Título: Los días de París Autora: Banine
Páginas: 268 pág.
Editorial: Siruela
Precio: 19,95 euros
Año de edición: 2023
Después de disfrutar de «Los días del Cáucaso», tan fascinantes y divertidos, estábamos esperando que se editara en español el segundo volumen de memorias de Banine y por fin se han traducido «Los días de París» y a fé de buen bibliófago, no me han defraudado.
En este libro, publicado originalmente en francés en 1947 y sin traducido al español hasta ahora, nuestra pizpireta refugiada azerí llega a París, la tierra prometida, con 17 añitos, donde vivirá toda clase de aventuras y aprenderá mil cosas de la vida moderna. Se encuentra tan ilusionada en la capital francesa que todo lo encuentra «joven, divertido, chispeante y magnífico», y prefiere «ser pobre aquí que rica allá».
Estamos en la Ciudad de la Luz, en plenos años 20, en el barrio de Montparnasse, con una de las densidades de genios por metro cuadrado de terraza de café que ha habido nunca. Por allí pululaban y malvivían rusos exiliados de la revolución, como Chagall, Stravinsky y Prokófiev, junto al muy estudioso Lenin, jugando al ajedrez y montando en bicicleta, autores estadounidenses como los Fitzgerald, Hemingway y Henry Miller, y personalidades como Modigliani, Chirico, Picasso, Henri Troyat y muchos otros.
La descripción de la vida bohemia, centrada sobre todo en la vida de un pintor español, José, encantador y anárquico, liado con la hermana de la autora, es jugosa y brillante. El lenguaje es torrencial e intenso, apenas si se demora en descripciones llenas de genio, rápidas como apuntes de pintor, y detrás de estas líneas se adivina una personalidad llena de vida y energía, algo ingenua, pero con el talento suficiente para aprender deprisa qué es la vida.
Por estas páginas circulan personajes tan interesantes como peculiares, sableadores (de dinero) rusos, militares zaristas reconvertidos en bailarines, ascensoristas y chóferes, actrices venidas a menos, artistas de todas las nacionalidades... un elenco internacional, variopinto y atrabiliario. La autora consigue trabajar como modelo y nos regala una interesante panorámica del mundo de la moda y la personalidad de sus compañeras de profesión y la trinidad que les ocupa casi todo el pensamiento: amor, hombres y dinero. Lujomanía y frivolidad en unas páginas brillantes, en las que no falta algún que otro modisto de éxito, como el vasco Balenciaga.
También se dedica un capítulo muy interesante a detallar qué y cómo fue la emigración blanca, el exilio de rusos que huían de la revolución de octubre, a los que el gobierno bolchevique convirtió en apátridas mediante un decreto que les despojaba de la nacionalidad rusa. Muchos, como Bunin no quisieron integrarse en la sociedad francesa, porque les parecía una traición a su patria, e implantaron una pequeña Rusia con escuelas, iglesias, cafés, conservatorios rusos. Años más tarde buena parte de ellos se unirían a la Resistencia.
Y por último, se dedica otra parte del libro a la figura y aventuras de la prima de Banine, Gulnar, dotada de un encanto exquisito y una pasmosa facilidad para cazar hombres, especialmente si son solteros adinerados. Un personaje muy bien caracterizado, con la que la protagonista vive mil aventuras galantes.
En fin, una autobiografía que se lee como una novela bien escrita, en la que cada parte supera en interés a la anterior y que no se puede dejar de leer hasta el final. Un libro espléndido. El texto, estructurado en ocho capítulos y un epílogo, se lee con una facilidad pasmosa, está escrito con la habilidad de un superventas y resulta de lo más encantador. Hay mucha información en cada página, pero está envuelta en un estilo ligero, despreocupado y encantador, que parece fácil, pero que delata el talento de una gran escritora. Es una pena que no escribiese más esta mujer, porque sus libros son encantadores.
Una obra estupenda, digna continuación de «Los días del Cáucaso», muy recomendable para todos los públicos lectores y completamente imprescindible para quienes se han deleitado con la primera parte de las memorias de esta mujer cosmopolita y fascinante.
La traducción del original francés, tan solvente como la de «Los días del Cáucaso», es obra de Susana Pietro Mori, traductora literaria de inglés y francés, y rescatadora de libros olvidados en Defausta.Editorial.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Verdaderamente aun siendo muy lúcida, un punto de enajenación tenía. La descripción de su relación con Grandot (Los días de París) es delirante.
ResponderEliminarNo sé, es posible. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarSalud y libros.