Título: Carnicero Autora: Joyce Carol Oates
Páginas: 424
Editorial: Alfaguara
Precio: 22,90 euros
Año de edición: 2024
Tengo que reconocer que esta poderosa, original y valiente novela me ha sorprendido con su planteamiento, no me lo esperaba. Basada en hechos históricos, aunque mezclados y aliñados convenientemente para mayor realce de la historia, cuenta la vida y milagros de Silas Aloysus Weir (1812-1888), un cirujano poco dotado que llega a ser director del Manicomio Estatal de Lunáticas de Trenton (Nueva Jersey), fundador de la Ginopsiquiatría moderna, la psiquiatría de mujeres vaya, basándose en la idea muy extendida en la época de que la histeria y otras enfermedades mentales de las damas estaban originadas por un útero enfermo y la mejor solución era extirparlo.
También experimentó extirpando los ovarios, el clítoris, la vulva e incluso la lengua, a ver si así se curaban los delirios más locuaces. Tenía pacientes de sobra que no se podían negar a sus intervenciones: internas que eran casos perdidos, esclavas y siervas con contratos que suponían una esclavitud de facto, «la morralla y la quincalla de la Tierra», como él las llamaba. Todo ello le permitió, ocultando los casos que acababan mal, publicar un buen número de artículos y estar bien considerado en ámbitos científicos. La historia se enriquece y gana en complejidad cuando se cruza en su camino una interna muy joven, bella y completamente albina, que le fascina con su encanto y se convierte en su paciente favorita.
Oates, con una narración coral, en la que se suceden e intercalan los testimonios de varios personajes, incluyendo al propio Silas y a la albina Brigit, compone un puzle estremecedor, tremendo y subyugante. Una novela gótica, empapada en sangre y dolor, ominosa y terrible, difícil de olvidar, que no se recrea en los detalles más morbosos y por eso mismo, causa un impacto mayor. Lo más grave del asunto es que, si bien lo que se nos cuenta es ficción, está construida con retazos de realidad y todo lo que cuenta ha podido muy bien suceder, aunque sea en otros lugares y con otros personajes. El médico protagonista es un personaje ficticio, pero está compuesto con las biografías de tres especialistas reales:
- El doctor James Marion Sims (1813-1885), cirujano considerado el padre de la ginecología, inventor del espéculo de Sims, criticado por experimentar operando a mujeres y niñas esclavizadas que no se podían negar a ser operadas.
- El doctor Silas Weir Mitchell (1829-1914), padre de la neurología, que proponía un régimen de descanso, hidroterapia y dietas de engorde para las enfermedades mentales.
- El doctor Henry Cotton (1876-1933), director del Manicomio Estatal para Lunáticos de Nueva Jersey durante 23 años.
Se trata de una historia tremenda, que nos sumerge en la época en la que muchas operaciones se realizaban sin anestesia, no existía la asepsia ni los antibióticos, los cirujanos tenían una formación somera y pocos conocimientos, el tratamiento más frecuentemente aplicado era la sangría y la mujer estaba considerada en muchos ámbitos solo un poquito por encima de los animales.
La obra está redactada con la habilidad de los grandes escritores de superventas, es un texto que impulsa a seguir leyendo sin que nos demos cuenta, se lee cuesta abajo y las cuatrocientas y pico páginas que la componen se despachan muy a gusto en cuatro o cinco días. Oates es una excelente narradora, que sabe contar las cosas en detalle de manera que el relato resulte entretenido. El estilo es espléndido, equilibrado, con ritmo, evocador y sugerente. La información se va dosificando poco a poco. El lenguaje y mentalidad de aquellos años está muy bien reproducido, las situaciones y la vida cotidiana, también. Por eso, la novela tiene el interés adicional de ofrecer un fresco de la mentalidad de la época y de cómo se consideraba a las mujeres. También se proporciona una buena descripción del estado de la Medicina en el siglo XIX, con muchos detalles verdaderamente sorprendentes.
Algunas citas pueden contribuir a describir el tono de esta poderosa novela: «El cirujano debe tener el cerebro de Apolo, el corazón de león y la mano de mujer» (John Bell), «La imagen de una mujer desnuda, incluso parcialmente vestida, resultaba terrorífica para muchos jóvenes cristianos de entonces y Weir era de esa ralea», «Ante la duda, sangradura», «En aquellos tiempos, la medicina era un oficio, no una profesión respetada», «De manera inequívoca, el cuerpo femenino es, en cierta medida, repulsivo cuando se examina muy de cerca», «Las mujeres son más proclives a la locura que los varones, pues la fuente de la histeria está en el útero», «Que mi belleza no me pertenecía como para poder destrozarla, sino que perenecía a mi marido era una lección que tenía que aprender», «Siempre que se decide algo, se hace entre hombres».
En suma, un superventas de calidad, una obra tremenda, una novela gótica, sangrienta y bastante gore, escrita con habilidad y buen estilo. El tema despierta un inevitable rechazo por un lado, pero por otro describe muy bien el espíritu de una época oscura de la Medicina y denuncia una serie de prácticas aberrantes que no debieran volver a repetirse, ni en la más atenuada de las formas.
La traducción del inglés, que a mi modesto entender me parece estupenda, es obra de Núria Molines Galarza, doctora en traducción y profesora de la Universitat de València, con más de 60 traducciones a las espaldas del inglés, francés y alemán.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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