión objeto de la herencia no es otra que la casa en la que vive Kate. Este catedrático es un personaje introducido por la autora con objeto de amalgamar las historias de los otros personajes y se ajusta adecuadamente a lo que pudiera ser en esa época un catedrático de talla científica y poca vida más allá de sus estudios. Cumple su papel en la historia, sin provocar ninguna simpatía porque no deja de ser él mismo a pesar de la experiencia del viaje a la isla. En él derrocha la autora un fino sentido del humor e ironía que se hace extensiva a la crítica de todas las normas de la clase alta inglesa.

- El tercer personaje, Selwiyn Potter, es un hombre peculiar, por torpe y extravagante. Es profesor de griego en activo, en su tiempo había sido alumno del catedrático y al coincidir en el viaje con él, se ofrece como traductor en su viaje a la isla de Kherita para recoger su herencia pues el profesor no entiende el griego moderno. Allí reconocerá a Kate como la madre de una antigua compañera de universidad a cuya casa fue invitado una vez por error. Por un accidente con una mesita que estropeó, fue considerado un patán para el resto de sus días. Pero no hay nada que unas buenas conversaciones no aclaren y una isla sin muchas más personas para charlar hará que conozcamos su complicada historia vital a partir del acercamiento que se produce con Kate, que va poco a poco disolviendo sus prejuicios.

Los hermanos Edith y Freddie, para quienes Kate fue compañía imprescindible en la isla, fueron personas delicadas y amables, con quienes se estableció enseguida una estupenda relación con un intercambio equilibrado de cuidados y afectos, que duró hasta que murieron, momento en el que aparecerán Challoner para ver qué ha heredado y su acompañante, Selwiyn Potter.

La novela va precedida de un prólogo del escritor Óscar Esquivias y una traducción muy cuidada del experto Miguel Temprano García

Una lectura muy agradable, equilibrada y recomendable.

Margaret Kennedy

Margaret Kennedy, nació en Londres en 1896 y murió en 1986. Escritora y dramaturga de éxito en su momento, su obra ya solo puede encontrarse en bibliotecas y librerías de lance, excepto la que se reseña aquí que, afortunadamente, ha rescatado Ediciones del Viento y «La fiesta», que acaba de ser editada por Navona.

Tanto antes como después de la guerra sus obras, novelas, obras teatrales y adaptaciones cinematográficas tuvieron éxito y premios. Extraña la poca información que hay de ella y ni siquiera alguna fotografía que le haga más justicia que la que hemos encontrado. Siempre nos gusta descubrir a un escritor o escritora —siempre son más ellas que ellos— que no conocíamos y más si es «un clásico», como en este caso, así que seguiremos indagando para encontrar otras obras.

Publicado por Paloma Martínez.

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