Título: Para Senthuran Autore: Akwaeke Emezi
Páginas: 248
Editorial: Consonni
Precio: 21,50 euros
Año de edición: 2024
Akwaeke Emezi me deslumbró con su novela La muerte de Vivek Oji, el primero de sus libros que cayó en mis manos. Desde entonces he procurado leer todas sus obras disponibles en español y ninguna me ha defraudado. Esta autora está un escalón por encima de la mayoría de escritores que publican hoy en día. Lo tiene todo: una solvencia narrativa más que notable, temas originales que constituyen un verdadero reto, raíces profundas en la cultura de su pueblo, un lenguaje rico y poderoso, seductor y envolvente, las ideas muy claras y una considerable capacidad de trabajo, con 9 libros publicados en 8 años.
En esta ocasión nos ofrece una biografía vital novelada en forma de una serie de cartas, 34 si no he contado mal, dirigida cada una a una persona relevante en su vida: su madre, una amiga, su ex, su pareja, escritores admirados, amigos, amantes... una larga lista de personas con la que entabla un diálogo que nos va revelando su vida, poco a poco. Las misivas son de extensión muy variable, las hay de una sola página y hay otras de siete y hasta ocho páginas. Loa temas que trata son muy variados, pero la mayoría tienen un tono existencialista y tienen que ver con sus estados de ánimo, sus sentimientos, sus depresiones, sus sensaciones y reflexiones.
Emezi es una persona no binaria, trans, que ha abandonado su status inicial de mujer, que se ha sometido a varias cirugías, profundamente creyente en la religión de los igbo, su etnia, y que dentro de ese marco, sabe que está poseída por un ogbanje, un espíritu igbo que se encarna en una persona hasta que muere y entonces, renace en otro individuo. Por algo el libro lleva como subtítulo Memorias de un espíritu negro. Su vida no es nada sencilla, pero todo el texto respira autenticidad y lucidez, de maneras que el lector consigue al final entender la complejidad de su personalidad, y eso constituye toda una experiencia. Por otro lado, Emezi evoca sueños de gran simbolismo, con una fuerza poco frecuente, que resultan convincentes y ayudan a crear la atmósfera general del libro. Hay que hacer notar que el autor, o mejor dicho, el traductor, ha elegido la terminación en «e» para evitar tanto las formas masculinas como las femeninas de las palabras y dice, por ejemplo: «Siendo aún une mocose, no siempre era sincere». Una apuesta arriesgada, pero que funciona. En pocas páginas el lector se acostumbra y la voz narradora adquiere un tinte muy especial.
Algunas citas: «Podemos soportar mucho más de lo que pensamos», «Nunca había sido una mujer», «La muerte siempre ha sido el pensamiento que calma la voraz avalancha de mi cabeza», «Mi madre humana quiere que nuestra relación encaje con la que ella imagina», «Las máscaras son puertas que conducen a verdades más amplias», «Cuando mis adres descubrieron que ya de niñe había empezado a leer el consultorio sexual de las revistas de mi madre porque se me había acabado el material, no tardaron en comprarme libros», «... podemos escribir sin permiso, podemos escribir hacia lo desconocido», «Un obganje es solo un obganke cuando está en un cuerpo humano», «Cuando la gente piensa en el poder, no suele pensar en las consecuencias de ese poder, en lo que pierde, en el precio que tiene que pagar», «Por decirlo suavemente, me estoy muriendo. Es interesante lo lento que es», «El mundo me duele. Mi familia quiere que muera y yo, también», «Todos llevamos dentro un dios», «Tres no humanes juntes en el mismo espacio físico es una fuerza que hace que el mundo pese más en el punto en que nos reunimos», «Lo que quiero decir es que yo era una criatura dulce, me violentaron y entonces, me convertí en un planeta», «Ser sagrado significa que tu vida no es tuya [...] No hay soledad como la de un dios», «Nadie me quiere más de dos años. Los agoto con mi intensidad», «Hemos hablado alguna vez del acto de tatuarnos como una forma de recordarnos lo que somos», «Me alcé en la frontera, me levanté en el borde y lo reclamé como centro. Lo reclamé como centro e hice que el resto del mundo se moviera para venir donde yo estaba» (Toni Morrison).
Una novela potente como pocas, que te arrastra y te lleva a lugares en los nunca habías estado. Una obra impresionante en todos los aspectos, un texto difícil y extraordinario. Un texto electrizante e inspirador, inteligente y sensible, sobre la identidad, las tradiciones, la aceptación del propio cuerpo, el amor, el desamor y el arte de contar historias. Un gran libro. Este autor es dinamita.
La traducción del original en inglés, en mi opinión, muy meritoria, es obra de la traductora y editora bilbaína Arrate Hidalgo.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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