miércoles, 5 de marzo de 2025

La dependienta - Sayaka Murata

Título: La dependienta                                                                                                         Autora: Sayaka Murata

Páginas: 176

Editorial: Duomo Ediciones

Precio: 16,80 euros

Año de edición: 2018

Keiko Furukura, en su primer año de universidad, entra a trabajar en una tienda de esas que en Japón llaman konbini: «tiendas de conveniencia» que abren las veinticuatro horas y donde se pueden adquirir toda clase de productos para la supervivencia. Vendrían a ser un colmado tradicional español, pero sin límite horario. Y de supervivencia va la novela de La dependienta, de Sayaka Murata. Acostumbrada a no encajar en ninguna parte, para la protagonista convertirse en dependienta la ayudará a comportarse con «normalidad». Debe sobrevivir en sociedad sin entender las reglas tácitas que rigen esa sociedad. Su carácter es práctico, lógico hasta límites absurdos, y ello le ha acarreado numerosos problemas a lo largo de su existencia. A la coctelera se añade un joven con problemas de integración social. En este caso tenemos el reverso masculino de Keiko, si bien su percepción es sustancialmente diversa: cree que seguimos en la Edad de Piedra y el lugar de los hombres es vivir del trabajo de las mujeres.

Sus amigas (en realidad, antiguas compañeras del colegio, con las que guarda más cercanía en la actualidad que cuando se conocieron) están empeñadas en casarla. Ella se siente cómoda con su vida, sus rutinas, su tranquila repetición de pequeños gestos con los que fingirse humana y parte de una sociedad. Ser una dependienta le permite disfrutar de un marco de acción social predeterminado: «Entonces sentí por primera vez que formaba parte del mundo, como si acabara de nacer». Ella se percibe extranjera, alguien que no forma parte de la sociedad y corre el riesgo de ser expulsada. «El mundo normal es un lugar exigente donde los cuerpos extraños son eliminados en silencio». No le queda más remedio que actuar constantemente, ser una actriz de su propia vida. Keiko copia la forma de hablar y las expresiones de sus compañeras de trabajo. Se indigna cuando ellas lo hacen, y muestra sorpresa si detecta en ellas que corresponde y es «normal» mostrar dicha emoción. Se fija en la ropa, cosméticos y complementos que llevan para ir a las mismas tiendas y comprar aquello que puede ser considerado «normal» según su sexo, edad y condición. No entiende, en resumen, cuándo y cómo ser.

Así, La dependienta es la historia de una fingidora. Pero, ¿y si todos somos unos fingidores a los que nos cuesta trabajo entender las normas sociales no escritas, ni ese ente fantasmal que llamamos «persona normal»? ¿Qué es ser normal? Murata se interroga sobre ello y al hacerlo desnuda nuestras contradicciones como sociedad, incluso como especie. ¿Qué nos hace humanos realmente: seguir unas pautas sociales definidas por bases históricas y culturales?

Murata escribe sobre la soledad del individuo al que la sociedad cuestiona, no por sus comportamientos deshonestos, sino por no ajustarse a lo que se espera de esa persona como ser social. De hecho, la hermana de Keiko perdona un adulterio, por muy grave que considere ese acto, en cuanto que responde a patrones sociales que puede comprender. Quizás lo que se esconde tras el control social que ejerce la colectividad (amigos, familiares, medios de comunicación...) sobre la persona es el miedo a la diferencia y a lo incomprensible. Para quien se relaciona con Keiko resulta absurdo e ininteligible que siga soltera. Toda mujer japonesa (¿toda mujer...?) debe casarse. Ha de cumplir una suerte de destino impuesto, universal, reglado, consagrado por la moral y las costumbres, consistente en procrear y perpetuar la especie. ¿Somos meros mecanismos de reproducción cultural? ¿Podemos ser algo distinto en consonancia con nuestra identidad personal, y al margen de cualquier identidad colectiva? En todo caso, sean cuales sean las respuestas a tantas preguntas, La dependienta es una descacharrante novela psicológica y social a partes iguales. Su tono ligero, cáustico, casi cínico, sincero y racional, hacen de Keiko un personaje memorable y maravilloso, digno de una continuación. Resumiendo, una auténtica gozada.

Sayaka Murata

SayakaMurata (Inzai, 1979), ha ganado los más importantes premios literarios de su país, como el premio Yukio Mishima o el premio Akutagawa por La dependienta, que fue un éxito de ventas en Japón y ha sido traducida a gran número de lenguas. Trabajó durante dieciocho años en un konbini (tienda de conveniencia) mientras se dedicaba a la escritura. Hasta hace poco seguía trabajando en la cafetería de su editorial porque, al igual que la protagonista de su novela, eso le proporcionaba la rutina que necesitaba para seguir escribiendo. Desgraciadamente y pese a gozar de una larga trayectoria literaria, de Sayaka Murata solo puede leerse en nuestra lengua la novela que aquí se reseña.

Publicado por José Ángel Gayol. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario